Evangelio según San Lucas 2,16-21.

Los pastores fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre.
Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño,
y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores.
Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón.
Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.
Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Angel antes de su concepción.

Comentario del Evangelio

Santa Gertrudis de Helfta (1256-1301), monja benedictina
Ejercicios Espirituales 1 (trad. adapt. sc©Evangelizo.org)

Rogarás después a la Madre Virginal que te obtenga la renovación perfecta de tu vida. Ella, la rosa venerable, actúe de tal modo en esta gracia, como madre y madrina tuya, que seas con tu conducta una verdadera hija. Ella, la perla del pudor, cubra tu alma con el manto de su pureza y, bajo su dulce protección, la conserve sin mancha para su Hijo el Rey y Señor. Que ella haga inscribir tu nombre en Israel, herencia elegida, para que tu parte esté con los que caminan en inocencia de corazón y tienen siempre al Señor como meta de todos sus caminos (Cf. Sal 15,5-8):

Salve, María, Reina de clemencia, olivo de misericordia, por quien nos ha llegado el remedio de vida: Reina de clemencia, Virgen Madre del vástago divino, por quien hemos recibido el Hijo de la eterna luz, el perfumado vástago de Israel. Ya que por tu Hijo, te has convertido en la madre verdadera de todos los hombres, de los cuales él, tu único Hijo, no se ha desdeñado convertirse en hermano: así ahora, por su amor, recíbeme a pesar de mi indignidad, en tu amor de madre; ayuda a mi fe, consérvala, fortalécela. Y actúa ahora de tal modo como madrina de mi transformación y de mi fe, que seas para siempre mi única y amadísima madre, guardándome siempre afectuosa en esta vida y recibiéndome en la plenitud de tu maternidad a la hora de mi muerte. Amén.


    

Oración de la comunidad

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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