Lirio perfumado de la Fortaleza

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Al iniciar reza el Rosario Josefino (Descárgalo aquí).

A continuación, lee la meditación correspondiente al día de hoy.

🧔 San José dice:

Hijos míos: hoy es miércoles de alegría para cada uno de mis devotos; miércoles de fiesta porque en mi taller encontráis sabiduría que muchos libros no os dan. En mi taller recibiréis perlas de oro fino que os dan gran riqueza espiritual; en mi taller, vuestros pensamientos son moldeados de acuerdo a los preceptos de Dios; en mi taller bajaréis vuestra mirada y veréis vuestro corazón desnudo, corazón aferrado a muchas de las cosas del mundo; corazón, aún, débil en la fe; corazón pusilánime para emprender la marcha por otro camino; corazón temeroso de despojarse de arandelas, tapujos; adornos que camuflan vuestra verdadera identidad. Corazón que requiere ser fortalecido para los momentos de prueba, de crisis; momentos en que todo aparenta estar perdido: momentos de dolor, de llanto, de impotencia, de soledad.

En mi taller, hijos míos, recobraréis fuerzas y ánimo para seguir luchando; ánimo para vencer obstáculos, quitar barreras; ánimo para no dejaros amilanar en las tempestades recias; ánimo para pasar por en medio del fuego si fuese necesario; fuego que no os podrá quemar, fuego que no arderá en vuestra piel porque estáis revestidos de la coraza de Dios; coraza que os hace invencibles, fuertes, victoriosos; coraza que os hace resistentes a los dardos del maligno; coraza que es escudo frente a todo miedo.

En mi taller, hijos míos, os entregaré mi vara. Vara que sostuve en mis manos cuando los sacerdotes pedían una señal del cielo; vara que os servirá como báculo, soporte; vara que será como bastón en vuestros viajes, en vuestro ir y venir de vuestra vida.

En mi taller, hijos míos, perderéis el miedo para enfrentar vuestros problemas cotidianos; recibiréis luces del cielo para que salgáis airosos en vuestras dificultades, en vuestros embrollos.

En mi taller, hijos míos, recibiréis el lirio perfumado de la fortaleza. Lirio que se llevará vuestra cobardía para que asumáis con entereza los ataviares de vuestra vida. Lirio que fortalecerá vuestro carácter para que obtengáis templanza en vuestras pruebas. Lirio que fortificará sutilmente vuestro espíritu para que no vociferéis, no reneguéis cuando seáis probados; probados para ser refinados; probados para ser acrisolados, purificados; probados para que os ganéis el cielo; cielo abierto para las almas valerosas, almas guerreras de Dios que supieron batallar, vencer al enemigo.

Abrid, hijo amado, vuestro corazón que procederé a sembrar este esbelto lirio; lirio que os perfumará, de la fragancia del Señor, todo vuestro ser. Lirio que os llevará a arriesgarlo todo, a dejarlo todo por el Todo. Lirio que es arma del cielo, arma que aniquilará, destruirá a los amigos del mal, arma que os mostrará como a hijos de Dios con temple, fuerza; hijos a los que nadie les hará daño porque están revestidos de la coraza celestial. Coraza que os hace inmunes frente a todo ataque u hostigamiento.

Mirad, pues, que hoy os llamo a permanecer fortalecidos en el Señor, a dejar atrás vuestros miedos. Recordad que el amor echa afuera el temor; os llamo a no rendiros, a no dejaros vencer; os llamo a que superéis cualquier obstáculo. Con Dios a vuestro lado, con Dios en medio podréis saltar vallas, podréis derribar muros.

Hijos amados: proteged mi lirio perfumado con la oración; oración que debéis hacer desde lo más profundo de vuestro corazón; oración confiada, oración sentida, oración en la que pidáis al Señor muchísima fuerza para no mirar hacia atrás, para no amilanaros en la mitad del camino; camino que, aún, os falta algo por recorrer, camino cercano a las puertas del cielo. 

Mi lirio perfumado de la fortaleza os hace guerreros valientes de Cristo. Cultivadlo, podadlo, abonadlo.

