21 de diciembre - Sexto día

Imagen principal de la publicación

Sexto día (21 de diciembre)

En este sexto día de la Novena de Aguinaldos reflexionemos con este emotivo Villancico.

 






¡Dios Nos Bendecirá!

Todos nos juntamos con alma navideña,
grandes y pequeños son los bellos regalos.
Con felicidad y amor los recibiremos,

Nos ayudó, nos escuchó, ¡que loado sea!
Y con su amor nos salvará, ¡Dios nos bendecirá!

A quien sufre y mal está, lo acompañaremos,
con amor y honestidad, lo ayudaremos.

Padres, madres, hijos que cantan armonías,
se amarán y abrazarán con mi Redentor.
Y su amor nos salvará, ¡Dios nos bendecirá!

Con su amor nos salvará, ¡Dios nos bendecirá!

Todos nos juntamos con alma navideña,
grandes y pequeños son los bellos regalos.
Con felicidad y amor los recibiremos.

Nos ayudó, nos escuchó, ¡que loado sea!
Y su amor nos salvará, ¡Dios nos bendecirá!

¡Dios nos bendecirá!

 



 





Oración para todos los días

Oración a Dios Padre


Benignísimo Dios de infinita caridad,

que tanto amasteis a los hombres,

que les disteis en vuestro hijo la prenda de vuestro amor

para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen

naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio;

yo, en nombre de todos los mortales,

os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En retorno de él os ofrezco la pobreza, humildad y

demás virtudes de vuestro hijo humanado,

suplicándoos por sus divinos méritos,

por las incomodidades en que nació y

por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre,

que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda,

con amor encendido, con tal desprecio de todo lo terreno,

para que Jesús recién nacido

tenga en ellos su cuna y more eternamente.

¡Amén!



Se reza 3 veces Gloria al Padre... 

 



 




Consideración para el sexto día

Versión original

Jesús había sido concebido en Nazareth, domicilio de José y María y allí era de creerse que había de nacer, según todas las posibilidades. Más Dios lo tenía dispuesto de otra manera, y los profetas habían anunciado que el Mesías nacería de Belén de Judá, ciudad de David. Para que se cumpliese esta predicción, Dios se sirvió de un medio que no parecía tener ninguna relación con este objetivo, a saber: la orden dada por el emperador Augusto de que todos los súbditos del Imperio Romano se empadronasen en el lugar de donde eran originarios. María y José, como descendientes que eran de David, no estaban dispensados de ir a Belén; y ni la situación de la Virgen Santísima, ni la necesidad en que estaba José de trabajo diario que les aseguraba la subsistencia, pudo eximirlos de este largo y penoso viaje, en la estación más rigurosa e incómoda del año.


No ignoraba Jesús en qué lugar debía nacer, y así inspira a sus padres que se entreguen a la Providencia, y que de esta manera concurran inconscientemente a la ejecución de sus designios. Almas interiores, observad este manejo del Divino Niño, porque es el más importante de la vida espiritual: aprended que al entregarse por completo a Dios, ya no se pertenece a sí mismo, y ha de querer en cada instante, solo lo que Dios quiera para él, siguiéndole ciegamente aún en las cosas exteriores, tales como el cambio de lugar dondequiera que le plazca conducirle. Ocasión tendréis de observar esta dependencia y esta fidelidad inviolable en toda la vida de Jesucristo; éste es el punto sobre el cual se han esmerado en imitarle los santos y las almas verdaderamente interiores, renunciando absolutamente a su propia voluntad.


¡Amén!

 



 




Reflexión

El evangelista San Mateo quien da mayor relieve al padre adoptivo de Jesús, subrayando que, a través de Él, el Niño resultaba legalmente insertado en la descendencia davídica y así daba cumplimiento a las Escrituras, en las que el Mesías había sido profetizado como "hijo de David". 

Desde luego, la función de San José no puede reducirse a este aspecto legal. Es un modelo de hombre justo (Mateo 1:19), que en perfecta sintonía con su esposa acoge al Hijo de Dios hecho hombre y vela por su crecimiento humano. Por eso, en estos días alrededor de la Navidad, entablemos una especie de coloquio espiritual con San José, para que él nos ayude a vivir en plenitud este gran misterio de la fe.

