Con o sin propósitos para este año nuevo

Queridos amigos:

Cuando empieza un año nuevo hay personas que se proponen hacer cosas, adelgazar, dejar de fumar, etc. También ocurre esto en la vida espiritual. En etapas fuertes como la cuaresma, el adviento, o al empezar un año, se hacen propósitos. Pero sin embargo los propósitos en la vida espiritual implican que la persona se encuentra todavía en la fase ascética. 

Y esto me lleva a hablar hoy de algo que es muy importante conocer en nuestra vida espiritual y son las tres vías:  vía purgativa, vía iluminativa y vía unitiva.  

Es clave conocer estas cosas pues son el mapa de nuestro camino espiritual. El hecho de que no se hable mucho de ello hoy en día, no quiere decir que no sea una realidad de la que han hablado los grandes teólogos y doctores de la iglesia. El conocerlo facilita mucho nuestra vida espiritual y explica lo que pasa en nuestro interior ayudándonos a no quedarnos estancados en el camino. Nuestro camino es de plenitud y Dios quiere esta plenitud para todos.

Todos los propósitos del mundo que se puedan hacer en la vida espiritual no llegarán nunca a completar la obra de transformación que Dios quiere hacer. Porque hay una parte pasiva que solo la puede hacer Él. Y de esta parte pasiva forman parte las purificaciones pasivas de las que habla San Juan de la Cruz.

Antes de citar a San Juan de la Cruz quiero recordar la clasificación de las tres vías tal y como las explica Antonio Royo Marín en “Teología de la perfección cristiana”, os hago un resumen:

  • Vía purgativa: Se corresponde con la etapa ascética de la vida espiritual que podemos definir como la etapa en la que es la persona la que hace, aunque claro con la ayuda de la gracia de Dios, pero es la persona la que lleva la iniciativa. Es la etapa de los propósitos de los que hablábamos antes. Se corresponde con las tres primeras moradas de Santa Teresa de Jesús. A los que están en esta vía se les llama principiantes. La oración en esta etapa es vocal y discursiva.  
  • Vía iluminativa: Se corresponde ya con la etapa mística de la vida espiritual en la que Dios actúa más directamente en el alma y la persona tiene una vida espiritual más pasiva dejando hacer a Dios. Se corresponde con las cuartas y quintas moradas de Santa Teresa. A los que están en esta vía se les llama proficientes. La oración en esta etapa es la oración de simple mirada, y en momentos, de recogimientos infuso y de quietud. En esta fase ya tienen lugar las noches oscuras del sentido y del espíritu y por lo tanto la oración está llena de sequedad y aridez en muchos momentos.
  • Vía unitiva: Es dentro de la etapa mística la etapa de caridad perfecta. Las almas que llegan aquí son llamadas perfectos. Son santos. Se corresponden con las sextas y séptimas moradas de Santa Teresa. En la oración se dan dones sobrenaturales de contemplación casi habitual. Oración de unión muy perfecta. Purificaciones pasivas y noche del espíritu.

Por lo tanto, es imprescindible para el alma que quiere alcanzar la unión con Dios y llegar al grado al que Dios la tiene predestinada, pasar por las purificaciones pasivas. Y para disfrutar de las dulzuras del Amor de Dios, aún en esta vida, merece la pena pasar por estas tribulaciones y se dan por bien pagadas. Y porque hay que pasarlas hay tan pocas personas que llegan a disfrutar de esas dulzuras. Y por eso no es que esas vías no existan o estén pasadas de moda, sino que muchas almas no están dispuestas a pasar por las tribulaciones que conlleva recorrerlas.

