100 años en San TOMÍO
En noviembre de 1919, el cardenal Bartolomeo Bacilieri, obispo de Verona, confió a los Misioneros Combonianos (en aquel tiempo llamados "Hijos del Sagrado Corazón de Jesús") el servicio pastoral en San Tomío (Santo Tomás Apóstol), una iglesia de Verona.
San Tomío es uno de los templos más antiguos de esta ciudad del norte de Italia. Ha conocido períodos de esplendor religioso como oratorio, colegiata y parroquia, pero durante la época napoleónica fue cerrado y reducido a sala de teatro. El templo fue reabierto en 1836 al culto cristiano. En 1954, el obispo Girolamo Cardinale, reconociendo el loable servicio prestado por los Combonianos, les concedió “a perpetuidad” la gestión pastoral.
Durante estos 100 años, numerosos Combonianos han realizado servicios pastorales en San Tomío, que los veroneses consideran como un "pulmón espiritual de la ciudad". Actualmente trabajan aquí cuatro padres: Mario Porto, Romeo Ballan (en la foto junto al presbiterio de San Tomío), Benito Buzzacarin y Bruno Tonolli.
Tres aspectos son especialmente cuidados en San Tomío. La Eucaristía, con tres misas diarias y adoración eucarística; el sacramento de la Reconciliación gracias a la disponibilidad de sacerdotes siempre que el templo permanece abierto y la Misión, de la que se habla regularmente en la predicación y en los coloquios personales.
Por intercesión de San Daniel Comboni, oremos por San Tomío, presencia comboniana centenaria en el corazón de Verona, ciudad donde nacieron los institutos misioneros combonianos. Que siga irradiando amor por Cristo y por la Misión.
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6