SEXTO DÍA: María Auxiliadora y el Papa San Pío V

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La Virgen María siempre ha liderado los ejércitos de Cristo y ha ayudado a ganar sus batallas. Con su poder, hizo que los Reyes Católicos conquistasen Granada en 1492, y que la Liga Santa obtuviera la victoria en Lepanto (1571) y en Viena (1683). El hecho de que exista en las Letanías Lauretanas, la invocación de «Auxilio de los Cristianos» se debe al Papa San Pío V, por la victoria de Lepanto.


En el año de 1571, los mahometanos amenazaban con invadir a toda Europa y acabar con la Iglesia. Venían desde Turquía destruyendo a sangre y fuego todas las poblaciones católicas que encontraban. Y anunciaron que convertirían la Basílica de San Pedro en pesebrera para sus caballos. Ningún rey se atrevía a salir a combatirlos, pero el Papa San Pío V, gran propagador del Rosario, con la energía y el valor que le caracterizaban, mandó a organizar la Liga Santa formada por el Reino de España, los Estados Pontificios, la República de Venecia, la Orden de Malta, la República de Génova y el Ducado de Saboya, y con su bendición los envió a combatir en defensa de la Fe hacia el Golfo de Lepanto.

Puso como condición, para estar seguros de obtener de Dios la victoria, que todos los combatientes fuesen bien confesados y habiendo comulgado. Hizo llegar una gran cantidad de frailes capuchinos, franciscanos y dominicos para confesar a los marineros y antes de zarpar, todos oyeron misa y comulgaron. Mientras ellos iban a combatir en las aguas del mar, el Papa y la gente de Roma recorría las calles, descalza, rezando el Santo Rosario para pedir la victoria. El ejército cristiano estaba dirigido por don Juan de Austria (hermano del rey de España), ocurrencia del Santo Padre al rezar el Último Evangelio de la Misa (Fuit homo missus a Deo, cui nomen erat Ioannes). Los católicos eran muy inferiores en número, flota y armas a los mahometanos.

Los jefes de la armada católica hicieron que todos sus soldados rezaran el Rosario antes de empezar la batalla. Era el 7 de octubre de 1571 a mediodía. Todos combatían con admirable valor, pero el viento soplaba en dirección contraria a las naves católicas y por eso había que emplear muchas fuerzas remando. Y he aquí que de un momento a otro, misteriosamente el viento cambió de dirección y entonces los católicos, soltando los remos se lanzaron todos al ataque.

Don Juan de Austria con los suyos atacó la nave capitana de los mahometanos donde estaba su comandante, Alí Pasha, le dieron muerte a éste e inmediatamente los demás empezaron a retroceder espantados. En pocas horas, obtuvieron la victoria y en Roma, el Papa tuvo una visión de aquéllo, mandando a celebrar antes de que llegasen las noticias, y exclamando:

«No fueron las tropas, no fueron las armas, no fueron los jefes, sino el Rosario de María, lo que nos ha dado la Victoria».

En agradecimiento, el Papa le decretó una nueva fiesta a la Santísima Virgen para el 7 de Octubre: Fiesta de Nuestra Señora de la Victoria, que después pasó a ser Nuestra Señora del Rosario.



Recemos con el Papa San Pío V, llamado "Espada de San Miguel" y "Nuevo Moisés del Catolicismo", pidiendo para nosotros un poco de su Piedad, de su gran virtud de Religión y de su  Justicia:


NOVENA A MARÍA AUXILIADORA DE LOS CRISTIANOS

(Propagada por San Juan Bosco)


1. Rezad durante nueve días seguidos tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias con la jaculatoria "Sea Alabado en todo momento el Santísimo Sacramento", y tres Salves con la jaculatoria "María Auxiliadora de los Cristianos, ruega por nosotros".


El cristiano ora al Señor y también a la que es su Auxiliadora


2. Recibid los Sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía.


El cristiano vive unido a Cristo, a la Auxiliadora de los cristianos y a la Iglesia por los Sacramentos.


3. Os recomiendo que prometáis vuestro donativo o vuestro trabajo personal para sostener obras de apostolado, preferentemente salesianas.


El cristiano, siente que la Auxiliadora le anima a ser apóstol y a sostener las obras de apostolado de la Iglesia de Cristo.

Oración de la comunidad

ORACIÓN A MARÍA AUXILIADORA (Por San Juan Bosco)

Oh María Virgen Poderosa, Tú, grande y preclara defensa de la Iglesia, Tú, singular Auxilio de los Cristianos, Tú, terrible como ejército ordenado para la batalla, Tú, que sola has destruido todas las herejías del mundo, Tú, en nuestras angustias, Tú, en nuestras luchas, Tú, en nuestros necesidades, Protégenos del enemigo, Y en la hora de la muerte, recíbenos en el Gozo Eterno. Amén.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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