Día 2 - Junio 28, 2019: Madre del Perpetuo Socorro, Madre mía.
Oración para todos los días
¡Oh, qué consuelo, qué dulzura, qué confianza, qué ternura siente todo mi ser con sólo repetir tu nombre y pensar en ti, Madre Mía!
María dulcísima, María de los pequeños y olvidados, haz que tu nombre sea de hoy en adelante el aliento de mi vida. Cada vez que te llame, Madre mía, apresúrate a socorrerme, pues, en todas mi tentaciones, y en todas mis necesidades propongo no dejar de invocarte diciendo y repitiendo: ¡María, María, Madre Mía!
Bendigo y doy gracias a Dios que te ha dado para nuestro bien ese nombre tan dulce, tan amable y bello. ¡Oh, Madre del Perpetuo Socorro! concédeme la gracia de que pueda siempre invocar tu bellísimo nombre ya que él es el Socorro del que vive y Esperanza del que muere,
¡Amén!
Oración para el Día Segundo
¡Oh, Madre del Perpetuo Socorro! Aquí tienes a tus pies a un humilde servidor que a ti acude y en ti confía. Madre de misericordia, ten piedad de mí. Oigo que todos te llaman Refugio y Esperanza de los pecadores; sé, pues, mi Refugio y mi Esperanza.
Socórreme por amor a Jesucristo, tiende la mano a un servidor caído que a ti se encomienda y se consagra para siempre a ti.
Despierta en mí el entendimiento y en mi corazón la fe, la esperanza y el amor con que tú misma quieres que te mire y te invoque, para avivar una confianza ilimitada en tu socorro.
Meditación del Segundo día - 28 de junio
¡Madre del Perpetuo Socorro, Madre mía!
¿Qué me dice Tu Santa Imagen, oh Madre del Perpetuo Socorro? Que Tú eres mi Madre.
El Hijo de Dios, que es a la vez Hijo Tuyo, descansa en Tus Brazos…
El hijo pecador, que es el hombre, que en el dolor y en el amor fue engendrado al pie de la cruz, reza a Tus Pies. ¡Soy yo!
Jesús busca Su consuelo y socorro en Tu Corazón y aprieta Tus Manos maternales, y Tú, en Ellas, lo recibes y lo llevas con amorosa complacencia… ¡Es Tu Hijo!
Pero al verme rezando a Tus Plantas, cargado de pecados y abatido bajo el peso de tantos males, me miras a mí… ¡y que mirada la Tuya tan dulce y misericordiosa! Sólo las madres miran así… No es extraño pues ¡También yo soy tu hijo!
Madre mía, si no tienes brazos donde puedas llevarme, deja que arrime mi frente a Tu Corazón, y que allí te cuente mis penas y te ofrezca mis plegarias.
Los hijos no necesitan emplear muchas palabras para que las madres se den cuenta de los dolores que los matan y de las penas que los ahogan.
Mírame, Madre mía, y verás en la pupila de mis ojos que estoy triste, que me asfixio entre las sombras y la oscuridad, fijate que la soledad y el aislamiento me afectan, y que sin Ti la vida parece imposible… Jamás he sentido tanta confianza en ti como ahora: Madre mía, sólo Tú me puedes salvar.
¿Me oyes? La fe me confirma que sí y mi corazón halla en este pensamiento un consuelo inefable.
Me oyes, y Tu Corazón maternal se compadece de mis miserias.
Entre tus Brazos tienes a Tu Hijo, hermano mío, Jesús; pídele por mí…
Las oraciones de las madres siempre hallan eco en Su Corazón…
Una madre, con sólo lágrimas silenciosas le pidió que le devolviera al hijo que llevaban a enterrar… y volvió a la vida el muchacho.
Otra madre se echó a Sus Pies y le pidió piedad para su pobre hija que estaba atormentada por el demonio… En aquel mismo instante Satanás abandonó aquella alma que fieramente atormentaba.
¿No serás Tú, Madre del Perpetuo Socorro, menos oída que aquellas madres desoladas? Intercede por mí, ante Tu Hijo, si es para nuestro bien y el de su Eterna Gloria.
Madre mía, estoy en Tus Manos y en las Manos de Jesús.
Meditemos recitando:
- tres (3) « Avemarías » en honor de la Virgen
- dos (2) « Glorias » en honor de San Alfonso María de Ligorio
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro ¡ruega por mí!
Adorado San Alfonso, inspírame el recurrir a María ¡en todas mis necesidades!
Oración Final
¡Oh Salvador mío, Jesucristo! Al contemplarte en brazos de tu Madre, veo que en medio de tu santo temor te proteges en su regazo y me invitas a imitarte, recurriendo yo también a quien es también mi Perpetuo Socorro. Quiero, pues, entregarme a Ella sin restricción alguna.
¡Oh María! Dios ha querido honrarte, proporcionando al culto de tu imagen su virtud milagrosa.
¡Oh! Madre del Perpetuo Socorro, me gusta venir y orar ante tu imagen milagrosa! Tu imagen despierta en mí los más esperanzadores sentimientos de filial confianza hacia ti.
Tu tienes en tus brazos a Jesús, mi Dios y Salvador. Él es el Todopoderoso, el dueño absoluto de la vida y la muerte, el Dador Soberano de todo bien y toda gracia. Y tú, que eres Su Madre, tienes todo el derecho a pedirle y ser escuchada. Bien sabemos que aunque somos pecadores por tu intercesión Jesús no nos niega nada.
Transmíteme ¡oh, Madre del Perpetuo Socorro! confianza ilimitada en tu infinita y poderosa bondad.
¡Amén!
Señor Jesús, que nos diste a tu Madre Santísima para que con el titulo insigne de Madre del Perpetuo Socorro la venerásemos, te suplicamos que los que imploramos con frecuencia su maternal favor, participemos siempre de los frutos de tu Redención.
¡Gracias! 74 personas oraron
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6