Semana Santa- las 7 palabras de Cristo en video

Para meditar sobre Cristo en la Cruz durante la Semana Santa, recibe un video diario de 3 minutos creado por el fotógrafo Eric Sander, con música de Jean-Luc Guyard.

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Las 7 últimas palabras de Cristo, en imagen y música



Desde hace más de 30 años, recorro el planeta para realizar reportajes para la prensa y la edición. De camino, me encuentro con Cristo que me abre los ojos sobre la Belleza del mundo y cambia mi mirada. Alcanzado en pleno corazón, multiplico entonces las tomas de vista de calvarios y crucifijos puestos en mi camino, constituyendo una colección de imágenes emotivas que comparto en mis montajes multimedia durante proyecciones en iglesias.

Este año, durante la Semana Santa, les propongo meditar durante tres minutos sobre las últimas palabras de Cristo, cada día con un nuevo video con música del compositor Jean-Luc Guyard.

Todos nosotros podremos unirnos en pensamieno y oración en Cristo con todos los enfermos de coronavirus, el personal médico y los demás  profesionales (y voluntarios) involucrados en esta crisis mundial, sin olvidar a todos aquellos que están sufriendo en silencio, la enfermedad,  la falta de amor y la soledad.


Una invitación a meditar sobre Cristo en la Cruz, el sufrimiento, la entrega de sí mismo, el perdón, la esperanza.

Programa para la Semana Santa del 5 al 12 de abril:

  • Palabra 1:      5 de abril "Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen..." 
  • Palabra 2:      6 de abril " te digo la verdad, estarás conmigo en el cielo." 
  • Palabra 3:      7 de abril " Mujer, este es tu hijo. Esta es tu madre" .
  • Palabra 4:      8 de abril " Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado..." 
  • Palabra 5:      9 de abril " Tengo sed" 
  • Palabra 6:     10 de abril " Todo se cumple" 
  • Palabra 7:     11 de abril " Encomiendo mi espíritu a tus manos." 
  • Pascua:         12 de abril " El glorioso Cristo" 


POR AMOR – Testimonio de Eric Sander

Toda mi vida, creo que los crucifijos me han fascinado, perturbado. Cuando veía un crucifijo a la entrada de un pueblo, no podía sino pensar en el extranjero de otra cultura que, al llegar por vez primera a Francia, se encuentra frente a un hombre colgado a muerte de una cruz. ¡Qué acogida! Pensaba que era uno de los símbolos más violentos de la tierra, en total contradicción con el mensaje de amor de Cristo.

Jesús, traicionado, humillado, apaleado, clavado, atravesado, odiado, anonadado, en una de las puestas a muerte más atroces de la historia, yo no podía hacerme a la idea de que alguien lo tomara por símbolo.

Hace 8 años, una hermosa mañana helada, empecé a fotografiar varios crucifijos en un cementerio de Picardía, con la idea bien determinada en mi fuero interno de mostrar su violencia. No tenía conciencia entonces de que Jesús acababa de tomarme de la mano para llevarme por Su Camino. 

Desde esa mañana, incansablemente, sin jamás buscarlo, ya sea a la vuelta de una esquina, al borde de una carretera, en una buhardilla, una iglesia, un bosque, no ha dejado de mostrarse a mí.

Los encuentros se hicieron cada vez más potentes, las tomas de vista cada vez más inspiradas. Me imaginaba en su sitio, viviendo mi pasión. A menudo emocionado por la escena, el momento, a veces derramé lágrimas de sufrimiento, en comunión con Él.

Al filo de los años, mi colección de imágenes creció inexorablemente. Así como mi fe. 

Hoy, tengo evidentemente otra mirada sobre el crucifijo, otra mirada sobre mí mismo, sobre los demás también.

Jesús en la cruz, es la ignorancia del hombre, mi ignorancia, mi violencia, mi orgullo, mi ceguera, mi egoísmo.

Jesús en la cruz, soy yo, somos nosotros. Murió por mí, por nosotros.

Quién no lleva su cruz. Quién no vive con su sufrimiento, tan profundo a veces.

Cristo en la cruz, es el amor incondicional, el perdón, el don supremo de sí, la esperanza, la resurrección, la paz en los corazones, la vida eterna.

Eric Sander


Oración de el retiro

Padre nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.