Queridos amigos: 

Embarcarse en esta aventura de profundizar en los textos de San Juan de la Cruz no es cualquier cosa. He observado que existe una gran atracción hacia los escritos de este santo y a la vez un convencimiento de que es imposible entenderle. No sólo eso. Lo que enseña, lo que vive puede parecernos demasiado exigente, tal vez radical. Incluso los hay que hayan  podido pensar que era tan espiritual que no parecía humano. Sin embargo nadie como San Juan de la Cruz escribió poesías tan hermosas sobre el Amor. 

Llama también la atención   que muchas personas que tuvieron  una experiencia mística profunda, es decir, un encuentro fuerte, una experiencia profunda del Amor de Dios, empezaron a acudir a los escritos de este santo como único consuelo y encontraron en ellos la descripción de lo que estaban viviendo por dentro. 

Se conoce mucho la poesía de este santo pero menos su prosa, sus comentarios sobre sus poemas que son verdaderos tratados espirituales. Es un gran maestro de almas y me atrevería a decir que un gran psicólogo aunque él no lo pretendiera, porque lo que escribió está inspirado por el Espíritu Santo que es el gran médico de las almas.

En esta comunidad de oración trataremos de profundizar en los escritos de este santo ayudados por especialistas que han estudiado y vivido la doctrina de este santo aplicándola a la sanación interior y al crecimiento espiritual.

¿Cuál es el origen de nuestras heridas interiores? Sabemos que es la falta de amor. El Amor de Dios puede sanar nuestras heridas.  Solo el Amor puede curar la carencia de amor, y solo el Amor con mayúscula puede llenarnos, otro tipo de amores solo nos dejarán cada vez más vacíos. Dice San Juan de la Cruz en su dibujo del Monte Carmelo:

“Para venir a gustarlo todo,

no quieras tener gusto en nada.

Para venir a saberlo todo,

no quieras saber algo en nada.

Para venir a poseerlo todo,

no quieras poseer algo en nada.

Para venir a serlo todo,

no quieras ser algo en nada “

Yo aquí veo muchos noes y muchas nadas, ¿verdad? . Pero también veo el TODO.

Esa negación de la que habla San Juan de la Cruz se ha entendido mal y muchas veces se ha explicado mal porque no se ha profundizado en ella, y ha hecho que muchas personas se apartaran de la doctrina de este santo. Al fin y al cabo esa negación no es más que la purificación activa y pasiva de la que él habla y que no es más que vaciar el vaso que somos nosotros para que pueda entrar Dios.

No es apartarse del mundo, de los placeres, de los afectos humanos,  es vivirlos con libertad interior, dejando que el Amor de Dios lo llene todo. Cuando se empieza a vivir es cuando se empieza a entender. No basta con tener el mapa, hay que recorrer el camino.

 El culmen de la sanidad interior solo puede ser la unión con Dios, y por tanto la santidad. El fin de la sanidad es siempre la santidad porque Dios no se queda a medias, quiero dárnoslo Todo.

Pero, por ejemplo ¿tenemos silencio en nuestro interior?  Es posible que todo el día tengamos nuestras neuronas tan llenas de cosas, de personas, de problemas, que nuestro entendimiento no esté libre para escuchar y para encontrar a Dios. Este es uno de los ejemplos aplicables a nuestra vida práctica de la negación de la que habla de San Juan de la Cruz. Podemos observarlo, en nuestro rato de oración diario, tal vez tengamos silencio externo, pero ¿estamos libres afectivamente? o por el contrario ¿somos un vaso lleno que deja que el agua del Espíritu se derrame? Podemos observar esto,  no para culpabilizarnos ni para entristecernos, sino para conocernos, y para empezar a ir dejando  el camino libre para que Dios entre, y sane. A esto nos va a ayudar mucho este santo.

Os dejo el enlace a una charla muy interesante de un carmelita descalzo de Miami, Fray Rafal Abreu que aplica de una forma muy práctica las enseñanzas de San Juan de la Cruz a la sanación interior, espero que os guste:

Las heridas interiores