Mayo 20: Octavo día: María, Reina del Rosario

Ofrecimiento para todos los días

¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.

¡Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes con que Él es ofendido; y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores.
¡Amén!



Oración preparatoria para todos los días

¡Oh, Santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia¡ te dignaste manifestar en Fátima la ternura de tu Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en tu maternal misericordia y agradecidos por las bondades de tu amantísimo Corazón, venimos ante ti para rendirte tributo con nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente tu mensaje de amor, y en especial la que te pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra tuya y provecho de nuestras almas.

¡Amén!


 

Octavo Día

¡Oh Santísima Virgen María! que en tu última aparición te diste a conocer como la Reina del Santísimo Rosario, y en todas ellas recomendaste el rezo de esta devoción como el remedio más seguro y eficaz para todos los males y calamidades que nos afligen, tanto del alma como del cuerpo. Infunde en nuestras almas una profunda estima de los misterios de nuestra Redención que meditamos a través del Rosario, para así obtener sus bendiciones eternas. Concédenos la gracia de ser siempre fieles a su rezo diario y así honrarte al meditar tus gozos, tus dolores y tus glorias. Además de hacernos merecedores de tu protección maternal y de tu asistencia en todos los momentos de la vida, pero especialmente en la hora de la muerte.

¡Amén!



Meditación del Octavo Día

Una gran multitud se reúne en este último encuentro, ya fuera que estuvieran sedientos de Dios o que fueran simples curiosos, son testimonio de una señal, como la Señora lo había prometido. Pero, para los pequeños, Lucía, Francisco y Jacinta, el último encuentro se vuelve en una permanente evocación de que estaban llamados a hacer de sus vidas una bendición.

Los tres pastorcitos, vivían con intensidad, como solo ellos lo sabían hacer. Rezaban también. Desde siempre rezaban el Rosario después de la merienda, pero con las apariciones de la Virgen, su devoción creció y sus meditaciones alrededor del Rosario lo que ellos no dejaban de hacer, como un hecho muy propio, recorriendo las cuentas del misterio con la simple evocación de las avemarías, para finalizar con un profundo y grave padrenuestro (M 43-44). La oración simple de quien invoca un nombre. De esta persistencia de invocar el nombre de Dios, incluso con el afán infantil de quien quiere saltar, germinará un don de una vida acogida y ofrecida en sacrificio.



Oración Final

¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos otorgó el premio de la salvación eterna! Te suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del Santísimo Rosario de la Bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.

¡Amén!



Ciclo Mariano: Sexta (última) aparición, 13 de octubre de 1917

Durante la noche del 12 al 13 de octubre llovió toda la noche, empapando el suelo y a los miles de peregrinos que viajaban a Fátima desde todas las partes y de todas las maneras, a pie, en carro, en carretas. Llegaban a Cova de Iría por el camino de Fátima - Leiria, y de ahí bajaban hacia el lugar de las apariciones. que hoy en día todavía pasa frente a la gran plaza de la Basílica, en donde hoy está la capillita moderna de vidrio, circundando la primera que se construyó donde estaba la encina y en donde se puso con una estatua de Nuestra Señora del Rosario de Fátima.

Al final de cuentas, los tres pastorcitos lograron llegar a Cova de Iría entre las adulaciones y el escepticismo que los afectaba desde el mes de mayo. Estando allí, encontraban personas malintencionadas que cuestionaban su veracidad, e incluso criticaban la "impuntualidad" de la Señora, que había prometido llegar al medio día, y pues ya habían pasado las doce del día, según la hora oficial de Portugal. 

Alrededor de las 2:00 p.m. cuando el sol llegó a su apogeo, fue cuando la Señora se apareció como lo había anunciado.

– ¿Qué quieres de mí?
«– Quiero que construyan una capilla aquí en mi honor. Quiero que continúen rezando el Rosario todos los días. La guerra pronto terminará [aún hoy] y los soldados regresarán a sus hogares.»

– ¡Sí, Sí! ¿Me dirá su nombre?

«– Yo soy la Señora del Rosario.»