Así lo explica San Juan de la Cruz en Llama de Amor viva en la Canción 2, explicación del verso 5, puntos 26 en adelante:

“Por estos trabajos, en que Dios al alma y sentido pone, va ella cobrando virtudes, fuerza y perfección con amargura, porque la virtud en la flaqueza se perfecciona (2Cor 12,9) y en el ejercicio de pasiones se labra. Porque no puede servir y acomodarse el hierro en la inteligencia del artífice si no es por fuego y martillo, según del fuego dice Jeremías (Lm 1,13) que le puso en inteligencia, diciendo: Envió fuego en mis huesos y enseñóme. Y del martillo dice también Jeremías (31,18): Castigásteme, Señor y quedé enseñado. Por lo cual dice el Eclesiástico que el que no es tentado, ¿qué puede saber?; y el que no es experimentado, pocas cosas conoce (34,9.11).

Y aquí nos conviene notar la causa por que hay tan pocos que lleguen a tal alto estado de perfección de unión de Dios. En lo cual es de saber que no es porque Dios quiera que haya pocos de estos espíritus levantados, que antes querría que todos fueran perfectos, sino que halla pocos vasos que sufran tan alta y subida obra; que, como los prueba en lo menos y los halla flacos (de suerte que luego huyen de la labor, no queriendo sujetarse al menor desconsuelo y mortificación) de aquí es que , no hallándolo fuertes y fieles en aquello poco que les hacía merced de comenzarlos a desbastar y labrar, eche de ver lo serán mucho más en lo más, y mucho no va ya adelante en purificarlos y levantarlos del polvo de la tierra por la labor de la mortificación, para la cual era menester mayor constancia y fortaleza que ellos muestran.

Y así hay muchos que desean pasar adelante y con gran continuación piden a Dios los traiga y pase a este estado de perfección, y cuando Dios los quiere comenzar a llevar por los primeros trabajos y mortificaciones, según es necesario, no quieren pasar por ellas, y hurtan el cuerpo, huyendo el camino angosto de la vida (Mt 7,14), buscando el ancho de su consuelo que es el de la perdición (ib. 7,13), y así no dan lugar a Dios para recibir lo que le piden cuando se lo comienza a dar. Y así, se quedan como vasos inútiles (ib. 6,15) porque, queriendo ellos llegar al estado de los perfectos, no quisieron ser llevados por el camino de los trabajos de ellos, pero ni aun casi comenzar a entrar en él, sujetándose a lo que era menos, que era lo que comúnmente se suele padecer.       

Puédese responder a éstos aquellos de Jeremías (12,5) que dice: Si corriendo tú con los que iban a pie, trabajaste, ¿cómo podrías atener con los caballos? Y, como hayas tenido quietud en la tierra de paz, ¿qué harás en la soberbia del Jordán? Lo cual es como si dijera: Si con los trabajos que, a pie llano, ordinario y humanamente acaecen a todos los vivientes, por tener tú tan corto paso, tenías tú tanto trabajo, que te parecía que corrías, ¿cómo podrías igualar con el paso de caballo, que es ya trabajos más que ordinarios y comunes, para que se requiere mayor fuerza y ligereza que de hombre? Y si tu no has querido dejar de conservar la paz y gusto de tu tierra, que es tu sensualidad, no queriendo armar guerra ni contradecirla en alguna cosa ¿cómo querías entrar en las impetuosas aguas de tribulaciones y trabajos del espíritu, que son de más adentro?

Espero vuestros comentarios amigos.

Y para terminar una oración a Jesús que podeis encontrar en mi blog, pulsa  aquí. 

Y una charla de Fray Antonio Royo Marían donde profundiza en el tema que hemos tratado hoy:

 

Oración de la comunidad

Jesús tu nombre me sana

Jesús, repito tu dulce Nombre, tranquilamente, empiezo a descansar en Ti, confío en Ti. Jesús, Tu sabes que estoy lleno de preocupaciones. Respiro suavemente , repito tu dulce Nombre y pongo todo el peso de mis ansiedades en tu hombro divino. Y ahora apoyo mi rostro en tu regazo y me dejo acariciar por tu mano dulce que me da tanta seguridad. Oigo tu voz suave que me dice que nada tema que Tú estás aquí conmigo. Jesús, Jesús, Jesús...

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9 comentarios

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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