Día 9: novena a todos los santos
💭Meditación 9: otras partes de la gloria accidental
Allí los Bienaventurados tendrán, además, como gloria accidental la clara visión de los serafines y querubines, de los tronos y dominaciones, virtudes, potestades, principados, arcángeles, ángeles, que son los nueve coros de espíritus celestiales, divididos en tres jerarquías, entre las cuales se encuentran los Santos. Allí admirarán la fe de los patriarcas, la obediencia de los profetas, la caridad de los apóstoles, el ardoroso fervor de los mártires, la pureza de las vírgenes, la humildad y fidelidad de los confesores. Tendrán conocimiento de sus penitencias, de sus ayunos, de sus vigilias, de sus mortificaciones; en fin, la perfección, la santidad y la gloria de todos los Santos servirá de gloria accidental a todos en general y a cada uno en particular.
Además de eso, nuestros cuerpos serán gloriosos después de la resurrección (digo los nuestros presumiendo, como siempre hago, que Dios nos conceda la Misericordiosa Gracia de estar entre el número de los Elegidos); tendrán, como nuestras almas, los cuatros dones de la gloria: la sutileza, la agilidad, la impasibilidad y la claridad. Y así, como al presente, nuestras almas están aherrojadas, por así decir, en nuestros cuerpos, que las arrastran y las obligan a ir donde ellos van y parece como si participaran en algo de su miseria (Sab 9, 15), en la reunión del alma gloriosa con su cuerpo le serán comunicados estos cuatro dones, por los cuales ella gobernará al cuerpo y le llevará a donde quiera, sin que pueda él oponer resistencia alguna. Tendrá el cuerpo tal sutileza, que ningún obstáculo lo detendrá; una agilidad tal, que no habrá flecha de ballesta que corra más; y así como será más sutil que el rayo del sol, será tan ágil como las reacciones del espíritu e irá más rápido que el viento. Tendrá tal impasibilidad, que no pueda nunca ser ofendido ni alterado en forma alguna, sin estar sujeto nunca a enfermedad ni incomodidad, y su claridad será más bella que la del sol (Mt 13, 43). En pocas palabras, para colmo de felicidad, los Bienaventurados serán semejantes a Dios (1 Jn 3, 2) por participación. Es lo que nos da a entender la Sagrada Escritura cuando llama a Nuestro Señor el Dios de los dioses (Sal 49, 1), es decir, el Dios de todos esos pequeños dioses que son los Santos del Paraíso.
-San Francisco de Sales, Sermón para la Fiesta de Todos los Santos, 1617.
🔖Máxima del día:
Jesucristo, desde lo alto del Cielo, te mira con bondad y te invita amorosamente: «Ven, ¡oh alma querida!, al Descanso Eterno: entre los brazos de mi bondad, que te ha preparado delicias inmortales, en la abundancia de su amor». Contempla, con los ojos del alma, a la Santísima Virgen, que te llama maternalmente: «Ánimo, hija mía, no desprecies los deseos de mi Hijo, ni tantos suspiros que yo hago por ti, anhelando con Él, tu Salvación Eterna». Mira los Santos que te exhortan y un millón de almas que te invitan suavemente, y que otra cosa no desean que ver tu corazón unido al suyo, para alabar a Dios eternamente, y que te aseguran que el camino del Cielo no es tan escabroso como el mundo lo presenta: «Seas esforzada, querida amiga, te dicen ellas; el que considere bien el camino de la devoción, por el cual nosotros hemos trepado, verá que hemos alcanzado estas delicias mediante otras delicias incomparablemente más suaves que las del mundo.
–San Francisco de Sales, Introducción a la Vida Devota, libro 1, c. 17.
🙏Oración:
Terminemos con la oración de la letanía de todos los Santos, haciendo clic en el botón "oro" de color naranja, que se encuentra aquí abajo.⬇️
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6