Día 25
San José Guardián del Misterio de Dios. Ser un guardián significa ser un defensor, protector o custodio. La Santísima Virgen María “protegió y defendió” el plan de Dios de la redención por medio de su fe. A lo largo de la vida de Jesús, ella fue fiel al plan de Dios, especialmente en el Calvario y durante el evento de Pentecostés.
Aunque la vida terrenal de José terminó antes de que el misterio de la Redención se completara, la fe de José apuntaba hacia la misma dirección: estuvo determinado por completo por el mismo misterio del que él, junto con María, fue el primer guardián.
La Encarnación y la Redención constituyen una unidad orgánica e indisoluble en la que “el plan de revelación se lleva a cabo con palabras y acciones que están intrínsecamente unidas entre sí”.
Por esta unidad el Papa Juan XXIII, gran devoto de San José, pidió que el nombre de José se insertara en el Canon Romano de la Misa —que es el memorial perpetuo de la redención— después del nombre de María y antes del nombre de los apóstoles, papas y mártires (Redemptoris Custos, n.6).
Como discípulos de Jesús, nosotros también somos llamados a ser guardianes del Misterio de Dios por medio de nuestra fe en las promesas de Dios y de la forma en que vivimos nuestras vidas. Vivimos en un mundo cada vez más globalizado e interconectado, influenciado fuertemente por puntos de vista seculares y perspectivas no bíblicas.
Intención:
San José, Guardián del Misterio de Dios, ora por mí para que pueda hacer lo que me corresponde y defienda el misterio de la Redención y lo proclame a aquellos que Cristo pone en mi camino.
Oración:
Glorioso San José, protector, modelo y guía de las familias cristianas: Te ruego protejas a la mía. Haz reinar en ella el espíritu de fe y de religión, la fidelidad a los mandamientos de Dios y de la Iglesia, la paz y la unión de los hijos, el desprendimiento de los bienes temporales y el amor a los asuntos del cielo. Dígnate velar sobre todos nuestros intereses. Ruega al Señor que bendiga nuestra casa. Otorga la paz a la familia, acierto a los hijos en la elección de estado. Concede a todos los miembros de nuestra familia y de todas las familias de la tierra, la gracia de vivir y morir en el amor de Jesús y de María. Amén
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6