Mayo 19: Séptimo día: María, alivio de las almas del purgatorio

Ofrecimiento para todos los días

¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.

¡Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes con que Él es ofendido; y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón e intercesión del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores.
¡Amén!



Oración preparatoria para todos los días

¡Oh, Santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia¡ te dignaste manifestar en Fátima la ternura de tu Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en tu maternal misericordia y agradecidos por las bondades de tu amantísimo Corazón, venimos ante ti para rendirte tributo con nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente tu mensaje de amor, y en especial la que te pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra tuya y provecho de nuestras almas.

¡Amén!


 

Séptimo Día

¡Oh Santísima Virgen María, Reina del purgatorio! tú que enseñaste a los pastorcitos de Fátima a rogar a Dios por las almas del purgatorio, especialmente por las más abandonadas. Encomendamos a la inagotable ternura de tu Corazón maternal, a todas las almas que padecen en aquel lugar de purificación, en particular las de todos aquellos nuestros allegados y familiares y a aquellas que son las más abandonadas y necesitadas; ofreceles alivio en sus penas y llévalas pronto a la región de la luz y de la paz, para cantar allí perpetuamente tus misericordias.

¡Amén!



Meditación del Séptimo Día

Nuestra Señora de Fátima no vaciló en enseñarle a los tres pastorcitos la terrible visión del infierno, y con mucha tristeza les advirtió, que eran muchas las almas que se perdían en este lugar de tormento. La Virgen María en Fátima nos enseña que nuestra oración confiada en Dios puede salvar a las almas de ir al infierno. El purgatorio es un regalo de la misericordia divina, ya que ningún alma con impurezas puede ser del todo feliz en la eternidad junto a Dios. Nuestra Señora necesita nuestras oraciones y sacrificios para que sus hijos se salven. No escatimemos esfuerzos en ayudar a María a salvar a los hombres.



Oración Final

¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos otorgó el premio de la salvación eterna! Te suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del Santísimo Rosario de la Bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.

¡Amén!



Ciclo Mariano: Quinta aparición, 13 de septiembre de 1917

Para ese entonces, las historias de las apariciones se habían expandido más alla de los límites de la región y ese jueves, 13 de septiembre, se encontraban cerca de 30.000 personas que con gran dificultad apenas dejaban pasar a los tres pastorcitos en su camino a Cova de Iría; además que todo el mundo los quería ver y hablar. Unos lograban acercarse a los pastorcitos para clamarles su intercesión ante Nuestra Señora, algunos gritaban subidos a los árboles, otros a través de la multitud o incluso llamándoles desde la distancia. Los niños escuchaban ... "...¡Pidan que me cure a mi hijo inválido!…" "... a mi hijo ciego…" "... a mi hija muda…" "... que me traiga a mi esposo que está en la guerra…" "... que me convierta a un pecador…" "... que estoy tuberculoso…" ... etc.

¡Allí aparecían todas las miserias de la pobre humanidad!


Cuando por fin lograron llegar a Cova de Iría, empezaron a rezar el Rosario acompañados de la multitud. Un poco más tarde los niños vieron el reflejo de luz, la multitud pudo ver a los niños ponerse de pie mirando hacia el oriente y ver como la admiración se apoderaba de sus rostros. De un momento a otro, los niños cayeron de rodillas, y las personas que estaban cerca de Lucía la escucharon decir:

"¿Qué quieres de mí?"

«– Continúen rezando el Rosario para lograr el fin de la guerra. En octubre vendrá Nuestro Señor, Nuestra Señora de los Dolores y Nuestra Señora del Carmen, San José aparecerá con el Niño Jesús para bendecir al Mundo. Dios está contento con sus sacrificios, pero no quiere que duerman con la cuerda puesta; llevenla solo durante el día. [la cuerda la llevaban atada a la cintura. Era uno de las más dolorosas mortificaciones que los tres pastorcitos ofrecían por la conversión de los pecadores.]

Los pastorcitos tampoco comían meriendas, y renunciaban a tomar agua cuando sentían sed. Pero mayores eran los sacrificios que exigía la misión que la Virgen les encomendó: las vejaciones, la curiosidad malsana y las molestadera de la gente, las interminables visitas de gente preguntona, las persecuciones, el ridículo que experimentaban, el tiempo en prisión, las torturas, etc.


– Tengo las peticiones de muchas personas que piden su ayuda, y la cura de algunos enfermos. ¿Curarías a una niña que es sordomuda?

«– Ella mejorará en un año.»

– ¿Y las conversiones que algunos han pedido? ¿Las sanaciones de los enfermos?

«– Curaré a algunos enfermos, pero a otros no, [porque Nuestro Señor no confía en todos ellos, pues algunos, recuperada su salud, volverían a caer en sus vicios y pecados... y porque para la santificación de algunas personas es más conveniente la enfermedad que la buena salud.]»


– ¿Aún quiere que aquí se construya la capilla pequeña con el dinero que las personas han dejado aquí?

«– Sí, deseo que se construya una pequeña capilla en honor de Nuestra Señora del Rosario. Pero diles que se utilice sólo la mitad de ese dinero para esto; ustedes ya saben que la otra mitad será para las dos andas como ya se los había comentado.»


– Muchos creen que yo soy una impostora y un fraude, dicen que merezco ser colgada o quemada. ¿Podéis por favor hacer un milagro para que ellos crean?

«– En octubre haré un gran milagro para que todos crean.»


Lucía le ofreció dos cartas y un frasco con agua de colonia.
– Me dieron esto, si usted lo quiere.
«– Eso no sirve para ir al Cielo.»


Tan pronto la aparición terminó, la visión se elevó como antes, y Lucía, señalando a la Señora,  le dijo a la multitud: " Si desean verla, ¡miren! ¡miren!"

Oración de la comunidad

Oración a la Virgen de Fátima (Papa Francisco)

Bienaventurada María, Virgen de Fátima, con renovada gratitud por tu presencia maternal unimos nuestra voz a la de todas las generaciones que te llaman Bienaventurada. Celebramos en ti las grandes obras de Dios, quien nunca se cansa de inclinarse misericordiosamente hacia la humanidad afligida por el mal, y herida por el pecado, para curarla y salvarla. Acoge con benevolencia de Madre nuestra oración que hoy hacemos con confianza, ante ti, nuestra querida Madre. Estamos seguros de que cada uno de nosotros es precioso a tus ojos y que nada de lo que habita en nuestros corazones es ajeno a ti. Custodia nuestra vida entre tus brazos; reavive y alimenta la fe; bendice y refuerza todo deseo de bien; reaviva y alimenta la fe; sostén e ilumina la esperanza; suscita y anima la caridad; guíanos a todos por el camino de la santidad. Enséñanos tu mismo amor de predilección por los pequeños y por los pobres, por los excluidos y por los que sufren, por los pecadores y por los extraviados de corazón: congrega a todos bajo tu protección y entréganos a todos nosotros a tu Adorado Hijo, Jesús, nuestro Señor. ¡Amén!

¡Gracias! 320 personas oraron

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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Novena a Nuestra Señora de Fátima

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