22 de diciembre - Séptimo día

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Séptimo día (22 de diciembre)

Séptimo día de la Novena de Aguinaldos es una oportunidad para entonar con dulce voz otro Villancico tradicional.


Tutaina, Tuturumaina

Tutaina tuturumá, Tutaina tuturumaina,
Tutaina tuturumá, tuturumá, Tutaina tuturumaina.

Los pastores de Belén vienen a adorar el niño;
la Virgen y San José los reciben con cariño.

Tutaina tuturumá, Tutaina tuturumaina,
Tutaina tuturumá, tuturumá, Tutaina tuturumaina.

Tres reyes vienen también con incienso, mirra y oro,
a ofrecer (ofrendar) a Dios su bien como el más grande tesoro.

Tutaina tuturumá, Tutaina tuturumaina,
Tutaina tuturumá, tuturumá, Tutaina tuturumaina.

Vamos todos a cantar con amor y alegría,
porque acaba de llegar de los cielos el Mesías!

Tutaina tuturumá, Tutaina tuturumaina,
Tutaina tuturumá, tuturumá, Tutaina tuturumaina.

 


Oración para todos los días

Oración a Dios Padre


Benignísimo Dios de infinita caridad,

que tanto amasteis a los hombres,

que les disteis en vuestro hijo la prenda de vuestro amor

para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen

naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio;

yo, en nombre de todos los mortales,

os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En retorno de él os ofrezco la pobreza, humildad y

demás virtudes de vuestro hijo humanado,

suplicándoos por sus divinos méritos,

por las incomodidades en que nació y

por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre,

que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda,

con amor encendido, con tal desprecio de todo lo terreno,

para que Jesús recién nacido

tenga en ellos su cuna y more eternamente.

¡Amén!



Se reza 3 veces Gloria al Padre... 


Consideración para el séptimo día

Versión original

Representémonos el viaje de María y José hacia Belén, llevando consigo, aún no nacido, al Creador del universo, hecho hombre. Contemplemos la humildad y la obediencia de ese Divino Niño que, aunque de raza judía y habiendo amado durante siglos a su pueblo con una predilección inexplicable, obedece así a un príncipe extranjero que forma el censo de población de su provincia, como si hubiese para Él en esa circunstancia algo que le halagase y quisiese aprovechar la ocasión de hacerse empadronar oficial y auténticamente como súbdito, en el momento en que venía al mundo.


¿No es extraño que la humillación, que causa tan invencible repugnancia a la criatura, parezca ser la única cosa creada que tenga atractivos para el Creador? ¿No nos enseñará la humildad de Jesús a amar esa hermosa virtud? Ah... ¡que llegue el momento en que aparezca el deseado de las naciones, porque todo clama por ese feliz acontecimiento. El mundo sumido en la oscuridad y en el malestar, buscando y no encontrando el alivio a sus males, suspira por su Libertador.


El anhelo de José, la expectativa de María, son cosas que no puede explicar el lenguaje humano. El Padre Eterno se halla, si nos es permitido emplear esta expresión, adorablemente impaciente por dar su Hijo único al mundo, y verle ocupar su puesto entre las criaturas visibles. El Espíritu Santo arde en deseos de presentar a la luz del día esa Santa Humanidad, tan bella que Él mismo ha formado con tan especial y divino esmero.


En cuanto al Divino Niño, objeto de tantos anhelos, recordemos que avanza hacia nosotros, lo mismo que avanzaba Belén. Apresuremos con nuestros deseos el momento de su llegada; purifiquemos nuestras almas para que sean su mística morada, y nuestros corazones, para que sean su mansión terrenal. ¡Qué nuestros actos de mortificación y desprendimiento preparen los caminos del Señor y hagan rectos nuestros senderos!

¡Amén!


Reflexión

En el plan de Dios estaba que Jesús viniera a este mundo sin mucho aspaviento, sin mucho ruido, sin pompas ni platillos.

Dice el Evangelio: “En aquellos días se promulgó un edicto de César Augusto, para que se empadronase todo el mundo”El Emperador César Augusto decretó un censo de todo el mundo civilizado. La Providencia de Dios hizo de esta manera posible lo que ya anunciaba el Profeta Miqueas: “Y  Tú, Belén, tierra de Judá, no eres de ninguna manera el menor entre los príncipes de Judá, porque de ti saldrá un jefe que pastoreará a mi pueblo Israel.”


