Mayo 20: Noveno día: El Inmaculado Corazón de María

Ofrecimiento para todos los días

¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.

¡Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes con que Él es ofendido; y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores.
¡Amén!



Oración preparatoria para todos los días

¡Oh, Santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia¡ te dignaste manifestar en Fátima la ternura de tu Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en tu maternal misericordia y agradecidos por las bondades de tu amantísimo Corazón, venimos ante ti para rendirte tributo con nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente tu mensaje de amor, y en especial la que te pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra tuya y provecho de nuestras almas.

¡Amén!


 

Noveno Día

¡Oh Santísima Virgen María, Madre nuestra dulcísima!, que escogiste a los pastorcitos de Fátima para mostrar al mundo las ternuras de tu Corazón misericordioso, y les propusiste la devoción al mismo como el medio con el cual Dios quiere dar la paz al mundo, como el camino para llevar las almas a Dios, y como una prenda suprema de salvación. Permite, ¡oh, Corazón de la más tierna de las madres! que sepamos comprender tu mensaje de amor y de misericordia, que lo abracemos con filial adhesión y que lo practiquemos siempre con fervor; y que tu Corazón sea nuestro refugio, nuestro consuelo y el camino que nos conduzca al amor y a la unión con tu adorado Hijo Jesús.

¡Amén!



Meditación del Noveno (Último) Día

La vida de Lucía, de Francisco y de Jacinta, los pastorcitos de Fátima, es una historia de gracia y misericordia. En estos niños vemos actuar la misma fuerza paradójica que sella toda la historia de la salvación: la desproporción infinita entre la historia de los soberbios y de los poderosos, con sus esquemas, estrategias y conflictos, y la historia de los humildes que, en la verdad de su existencia, son invitados por Dios a ser fermento de transformación de la humanidad. 

Como videntes de la misericordia de Dios, los pastorcitos enseñarán el mensaje que acogieron a través de sus vidas sencillas. Son constituidos como testimonios de la presencia del amor de Dios, de ese Dios que es Amor (1 Jn 4,8), exponiendo al mundo su rostro misericordioso que convertirá sus vidas en un reflejo de aquella Luz, que era el propio Dios, en la cual, a la sombra de una encina, la Señora los hizo ver a sí mismos (M 174).

¡Oh, dulcísima Reina del mundo! Madre de Dios y nuestra, que al aparecerte con rostro dolorido a los tres pastorcitos, nos has pedido la fiel observancia de los Mandatos divinos, el rezo cotidiano del Rosario, la reparación y la consagración a su Inmaculado Corazón a fin de conseguir la ansiada paz mundial; impulsados por el filial anhelo de contemplarte, acudimos a prometerte la leal acogida de tus deseos, y a implorarte que protejas al Papa, a los obispos y a los sacerdotes, a los religiosos y demás fieles cristianos. Orienta, bondadosa Reina de la Paz, a los gobernantes, convierte a los pecadores y paganos, consuela a los afligidos y perseguidos. Sana, ¡oh, Virgen de las fuentes milagrosas! a los enfermos, asiste a los agonizantes y alivia a las almas del Purgatorio. Te ruego, en fin, ¡oh, Blanca y Peregrina Señora del Rosario, por todas nuestras necesidades… [físicas y espirituales]. Pues nosotros confiando en tu suplicante omnipotencia, nos abandonamos a tus amorosos brazos. Recíbenos, como hijos, en tu maternal regazo, y no nos desampares ni en la vida ni en la muerte.



Oración Final

¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos otorgó el premio de la salvación eterna! Te suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del Santísimo Rosario de la Bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.

¡Amén!



Mensajes y Misterios de Nuestra Señora de Fátima

El secreto de Fátima consiste en un conjunto de visiones y profecías que Nuestra Señora de Fátima confió a los tres Pastorcitos, Lucía, Jacinta y Francisco, el 13 de Julio de 1917.

18 años después de las apariciones, entre 1935 y 1941, bajo las órdenes de sus superiores, Sor Lucía escribió cuatro memorias de los acontecimientos de Fátima.

En la tercera memoria escribió las dos primeras partes del secreto y explicó que había una tercera parte que el cielo aún no le permitía revelar.

En la cuarta memoria, al final de la segunda parte del secreto, añadió una frase: "En Portugal, se conservará siempre el dogma de la fe, etc."

Esta frase fue la base de mucha especulación, se dijo que la tercera parte del secreto se refería a una gran apostasía.


La primera parte del secreto es una visión del infierno, que es para muchos la más importante, porque revela a los individuos las trágicas consecuencias de la falta de arrepentimiento y lo que les espera en el mundo invisible si no se convierten.

La segunda parte del secreto es sobre la devoción al Inmaculado Corazón:

"Ustedes han visto el infierno a donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón."

Después de explicar la visión del infierno, María habló de una guerra que "iniciará durante el pontificado de Pío XI." Esta última fue la Segunda Guerra Mundial, que fue ocasionada, según las consideraciones de Sor Lucía, por la anexión de Austria a Alemania durante el pontificado del Papa Pío XI.