Su silencio estaba impregnado de contemplación del misterio de Dios, con una actitud de total disponibilidad a la voluntad divina. – Papa Juan Pablo II - Redemptoris Custos "Custodio del Redentor"


El silencio de San José no manifiesta un vacío interior, sino, al contrario, la plenitud de fe que lleva en su corazón y que guía todos sus pensamientos y todos sus actos.


Un silencio gracias al cual, San José al unísono con María, guarda la palabra de Dios, conocida a través de las sagradas Escrituras, confrontándola continuamente con los acontecimientos de la vida de Jesús; un silencio entretejido de oración constante, oración de bendición al Señor, de adoración a su santísima voluntad y de confianza sin reservas en su providencia.


Dejémonos "contagiar" por el silencio de San José, pues nos es muy necesario, en un mundo a menudo demasiado ruidoso, que no favorece el recogimiento y la escucha de la voz de Dios. En este tiempo de preparación para la Navidad cultivemos el recogimiento interior, para acoger y tener siempre a Jesús en nuestra vida. – Papa Benedicto XVI - Angelus, Diciembre 18, 2005


El ejemplo de San José es una fuerte invitación para todos nosotros a realizar con fidelidad, sencillez y modestia la tarea que la Providencia nos ha asignado. [...] ruego para que aprecien siempre la belleza de una vida sencilla y laboriosa, [...] Que San José proteja a los trabajadores de todo el mundo, para que contribuyan con sus diferentes profesiones al progreso de toda la humanidad, y ayude a todos los cristianos a tener confianza y amor a la voluntad de Dios, colaborando así al cumplimiento de la obra de salvación.– Papa Benedicto XVI - Angelus, Marzo 19, 2006


 




Oración a la Santísima Virgen

Soberana María,

que por vuestras grandes virtudes y

especialmente por vuestra humildad

merecisteis que todo un Dios

os escogiese por madre suya,

os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma

y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena

para el nacimiento espiritual de vuestro adorado hijo.

¡Oh, dulcísima madre!

comunicadme algo del profundo recogimiento y

divina ternura con que lo aguardasteis vos,

para que nos hagáis menos indignos de

verle, amarle y adorarle por toda la eternidad.

¡Amén!



Se reza 9 veces Dios te Salve María... 

Gloria al Padre...

 



 




Oración a San José


¡Oh, Santísimo José, esposo de María y

padre adoptivo de Jesús!

infinitas gracias doy a Dios porque os escogió

para tan soberanos misterios y

os adornó con todos los dones

proporcionados a tan excelente grandeza.

Os ruego, por el amor que tuvisteis al Divino Niño,

me abracéis en fervorosos deseos

de verle y recibirle sacramentalmente,

mientras en su divina esencia

le veo y le gozo en el cielo.

¡Amén!


Padre Nuestro...

Dios te Salve María... 

Gloria al Padre... 

 





 










Gozos para todos los días

Aspiraciones para la llegada del Niño Dios.


 






Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 










¡Oh, Sapiencia suma
del Dios soberano,
que al nivel de un niño
te hallas rebajado!
¡Oh, Divino infante,
ven para enseñarnos
la prudencia que hace
verdaderos sabios!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 









¡Oh, Adonaí potente
que, a Moisés hablando,
de Israel al pueblo
diste los mandatos!
¡Ah, ven prontamente
para rescatarnos,
y que un niño débil
muestre fuerte brazo!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 










¡Oh, raíz sagrada
de José que en lo alto,
presentas al orbe
tu fragante nardo!
¡Dulcísimo Niño
que has sido llamado
lirio de los valles,
bella flor del campo!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 










¡Llave de David
que abre al desterrado,
las cerradas puertas
del regio palacio!
¡Sácanos, oh Niño,
con tu blanca mano,
de la cárcel triste,
que labró el pecado.