Dios guía el corazón de los hombres, humildes y poderosos, y traza el curso de la historia como Él quiere; pero los hombres actúan libremente. María y José tuvieron que salir de Nazareth a Belén por decreto del César, pero por decreto último de Dios ellos como personas piadosas nunca pensaron en rechazar la orden del emperador, en un asunto que no era contrario a la voluntad de Dios. Lo realmente impactante es que ni el emperador, ni sus seguidores imaginaban que ellos estaban cumpliendo los propósitos de Dios para la historia de la humanidad, increíblemente ellos estaban colaborando para traer el Reino de Dios a la tierra, un reino que acabaría para siempre con su imperio, su arrogancia, su vanidad y egolatría.


Todos quisiéramos que los niños nacieran en las mejores condiciones, sin embargo Jesús, nuestro Salvador llegó revestido de humildad y pobreza, nació una pequeña aldea, y aceptó la indigencia más absoluta en medio de un pesebre.

En cambio, Dios escogió todo lo que es pobre y sin valor alguno, lo mas modesto e insignificante, para que fuese evidente que sólo la Divinidad ha transformado el mundo. – Federico Suárez, La Virgen, Nuestra Señora.


Dios pudo haber guiado la historia para que su adorado hijo naciera en una gran ciudad, en un palacio, rodeado de abundantes riquezas y que su familia humana fuera de rico abolengo. Sin embargo, Dios gobierna todo, y nada ocurre sin su voluntad. El Niño Dios quiso tomar nuestro lugar, nuestra miseria, y literalmente se despojó de su Gloria y tomó el lugar de un hombre vulnerable. Dios nace en un pesebre de Belén, y por cuna tiene un comedero de animales. A nadie le gustaría nacer en estas condiciones.

No existiendo un lecho donde se le reclinase, el Señor fue colocado en un comedero de animales, y la carencia de las cosas más indispensables se convirtió en la prueba más verosímil de las antiguas profecías. Fue puesto en un pesebre para indicar expresamente que venía para ser alimento, ofrecido a todos, sin excepción. El Verbo, el Hijo de Dios, al vivir en pobreza y yacer en ese lugar, atrajo hacia Sí a los ricos y a los pobres, a los sabios y a los ignorantes. – Federico Suárez, La Virgen, Nuestra Señora.


Esta época de preparación para el nacimiento del Niño Jesús nos recuerda que todas nuestras circunstancias están siendo guiadas y diseñadas por una mano más alta, la de nuestro Dios y Señor

Tenemos un Dios bueno bondadoso y sabio que en todo tiene un propósito para su Gloria y para nuestro beneficio. Para que Jesús naciera en la tierra, el Padre le preparó un pesebre. Si nosotros hubiéramos tenido que prepararle a Jesús un lugar para que naciera, quizá lo hubiéramos hecho de una manera muy distinta. No sé qué palacio hubiéramos ido a escoger; en cambio, Dios buscó un pesebre, una gruta estrecha, sucia, mal oliente, que era morada de animales…

El gusto de Jesús de nacer en un lugar muy pobre, muy humilde, muy pequeño, debe ser para nosotros un consuelo, porque tenemos la seguridad que Él jamás rehusará nacer en nuestros pobres corazones.


Oración a la Santísima Virgen

Soberana María,

que por vuestras grandes virtudes y

especialmente por vuestra humildad

merecisteis que todo un Dios

os escogiese por madre suya,

os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma

y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena

para el nacimiento espiritual de vuestro adorado hijo.

¡Oh, dulcísima madre!

comunicadme algo del profundo recogimiento y

divina ternura con que lo aguardasteis vos,

para que nos hagáis menos indignos de

verle, amarle y adorarle por toda la eternidad.

¡Amén!


Se reza 9 veces Dios te Salve María... 

Gloria al Padre...

 

Oración a San José

¡Oh, Santísimo José, esposo de María y

padre adoptivo de Jesús!

infinitas gracias doy a Dios porque os escogió

para tan soberanos misterios y

os adornó con todos los dones

proporcionados a tan excelente grandeza.

Os ruego, por el amor que tuvisteis al Divino Niño,

me abracéis en fervorosos deseos

de verle y recibirle sacramentalmente,

mientras en su divina esencia

le veo y le gozo en el cielo.

¡Amén!


Padre Nuestro...

Dios te Salve María... 

Gloria al Padre... 

 

Gozos para todos los días

Aspiraciones para la llegada del Niño Dios.


Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

¡Oh, Sapiencia suma
del Dios soberano,
que al nivel de un niño
te hallas rebajado!
¡Oh, Divino infante,
ven para enseñarnos
la prudencia que hace
verdaderos sabios!


Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!


¡Oh, Adonaí potente
que, a Moisés hablando,
de Israel al pueblo
diste los mandatos!
¡Ah, ven prontamente
para rescatarnos,
y que un niño débil
muestre fuerte brazo!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!