❤️ El alma dice:

José fortísimo: gracias por saetar mi corazón con vuestro amor. Amor que hace que llegue a vos, los días miércoles; días en que las puertas de vuestro taller se hallan abiertas; abiertas para que todas las almas necesitadas de vuestros auxilios Divinos acudan a vos. Almas que esperan ser abrazadas, consoladas, alentadas; almas que se sienten solas sin una compañía que les brinde apoyo, seguridad.

José fortísimo: hoy he venido a entregaros mis miedos, mis temores; soy débil, flaco en mi fe; necesito que, vos padre adoptivo de Jesús, me ayudéis a levantar, a caminar sin riesgos de caer o de tropezar.

José fortísimo: Dios os revistió de coraje, de fuerza para proteger a su Hijo y a la Madre del Salvador; supiste sortear todo tipo de peligros; los defendisteis, os sentías seguro porque llevabais a Dios en vuestro corazón; hicisteis de Él vuestro refugio, vuestra fortaleza.

San José: concededme la gracia de sentirme fuerte; fuerte para batallar, guerrear contra los espíritus del mal; fuerte para saber vencer tentaciones; fuerte para rechazar todo tipo de pecado; fuerte para no dejarme arrastrar por cualquier viento de doctrina; fuerte para defender mi fe, mis principios; fuerte para no decaer ante las dificultades; fuerte para levantarme si por desgracia caigo.

Sé que en vuestro corazón hay un deseo fuerte de hacerme santo, un firme propósito de sustraerme del mundo, por eso me educáis en la fe, me formáis para que no sucumba en el error; error que es nefasto para quien ha caído en él.

Estoy dispuesto en seguir vuestro camino, camino que me conduce al Padre y por ende al Hijo; camino de renuncias, de sacrificios; camino embellecido de rosas; rosas que clavan sus espinas en mi corazón, pero emprendo la ruta; ruta que me lleva a la consecución del premio que se me tiene prometido.

Heme aquí con las puertas de mi corazón abiertas, corazón que ansiosamente espera que llegue el momento en que sembréis el lirio perfumado de la fortaleza. Lirio que cambiará mi vida. Lirio que hará de mí un ser nuevo, lirio que me empujará a lanzarme al encuentro con Dios Padre. Padre que ceñirá en mi dedo un anillo como pago a mis renuncias. Padre que calzará mis pies con las sandalias del vencimiento para mí mismo. Padre que quitará de mi cuerpo los andrajos del pecado para vestirme con trajes de gracia. Padre que extenderá sus brazos para estrecharme en su seno Paterno. Padre que llora cuando uno de sus hijos se extravía de su camino.

Amado San José: vos que estáis fortalecido por la gracia de Dios, ayudadme para que sepa llegar a la meta, para que el cansancio y el desaliento no sean obstáculos en mi caminar, para que siempre mire hacia el cielo anhelando habitar en una de sus moradas, para que obre siempre según el Santo Querer de Dios.

San José: vos que sois modelo insigne de fortaleza, enseñadme la forma de cuidar el lirio perfumado de la fortaleza que habéis sembrado en mi corazón, temo que se marchite, temo que pierda su tenue y exquisita fragancia, temo que su colorido se vaya destiñendo hasta quedar una vara seca.

Me moriría de dolor, dejar que unos de vuestros lirios pierdan su vida porque es desmembrar partes de vuestro ser, ya que son las mismas virtudes que os adornan, las mismas gracias que concedéis a mi pobre corazón; corazón que, hoy día miércoles, ha sido embellecido; corazón que ha sido rebosado con vuestro puro y casto amor; corazón que posee el más bello jardín; corazón que empieza a oler a santidad, a cielo.

Regreso feliz a mis ocupaciones diarias porque un lirio perfumado más, acicala mi vida espiritual.


Para finalizar, lee las letanías a San José y la oración final del botón "oro" de esta publicación.

Oración de la comunidad

Oración final a San José

¡Oh!, San José: cuya protección es tan grande, tan poderosa y eficaz ante el Trono de Dios, en vuestras manos entrego todos mis intereses y mis deseos. ¡Oh!, San José: asistidme con vuestra poderosa intercesión, conseguidme de vuestro Divino Hijo nuestro Señor todas la bendiciones particulares que necesito a fin de que habiendo conseguido aquí en la tierra la ayuda de vuestro poder celestial pueda ofrecer mi gratitud y homenaje al padre más amoroso.

¡Gracias! 362 personas oraron

3 comentarios

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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