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 











¡Espejo sin mancha
Santo de los santos,
sin igual imagen
del Dios soberano!
¡Borra nuestras culpas,
salva al desterrado
y, en forma de Niño,
da al mísero amparo!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 










¡Rey de las naciones,
Emmanuel preclaro,
de Israel anhelo
pastor del rebaño!
¡Niño que apacientas
con suave cayado
ya la oveja arisca,
ya el cordero manso!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 










¡Ábranse los cielos
y llueva de lo alto
bienhechor rocío,
como riego santo!
¡Ven hermoso Niño,
Ven Dios humanado!
¡Luce Dios estrella,
brota, flor del campo!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 










¡Ven, que ya María
previene sus brazos,
do su niño vean
en tiempo cercano!
¡Ven, que ya José,
con anhelo sacro,
se dispone a hacerse
de tu amor sagrario!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 










¡Del débil auxilio,
del doliente amparo,
consuelo del triste,
luz del desterrado!
¡Vida de mi vida,
mi dueño adorado,
mi constante amigo,
mi divino hermano!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 










¡Ven ante mis ojos
de Ti enamorados!
Bese ya tus plantas,
bese ya tus manos!
¡Prosternado en tierra
te tiendo mis brazos
y aún más que mis frases
te dice mi llanto!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!

 










¡Ven, Salvador nuestro,
por quién suspiramos!

Dulce Jesús mío,
mi niño adorado,
¡ven a nuestras almas!
¡ven no tardes tanto!





















Oración al Niño Jesús

Acuérdate, ¡oh, dulcísimo Niño Jesús!

que dijiste a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento

y en persona suya, a todos tus devotos,

estas palabras tan consoladoras

para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente:

"Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado".


Llenos de confianza en Ti, ¡oh, Jesús!

que eres la misma verdad,

venimos a presentarte toda nuestra miseria.

Ayúdanos a llevar una vida santa

para conseguir una eternidad bienaventurada.

Concédenos, por los méritos infinitos

de tu Encarnación y de tu Infancia,

la gracia de la cual necesitamos tanto.

Nos entregamos a Ti, ¡oh Niño Omnipotente!

seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y

de que en virtud de tu Divina Promesa,

acogerás y responderás favorablemente nuestra súplica.

¡Amén!

 



 





Acción concreta:

Trabajemos para construir puentes y encontrar formas de convivencia pacífica en medio de nuestra comunidad, nuestra familia y nuestro ambiente de trabajo. Oremos para que el Niño Jesús nos ayude a convivir unidos en el respeto y en el amor.


 


 



¡Villancicos, golosinas y alegría a doquier!




Jesús nunca actúa solamente por sí mismo; nunca actúa para agradar a los otros. Actúa siempre partiendo del Padre, y esto es precisamente lo que lo une a María, porque ahí, en esa unidad de voluntad con el Padre, ha querido poner también ella su petición. – Papa Benedicto XVI, Septiembre 11, 2006, Altötting




 





 

Oración de la comunidad

Oración por la Alegría del Mundo

Querido Dios, ¡Tú eres la alegría para el mundo! ¡El Señor de nuestra vida y de nuestra historia, de nuestros gozos y de nuestros momentos de felicidad! Mientras nos preparamos para tu venida gloriosa, también preparamos nuestros corazones para que Tú los moldees a semejanza del tuyo. Tú eres la razón por la que sonreímos todos los días. Eres la razón por la que estoy tan lleno de alegría que quiero ¡cantar alabanzas!, cantarle al mundo todo el bien con que has colmado mi vida y la de mi familia. Padre, el amor, la gracia y la misericordia que has tenido para con nosotros, ha llenado nuestro mundo y nos mantiene la esperanza viva de permanecer contigo cuando llegue la hora en que nos llames a la Casa del Padre. Tú has llenado mi copa a rebosar de alegría, y rezo para que cuando los demás vean, a mi familia o a mí, puedan ver el rostro de tu amor, el rostro de tu bondad y el de tu alegría, ¡el rostro de Jesús! Gracias Padre, por este maravilloso don de la alegría que ha llegado a nosotros a través del nacimiento de nuestro Rey y Salvador, Señor nuestro. ¡Te amamos! ¡Amén!

¡Gracias! 115 personas oraron

2 comentarios

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

loader

Novena de Aguinaldos - Novena de Navidad

Me inscribo