¡Oh, raíz sagrada
de José que en lo alto,
presentas al orbe
tu fragante nardo!
¡Dulcísimo Niño
que has sido llamado
lirio de los valles,
bella flor del campo!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!


¡Llave de David
que abre al desterrado,
las cerradas puertas
del regio palacio!
¡Sácanos, oh Niño,
con tu blanca mano,
de la cárcel triste,
que labró el pecado.

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 

¡Espejo sin mancha
Santo de los santos,
sin igual imagen
del Dios soberano!
¡Borra nuestras culpas,
salva al desterrado
y, en forma de Niño,
da al mísero amparo!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 

¡Rey de las naciones,
Emmanuel preclaro,
de Israel anhelo
pastor del rebaño!
¡Niño que apacientas
con suave cayado
ya la oveja arisca,
ya el cordero manso!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 

¡Ábranse los cielos
y llueva de lo alto
bienhechor rocío,
como riego santo!
¡Ven hermoso Niño,
Ven Dios humanado!
¡Luce Dios estrella,
brota, flor del campo!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 

¡Ven, que ya María
previene sus brazos,
do su niño vean
en tiempo cercano!
¡Ven, que ya José,
con anhelo sacro,
se dispone a hacerse
de tu amor sagrario!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 

¡Del débil auxilio,
del doliente amparo,
consuelo del triste,
luz del desterrado!
¡Vida de mi vida,
mi dueño adorado,
mi constante amigo,
mi divino hermano!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 

¡Ven ante mis ojos
de Ti enamorados!
Bese ya tus plantas,
bese ya tus manos!
¡Prosternado en tierra
te tiendo mis brazos
y aún más que mis frases
te dice mi llanto!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 

¡Ven, Salvador nuestro,
por quién suspiramos!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!


Oración al Niño Jesús

Acuérdate, ¡oh, dulcísimo Niño Jesús!

que dijiste a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento

y en persona suya, a todos tus devotos,

estas palabras tan consoladoras

para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente:

"Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado".


Llenos de confianza en Ti, ¡oh, Jesús!

que eres la misma verdad,

venimos a presentarte toda nuestra miseria.

Ayúdanos a llevar una vida santa

para conseguir una eternidad bienaventurada.

Concédenos, por los méritos infinitos

de tu Encarnación y de tu Infancia,

la gracia de la cual necesitamos tanto.

Nos entregamos a Ti, ¡oh Niño Omnipotente!

seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y

de que en virtud de tu Divina Promesa,

acogerás y responderás favorablemente nuestra súplica.

¡Amén!

 

Acción concreta:

Oremos por las familias que se encuentran en condiciones de extrema pobreza, que han sido desplazadas, que están sufriendo la desintegración y la desesperanza; pidámosle al Niño Dios que por su inmenso amor, les dé la oportunidad de encontrar refugio, consuelo, y esperanza.


¡Villancicos, golosinas y alegría a doquier!


La obra de Dios tiene como origen su amor y es esta misma fuente de amor la que justifica transformando al ser humano para que en su modo de valorar las cosas, de pensar, de relacionarse con los demás, y que en su forma de obrar actúe de acuerdo con el proyecto de Dios. – Arquidiócesis de Bogotá, Diciembre 2014

 

Oración de la comunidad

Oración por la Alegría del Mundo

Querido Dios, ¡Tú eres la alegría para el mundo! ¡El Señor de nuestra vida y de nuestra historia, de nuestros gozos y de nuestros momentos de felicidad! Mientras nos preparamos para tu venida gloriosa, también preparamos nuestros corazones para que Tú los moldees a semejanza del tuyo. Tú eres la razón por la que sonreímos todos los días. Eres la razón por la que estoy tan lleno de alegría que quiero ¡cantar alabanzas!, cantarle al mundo todo el bien con que has colmado mi vida y la de mi familia. Padre, el amor, la gracia y la misericordia que has tenido para con nosotros, ha llenado nuestro mundo y nos mantiene la esperanza viva de permanecer contigo cuando llegue la hora en que nos llames a la Casa del Padre. Tú has llenado mi copa a rebosar de alegría, y rezo para que cuando los demás vean, a mi familia o a mí, puedan ver el rostro de tu amor, el rostro de tu bondad y el de tu alegría, ¡el rostro de Jesús! Gracias Padre, por este maravilloso don de la alegría que ha llegado a nosotros a través del nacimiento de nuestro Rey y Salvador, Señor nuestro. ¡Te amamos! ¡Amén!

¡Gracias! 120 personas oraron

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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