Las dos primeras partes fueron dadas a conocer en agosto de 1941. 

El 31 de octubre de 1942, el Papa Pío XII consagró al Inmaculado Corazón de María, no sólo a Rusia, sino a todo el mundo. Lo que faltó, sin embargo, fue la participación de los obispos del mundo.

En 1943, cuando el Obispo de Leiria solicitó a Sor Lucía que revelara la tercera parte del secreto, ella titubeó durante un corto período de tiempo “no convencida de que Dios le tenía permitido, con suficiente claridad, el hacerlo”. No obstante, el 3 de Enero de 1944, Lucía escribió el “secreto”, lo colocó en un sobre lacrado en el que Sor Lucía escribió que no debía abrirse hasta 1960, y lo entregó a la custodia del Obispo. Para asegurar una mayor protección del “secreto”, el sobre fue depositado en los archivos secretos del Vaticano el 4 de Abril de 1957. La Hermana Lucía fue informada sobre ello.

El texto completo de la tercera parte del “secreto” a la que los sucesivos pontífices, incluyendo al Papa Juan XXIII y al Papa Pablo VI, tuvieron acceso pleno. 

Por su parte, el Papa Juan Pablo II, pidió el sobre que contiene la tercera parte del ‘secreto’ tras el intento de asesinato que sufrió el 13 de mayo de 1981. Después de leerlo, el Santo Padre se dio cuenta de la conexión entre el intento de asesinato y Fátima: “fue la mano de una madre que guió la trayectoria de la bala”, detalló.

El texto completo fue hecho público por Su Santidad Juan Pablo II en mayo de 2000. Esta tercera visión profética, se refiere al asesinato del Santo Padre y describe los terribles sufrimientos de la Iglesia Mártir en nuestros tiempos.

Tras la publicación de la tercera y cuarta memoria, el mundo puso atención en el secreto de Fátima y las tres partes del mensaje, incluyendo la petición de la Virgen para que Rusia se consagre a su Inmaculado Corazón a través del Papa y los obispos del mundo.

Tiempo después de haber interpretado y releído el "tercer secreto", Joseph Ratzinger -quien después se convertiría en el sucesor de Juan Pablo II como papa y renunciaría para dejarle su lugar al Papa Francisco señaló que "... la clave de la aparición de Fátima es su llamado al arrepentimiento y a la conversión." Comentario Teológico – Papa Emérito Benedicto XVI, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe

Las tres partes del secreto sirven para motivar al individuo al arrepentimiento y lo hacen de una manera contundente.

El Mensaje de Fátima es una invitación a la búsqueda de la salvación, iniciada por el Ángel de la Paz en 1916 y completada por Nuestra Señora en 1917. Fue vivida de manera histórica por los tres Pastorcitos – Lucía, Jacinta y Francisco.

El Mensaje de Fátima, que es el Evangelio, subraya los siguientes puntos:

  • La conversión permanente,

  • La oración y especialmente el Rosario,

  • El sentido de la responsabilidad colectiva y la práctica de la reparación.

La aceptación de este mensaje, trae consigo la Consagración al Corazón Inmaculado de María, que es símbolo de un compromiso de fidelidad y de apostolado.


La Virgen María en sus seis Apariciones en Fátima, nos pide que recemos el Rosario todos los días.


Lucia cuenta en su cuarta "Memoria", que Nuestra Señora, en la aparición del 13 de julio de 1917, les recomendó:
«Ofrezcan sacrificios por los pecadores, y repitan muchas veces, en especial cuando hagan algún sacrificio: ¡Oh, Jesús! es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de Maria

En la misma aparición, Nuestra Señora volvió a insistir:
«Cuando recéis el rosario decid, al final de cada misterio: ¡Oh Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas especialmente a las más necesitadas!»


Oración de la comunidad

Oración a la Virgen de Fátima (Papa Francisco)

Bienaventurada María, Virgen de Fátima, con renovada gratitud por tu presencia maternal unimos nuestra voz a la de todas las generaciones que te llaman Bienaventurada. Celebramos en ti las grandes obras de Dios, quien nunca se cansa de inclinarse misericordiosamente hacia la humanidad afligida por el mal, y herida por el pecado, para curarla y salvarla. Acoge con benevolencia de Madre nuestra oración que hoy hacemos con confianza, ante ti, nuestra querida Madre. Estamos seguros de que cada uno de nosotros es precioso a tus ojos y que nada de lo que habita en nuestros corazones es ajeno a ti. Custodia nuestra vida entre tus brazos; reavive y alimenta la fe; bendice y refuerza todo deseo de bien; reaviva y alimenta la fe; sostén e ilumina la esperanza; suscita y anima la caridad; guíanos a todos por el camino de la santidad. Enséñanos tu mismo amor de predilección por los pequeños y por los pobres, por los excluidos y por los que sufren, por los pecadores y por los extraviados de corazón: congrega a todos bajo tu protección y entréganos a todos nosotros a tu Adorado Hijo, Jesús, nuestro Señor. ¡Amén!

¡Gracias! 308 personas oraron

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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Novena a Nuestra Señora de Fátima

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