La Virgen de Garabandal reveló varias profecías y, con ellas, nos enseñó también a interpretarlas correctamente. Veamos esta enseñanza mediante tres profecías:

- El Padre Pío verá el milagro

- Joey Lomangino recibirá nuevos ojos el día del milagro

- El día del milagro se hallará el cuerpo del P. Luis Andreu, incorrupto.

El P. Pío verá el milagro

El P. Pío murió el 23 de septiembre de 1968 a los 81 años.

El Padre Cennamo, dijo a Conchita que no había creído en las apariciones de Garabandal hasta que el Padre Pío le pidió darle el velo que cubriría su cara después de su muerte. El velo y la carta fueron entregados a Conchita, quien entonces preguntó al Padre Cennamo:

 «¿Por qué la Virgen me dijo que el Padre Pío iba a ver el Milagro y él ha muerto?»

El Padre le respondió:

«El P. Pío vio el Milagro antes de morir. Me lo dijo él mismo.»

Cuando la Virgen dijo a Conchita que el Padre Pío iba a ver el milagro, Conchita esperaba que P. Pío viviría hasta el día del milagro. Conchita es receptora y comunicadora de una profecía que aparentemente no se cumple, pero que en realidad ha sido malinterpretada incluso por la propia vidente. El testimonio del Padre Cennamo es el que demuestra que la profecía sí se cumplió.

¿Qué hubiera pasado si Conchita no le hubiera hecho esa pregunta al P. Cennamo? que la profecía se habría cumplido en secreto, los que creemos en Garabandal continuaríamos confusos, como lo estaba Conchita y los que no creen en Garabandal utilizarían esta confusión para pretender el incumplimiento de una profecía cumplida y la falsedad de unas apariciones verdaderas.

Pero fijémonos que, una vez descubierta la verdad, vemos que la interpretación correcta de la profecía no era tan difícil porque, con lo enfermo que estaba entonces el P. Pío ¿cómo iba a vivir hasta el siglo XXI? sin embargo, la vidente creía ciegamente en las palabras de la Virgen y en su inocencia, cuando la Virgen le dijo que el capuchino vería el milagro, ella supuso erróneamente que viviría hasta entonces, aunque la profecía no decía tal cosa.

Cuando la Virgen le dio la profecía a Conchita, sabiendo que ella había malinterpretado la profecía y que este error le causaría confusión y dudas ¿Por qué no se lo aclaró?. En efecto, durante cientos de apariciones y conversaciones con ella posteriormente, la Virgen no lo hizo, porque el cumplimiento de la profecía llevaba consigo una enseñanza: 

Las profecías han de entenderse en su sentido literal y no suponer carácter profético a nada que la propia profecía no afirme expresamente.

Cuando el apóstol Tomás vio que Jesús había muerto, su fe se derrumbó; sus esperanzas habían sido truncadas porque ¿cómo iba a reinar Jesús habiendo muerto?. (Jn 20, 25)

Jesús nos mira con amor y nos pregunta a cada uno de nosotros: ¿queremos ser hombres de fe o incrédulos? (Jn 20, 27). Un hombre de fe cree en la infalibilidad de las profecías divinas. Un hombre incrédulo cree en la infalibilidad de su personal interpretación de éstas.

No se trata de negar la reflexión y el análisis sobre las profecías, sino de saber separar lo que es la profecía en sí -de origen divino y, por tanto, infalible-, de lo que son suposiciones nuestras que, por muy razonables que parezcan, son de origen humano y, por tanto, falibles.