La Total Pequeñez

Queridos amigos:

El otro día hablaba con una persona con muchas heridas interiores provocadas en el seno de su familia. Y no sé cómo la conversación derivó a Jesús. Y esa persona comentó que Jesús había tenido unos padres perfectos y que no conocía este tipo de heridas y de sufrimiento. Yo la verdad es que me quedé muy confundida, porque es verdad. Los padres de Jesús, la Virgen Santísima y San José nada menos. 

¿Cómo iba a entender Jesús nuestro sufrimiento, nuestro dolor en este ámbito familiar? Y así lo expresé. 

Y entonces esa misma persona me dijo, no podemos comparar nuestro dolor al dolor que pasó Jesús por nosotros. Y sí dije yo, pero justo en este aspecto familiar… Y me quedé muy pensativa aceptando el misterio, como hago siempre que no entiendo algo.

Y de pronto hoy comprendí que Jesús entendía también nuestras heridas, y por eso, nos había dejado una madre, su propia madre, para que también fuera madre nuestra.

¡Hoy celebramos la fiesta de María madre de Dios y madre nuestra!

¿No sé cómo será tu relación con la Virgen? Tal vez no tengas relación con ella. No pasa nada si es así, siempre estás a tiempo de descubrir esta figura materna en tu vida. Mira, a lo mejor no te relacionas con la Virgen porque tienes una herida de relación con tu madre y entonces no puedes tener esta relación afectiva con tu madre del cielo. Es comprensible y ella lo comprende, y te ama como madre y te entiende, pero a la vez quiere que vivas sabiendo que la tienes a ella.

Si eres de esos que en tu corazón te sientes huérfano, acude a María. Aunque no sientas nada, dile que te ayude a tener esa relación afectiva con ella. Y ella te escuchará, te saldrá al encuentro, poco a poco se irá calentando tu corazón, ya verás.

María también tuvo heridas. Una espada traspasó su corazón como le había profetizado Simeón.

Esta comunidad dedicada a los místicos no podía olvidar que María es la mística por excelencia, la gran contemplativa. Ella “guardaba todas las cosas en su corazón”.

Por eso hoy os traigo un extracto de un libro llamado “La Total Pequeñez o la vida en María” Contiene textos de una escritora anónima, recogidos en el Carmelo de Lisieux. Recojo aquí el capítulo 18, dice así:

“Si por un imposible, el Buen Dios encontrase un alma más pequeña que la mía, se complacería en colmarla de gracias aún mayores”

Estas maravillosas palabras de Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz subrayan la importancia de la pequeñez y enseñan el valor que ella le daba, pues eso fue lo que atrajo sobre ella los asombrosos favores divinos de los que fue objeto.

¿Qué alma ha podido ser más colmada que la de Teresita? ¿Quién podría imaginar un alma más llena de gracia que la de esta niña pequeña, hija querida del Padre del cielo y de sus hermanos de la tierra, un alma que de golpe irradió universalmente rayos de eternidad?

Ella misma expresa: “si por un imposible”, lo cual da a entender que lo que ella había recibido era tan maravilloso que le resultaba difícil pensar que Dios pudiera dar a otra alma más que a ella, porque no podía imaginar que hubiera otra alma más pequeña y anonadada que la suya.

Sin embargo, esta alma más pequeña, y por consiguiente más colmada, existe. Es la Santísima Virgen María. Ella es la más pequeña entre las pequeñas. Por eso la Santísima Trinidad se complació en ella y la dotó de riquezas tales que la gracia de los ángeles y de los hombres se halla muy lejos de igualar la suya. ¡Oh maravilla de plenitud!

María ha sido la más pequeña criatura, tan pequeña que nadie puede hacerse una idea de ello, como tampoco podemos hacernos una idea de su grandeza como Madre de Dios.

Teresita jamás se hubiese atrevido a compararse con su Madre María, por eso, cuando lanzó este desafío, pensó en todos aquellos que se alistarían en su pequeño camino y rivalizarían con ella en su pequeñez. Pero si hubiera podido pensar en las almas transformadas en María, su desafío ya no se sostendría.

La sabiduría del Todopoderoso le escondió esta perspectiva. Fue necesario primero que su pequeño camino fuese puesto a prueba para convertirse en anuncio de la total pequeñez mariana. Vemos la armonía del plan divino que en el orden sobrenatural va realizando todo poco a poco, sin precipitación, construyendo así, delicada y pacientemente, las cosas eternas.

Llega la hora en que las almas puestas por el águila divina de Teresita en las profundidades del seno materno de la Virgen serán reducidas a tal pequeñez que participarán en la total pequeñez de su querida Madre. Y estas almas recibirán necesariamente gracias más grandes que las que Teresita recibió. Ya que, siendo pequeñísimas e invisibles en el Corazón de su Madre, realizarán lo que su Madre quiera hacer por ellas, es decir las cosas más grandes. Estarán revestidas de la santidad de María y serán poderosas en su omnipotencia suplicante.  La profecía de San Luis María Grignion de Monfort se realizará palabra por palabra: Los santos nacidos de ella “superarán en santidad a la mayoría de los otros santos de los siglos precedentes, como los cedros del Líbano superan y exceden a los arbustos”

¡Impresionante contraste de la más alta santidad en la más humilde y total pequeñez, en el vacío de la nada desaparecida en la tierra fecunda de sus entrañas virginales! Teresita, la deliciosa pequeña reina, ha preparado el advenimiento de la gran Reina, trabajando directamente para su bendito reino, suscitando legiones de pequeños y convirtiéndose así en el Juan Bautista de los más pequeños. ¡Qué cosecha de santos cubrirá entonces el suelo de la Santa Iglesia!

¡Qué alegría pensar en esta antorcha recibida de las manos de Teresita para ser llevada por el alma más pequeña que nuestra Madre guarda celosamente en la llaga de su Corazón!

Así, la llama de su pequeñez habrá incrementado su luz viniendo a perderse en la de la total pequeñez de María. Y ahora, bajo esta claridad, el mundo no se podrá perder y la Iglesia brillará con nuevo resplandor.”

Para terminar un vídeo del sacerdote que ha recopilado estos textos en este libro y que nos habla de esta total pequeñez de María:

¡Hasta la próxima semana amigos!

Oración de la comunidad

Jesús tu nombre me sana

Jesús, repito tu dulce Nombre, tranquilamente, empiezo a descansar en Ti, confío en Ti. Jesús, Tu sabes que estoy lleno de preocupaciones. Respiro suavemente , repito tu dulce Nombre y pongo todo el peso de mis ansiedades en tu hombro divino. Y ahora apoyo mi rostro en tu regazo y me dejo acariciar por tu mano dulce que me da tanta seguridad. Oigo tu voz suave que me dice que nada tema que Tú estás aquí conmigo. Jesús, Jesús, Jesús...

¡Gracias! 168 personas oraron

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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