Octavo día: FE

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Octavo día: FE

Hoy reflexionemos acerca de la total sumisión que San José tuvo ante la Voluntad de Dios.

Que el Padre Celestial, cuyo lugar San José ocupó aquí en la tierra, nos haga vivir con una fe viva; que el Hijo, que fue el hijo de San José, nos conceda las gracias que necesitamos para crecer en su amor; que el Espíritu Santo, que hizo a San José digno de se el Esposo de María, enriquezca nuestras almas con sus dones y que bajo la protección de San José terminemos nuestro peregrinaje aquí en la tierra de manera que podamos obtener la vida eterna.

Pidámosle a San José que nos haga dóciles a la Divina Voluntad y podamos repetir incansablemente "¡Qué se haga tu Voluntad, Señor!

¡Amén! 


Meditación

La santa Iglesia no sólo admite la superioridad de la divina gracia en San José sobre todos los santos, sino que vemos en él todas las virtudes que debía tener el dignísimo esposo de Maríael padre de Jesús.

Toda su vida fue un acto de fe; creyó en la Divinidad de Jesús antes de que esta Divinidad fuese corroborada por los milagros. San José es modelo para los creyentes, su fe es una de las grandes lecciones de su vida y su acción.

No sólo que San José tiene la gran virtud de nunca haber cometido una falta, sino, lo que es más, en su corazón está la soberana y única virtud de haber ido siempre adelante. Su FE fue, por tanto, superior a la de Abraham, que está descrita en las Escrituras como el modelo de una fe perfecta; su esperanza superó a la de Isaac; su caridad fue mayor que la de Jacob; su mansedumbre dejó atrás a la de Moisés; su fortaleza venció a la de Gedeón; fue más devoto que David en sus Salmos; más sabio que Salomón en sus Cantares; más casto que José de Egipto.


Oración Final

¡Oh, benignísimo Jesús! así como gozaste de los cuidados y protecciones de San José, protector de la Sagrada Familia, quien se convirtió por la gracia del Padre, en el Guardián de la Iglesia, te pedimos que por tu intercesión, nos ilumines siempre para respetar la iglesia, para ser siempre obedientes a ella, valorar la Eucaristía y la oración fiel. 

¡Amén!


  • ¡Jesús, José y María, les doy el corazón y el alma mía!
  • ¡Jesús, José y María, asístanme en mi última agonía!
  • ¡Jesús, José y María, a su lado descanse en paz el alma mía!


« Dios te Salve, José »

¡Dios te salve, José, esposo de María, lleno de gracia!  Jesús y su Madre están contigo: bendito tú eres entre todos los hombres y bendito es Jesús, el Hijo de María. San José, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. 

¡Amén!

Oración de la comunidad

Oración a San José

¡Oh, Dios! que con inefable providencia te dignaste escoger al bienaventurado José por Esposo de tu Madre Santísima; concédenos que, pues venerándole como protector en la tierra, merezcamos tenerle como protector en los cielos. ¡Oh, Dios! que vives y reinas por los siglos de los siglos. ¡Amén!

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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