La purificación en la comunidad

Queridos amigos:

De qué distinta forma discurre nuestra vida si dejamos de huir de todo lo que nos molesta y desagrada y empezamos a aceptar las cosas desagradables inevitables en nuestra vida, sabiendo que todo contribuye a nuestra madurez y a la purificación de nuestra alma, de forma que el Amor de Dios pueda entrar “en tromba”.

No buscamos aquello que nos produce dolor, lo evitamos en la medida en que podemos, pero ¿Quién podrá evitarnos las muchas dificultades que tiene cada día?

El proceso de madurez de la persona tanto en lo humano como en lo espiritual consiste en saber afrontar los sinsabores, las penas, lo que no nos agrada y no basar nuestra vida en la búsqueda del placer. Hay un sentido mucho más profundo que nos hace felices, por encima de gustos y disgustos. Esta es la pedagogía que emplea San Juan de la Cruz a lo largo de toda su obra y que está basada en su propia experiencia.

Al principio, cuando estamos más inmaduros, vivimos solo para evitar el sufrimiento y cualquier sufrimiento nos amarga la vida. Pero poco a poco, pasando por estos procesos de purificación que Dios dispone para el alma vamos alcanzado fortaleza, ecuanimidad y paz interior, sean cuales sean las circunstancias. Como vemos, todo lo que hace Dios es para nuestra felicidad.

La relación con los demás es una gran fuente de purificación como ya habréis experimentado todos en vuestra vida. Para los que vivís en familia, en una comunidad religiosa, o asistís a un grupo o cualquier otro movimiento, os habréis dado cuenta de qué difícil son las relaciones humanas y cuántos disgustos (aunque también alegrías) nos producen.

Si estamos discerniendo una vocación o estamos en un noviazgo o decidiendo cualquier participación en un grupo por supuesto que tendremos que ver que afinidad tenemos con las personas que lo integran. Lo humano y lo divino van unidos. Pero no perdamos de vista que en cualquier relación humana y en cualquier comunidad encontraremos dificultades, roces, malentendidos... Y todo esto contribuye a nuestro crecimiento y el de los demás. 

Os traigo un texto de San Juan de la Cruz donde expresa esto. Habla de los conventos pero es perfectamente aplicable a otros ámbitos,  pertenece a su obra “Cautelas” y es la tercera cautela, dice así:

"La tercera cautela es muy necesaria para que te sepas guardar en el convento de todo daño acerca de los religiosos; la cual, por no la tener muchos, no solamente perdieron la paz y bien de su alma, pero vinieron y vienen ordinariamente a dar en grandes males y pecados. Esta es que guardes con toda guarda de poner el pensamiento y menos la palabra en lo que pasa en la comunidad; qué sea o haya sido ni de algún religioso en particular, no de su condición, no de su trato, no de sus cosas, aunque más graves sean, ni con color de celo ni de remedio, sino a quien de derecho conviene, decirlo a su tiempo; y jamás te escandalices ni maravilles de cosas que veas ni entiendas, procurando tú guardar tu alma en el olvido de todo aquello. Porque si quieres mirar en algo, aunque vivas entre ángeles, te parecerán muchas cosas no bien, por no entender tú la sustancia de ellas. Para lo cual toma ejemplo en la mujer de Lot (Gn. 19, 26), que, porque se alteró en la perdición de los sodomitas volviendo la cabeza a mirar atrás, la castigó el Señor volviéndola en estatua y piedra de sal. Para que entiendas que, aunque vivas entre demonios, quiere Dios que de tal manera vivas entre ellos que ni vuelvas la cabeza del pensamiento a sus cosas, sino que las dejes totalmente, procúranlo tú traer tu alma pura y entera en Dios, sin que un pensamiento de eso ni de esotro te lo estorbe. Y para esto ten por averiguado que en los conventos y comunidades nunca ha de faltar algo en qué tropezar, pues nunca faltan demonios que procuren derribar los santos, y Dios lo permite para ejercitarlos y probarlos. Y, si tú no te guardas, como está dicho, como si no estuvieses en casa, no sabrás ser religioso, aunque más hagas, ni llegar a la santa desnudez y recogimiento, ni librarte de los daños que hay en esto; porque no lo haciendo así, aunque más buen fin y celo lleves, en uno en otro te cogerá el demonio y harto cogido estás cuando ya das lugar a distraer el alma en algo de ello; y acuérdate de lo que dice el apóstol Santiago: Si alguno piensa que es religioso no refrenando su lengua, la religión de éste vana es (1, 26). Lo cual se entiende no menos de la lengua interior que de la exterior."


Como nosotros también somos una comunidad, os propongo que hagamos hoy un momento de oración pidiendo unos por otros. Hay muchas personas en esta comunidad que pasan dificultades de todo tipo. No dejemos de apoyarnos con la oración.  Elevemos una súplica a Jesús, cada uno en la forma que quiera. 

Amén.

¡Hasta la próxima semana amigos!



Oración de la comunidad

Jesús tu nombre me sana

Jesús, repito tu dulce Nombre, tranquilamente, empiezo a descansar en Ti, confío en Ti. Jesús, Tu sabes que estoy lleno de preocupaciones. Respiro suavemente , repito tu dulce Nombre y pongo todo el peso de mis ansiedades en tu hombro divino. Y ahora apoyo mi rostro en tu regazo y me dejo acariciar por tu mano dulce que me da tanta seguridad. Oigo tu voz suave que me dice que nada tema que Tú estás aquí conmigo. Jesús, Jesús, Jesús...

¡Gracias! 287 personas oraron

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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