– Yo tengo muchas peticiones de muchas personas: que si curaba a unos enfermos y que si convertía a unos pecadores ... ¿Se las concederá?
«– Algunas serán concedidas, y otras las debo negar. Las personas deben rehacer sus vidas y es necesario que se enmienden, que pidan perdón por sus pecados.»
Y tomando un aspecto más triste:
«– ¡No deben de ofender más a nuestro Señor que ya está muy ofendido! [Si el pueblo se enmienda, acaba la guerra y, si no se enmienda, se acabará el mundo.]»


– ¿Y eso es todo lo que tienes que pedirnos?
«– Yo no quiero nada más.»
Y mientras se eleva hacia el oriente, abriendo las manos las hizo reflejar en el sol, ella tornó las palmas de sus manos hacia el cielo oscuro y continuaba el reflejo de su propia luz proyectándose en el sol.

Aunque la lluvia había cedido, las nubes oscuras continuaban oscureciendo el sol, que de repente se escapa entre ellos y se ve como un suave disco de plata.


– ¡Miren el sol!

En ese mismo instante, dos distintas apariciones pudieron ser vistas: el fenómeno del sol presenciado por los 70.000 espectadores y la otra que fue percibida sólo por los niños. Lucía describe esta aparición en su diario:


Después que Nuestra Señora desapareció en la inmensa distancia del firmamento, vimos, al lado del sol, a San José con el Niño Jesús y Nuestra Señora vestida como de blanco pero con un manto azul.

San José con el Niño parecían estar bendiciendo el mundo, ya que hacían la señal de la cruz con sus manos. Poco después, desvanecida esta aparición, vi a Nuestro Señor y a Nuestra Señora que me hacía pensar que se trataba de Nuestra Señora de los Dolores. Nuestro Señor parecía bendecir al mundo de la misma manera que lo hizo San José. Esta aparición se desvaneció y entonces ví a Nuestra Señora en la forma de Nuestra Señora del Carmen. [Sólo Lucia vio la última aparición, como anticipando su entrada al Carmelo unos años después.]»


Mientras los tres pastorcitos veían las diversas apariciones de Jesús, María y San José, la multitud presenció un prodigio diferente, el tan conocido y  famoso "Milagro del sol."


Entre los testimonios se describe el fenómeno del sol de las siguientes maneras:

"... como un disco con un aro claramente marcado, luminoso y resplandeciente, pero que no hacía daño a los ojos. No estoy de acuerdo con la comparación que he escuchado que han hecho en Fátima y la de un pesado disco plateado. Era un color más claro, rico y resplandeciente que tenía algo del brillo de una perla... "


"... No se parecía en nada a la luna en una noche clara porque al verlo uno y sentirlo parecía un cuerpo vivo. No era una esfera como la luna ni tenía el mismo color o matiz. Parecía como una rueda de cristal hecha de la madre de todas las perlas. No se podía confundir con el sol visto a través de la neblina (porque no había neblina en ese momento), porque no era opaca, difusa ni cubierta con un velo. En Fátima daba luz y calor y aparentaba un claro cofre con un arco bien difundido... "


"... El sol transformó todo de diferentes colores – amarillo, azul y blanco, entonces se sacudió y tembló, parecía una rueda de fuego que caía sobre la gente. Empezaron a gritar "¡nos va a matar a todos!", otros clamaron a nuestro Señor para que los salvara, ellos recitaban el acto de contrición. Una mujer comenzó a confesar sus pecados en voz alta, diciendo que había hecho esto y aquello… "


"... Cuando al fin el sol dejó de saltar y de moverse todos respiramos aliviados. Aún estábamos vivos, y el milagro predicho por los niños fue visto por todos... "


"... Podíamos mirar con facilidad el sol, que por alguna razón no nos cegaba. Parecía titilar primero en un sentido y luego en otro. Sus rayos se esparcían en muchas direcciones y pintaban todas las cosas en diferentes colores, los árboles, la gente,  el aire y la tierra. Pero lo más extraordinario para mí,  era que el sol no lastimaba nuestros ojos. Todo estaba tranquilo y en silencio y todos miraban hacia arriba. De pronto, pareció que el sol dejó de girar. Luego comenzó a moverse y a danzar en el cielo, hasta que parecía desprenderse de su lugar y caer sobre nosotros. Fue un momento terrible... "


