Evangelio según San Mateo 4,18-22.

Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores.
Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres".
Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.
Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.

Comentario del Evangelio

Benedicto XVI, papa 2005-2013
Audiencia general del 14/06/06

Una tradición... narra la muerte de Andrés en Patras, donde sufre el suplicio de la crucifixión. Pero en este momento supremo, de manera análoga a su hermano Pedro, pide ser puesto en una cruz diferente a la de Jesús. En su caso se trata de una cruz en forma decusada, es decir con el palo transversal inclinado, que por eso se la nombra «cruz de san Andrés».

Según una vieja narración, parece que el apóstol habría dicho en esta ocasión: «Salve, oh cruz, inaugurada con el cuerpo de Cristo y llegada a ser ornamento de sus miembros, como si se tratara de piedras preciosas. Antes que el Señor subiera a ti, inspirabas un temor terrestre. Ahora, por el contrario, dotada de un amor celeste, eres recibida como un don. Los creyentes saben, respecto a ti, qué gozo posees, qué regalos tienes preparados. También yo, seguro y lleno de gozo, vengo a ti para que, tú también, me recibas exultante como a aquel que de ti fue suspendido... Oh cruz bienaventurada, que has sido revestida con la majestad y belleza de los miembros del Señor... Tómame y llévame lejos de los hombres y devuélveme a mi Maestro para que, por mediación tuya, me reciba el que me rescató. Salve, oh cruz, sí, en verdad, salve!»

Como se ve hay aquí una espiritualidad cristiana muy profunda que ve en la cruz, no precisamente un instrumento de tortura sino más bien el medio incomparable de una plena asimilación al Redentor, al grano de trigo caído en tierra (Jn 12,24). De ahí debemos aprender una lección muy importante: nuestras cruces tienen valor si son consideradas y acogidas como una parte de la cruz de Cristo, si son un reflejo de su luz. Es solamente por esta cruz que nuestros sufrimientos quedan ennoblecidos y adquieren su verdadero sentido.


    

Oración de la comunidad

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

¡Gracias! 114 personas oraron

5 comentarios

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

loader

Evangelio del día

Me inscribo