"... la lluvia cesó, el cielo de color gris nacarado iluminaba la vasta región árida con una extraña luz. El sol tenía como un velo de gasa transparente que hacía fácil el mirarlo fijamente. El tono grisáceo madre perla en que se tornó en una lámina de plata,  que se rompió cuando las nubes se abrían y el sol de plata envuelto en el mismo velo de luz gris, se vio girar y moverse en el círculo de las nubes abiertas. De todas las bocas se escuchó un gemido y las personas cayeron de rodillas sobre el suelo fangoso… "


"... La luz se tornó en un azul precioso, como si atravesara el vitral de una catedral y esparció sus rayos sobre las personas que estaban de rodillas con los brazos extendidos. El azul desapareció lentamente y luego la luz pareció traspasar un cristal amarillo. La luz amarilla tiñó los pañuelos blancos, las faldas oscuras de las mujeres. Lo mismo sucedió en los árboles, las piedras y en la sierra. La gente lloraba y oraba con la cabeza descubierta ante la presencia del milagro que habían esperado. Los segundos parecían como horas, así de intensos eran... "


"... Parecía una placa de pura plata y se podía mirar fijamente sin incomodar. Pudo haber sido un eclipse que sucedía en ese momento. Pero en ese mismo momento se produjo un gran grito, y uno podía escuchar a los espectadores más cercanos gritar: ¡un milagro! ¡un milagro! ... "


"... Ante el asombro reflejado en los ojos de los espectadores, cuya semblanza era bíblica ya que todos tenían la cabeza descubierta, y que buscaban ansiosamente algo en el cielo, el sol temblaba, hizo ciertos movimientos repentinos fuera de las leyes cósmicas – el sol "danzaba" de acuerdo a las expresiones típicas de la gente... "


"... Las  gentes  se preguntaban los unos a los otros lo que habían visto. La gran mayoría admitió ver el sol danzando y temblando, otros afirmaban que habían visto el rostro de la Virgen Santísima. Otros juraron que vieron el sol girar como una rueda que se acercaba a la tierra como si fuera a quemarla con sus rayos. Algunos dijeron haber visto cambios de colores sucesivamente... "


Esta fue la última aparición para Jacinta y Francisco. Sin embargo, a Lucía, Nuestra Señora se la apareció una séptima vez como lo había prometido la Virgen en su primera aparición en el mes de mayo. 

En 1920, antes de dejar Fátima para ir a un internado de niñas, Lucía estaba en oración en Cova de Iría, cuando se le apareció nuevamente la Señora para animarla y fortalecerla en su decisión en dedicarse enteramente a Dios.


Oración de la comunidad

Oración a la Virgen de Fátima (Papa Francisco)

Bienaventurada María, Virgen de Fátima, con renovada gratitud por tu presencia maternal unimos nuestra voz a la de todas las generaciones que te llaman Bienaventurada. Celebramos en ti las grandes obras de Dios, quien nunca se cansa de inclinarse misericordiosamente hacia la humanidad afligida por el mal, y herida por el pecado, para curarla y salvarla. Acoge con benevolencia de Madre nuestra oración que hoy hacemos con confianza, ante ti, nuestra querida Madre. Estamos seguros de que cada uno de nosotros es precioso a tus ojos y que nada de lo que habita en nuestros corazones es ajeno a ti. Custodia nuestra vida entre tus brazos; reavive y alimenta la fe; bendice y refuerza todo deseo de bien; reaviva y alimenta la fe; sostén e ilumina la esperanza; suscita y anima la caridad; guíanos a todos por el camino de la santidad. Enséñanos tu mismo amor de predilección por los pequeños y por los pobres, por los excluidos y por los que sufren, por los pecadores y por los extraviados de corazón: congrega a todos bajo tu protección y entréganos a todos nosotros a tu Adorado Hijo, Jesús, nuestro Señor. ¡Amén!

¡Gracias! 213 personas oraron

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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Novena a Nuestra Señora de Fátima

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