¡Estemos listos!

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A menudo nos tienta vivir la Natividad como si fuera únicamente el cumpleaños de Jesús, nacido en una época lejana. Y olvidar que esta llegada es la preparación del final del tiempo, del día de nuestra muerte. ¡En el fondo, es mejor olvidar! ¿Por qué no esperar simplemente el día de nuestra muerte y disfrutar de la vida?

 

No sabemos cuándo el Señor vendrá a buscarnos. El día de nuestra muerte puede llegar en un año, mañana, hoy mismo… ¡Pero la ignorancia no es la despreocupación! Al contrario, Cristo nos pide estar listos: “ Por eso estén despiertos, porque no saben en que día vendrá el Señor… Por eso, estén también ustedes preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que menos esperan.” (Mateo 24, 42-44)

 

Imagina que los pastores se hubieran quedado dormidos: ¡no hubieran podido escuchar al ángel anunciarles que Jesús ha nacido! No hubieran podido presentar sus saludos a Aquel que esperaban desde hace mucho tiempo. Pero los pastores velaron toda la noche: su fuego estaba encendido, su corazón dispuesto a recibir la Palabra de Dios.

 

La vigilancia impone un gran número de vigilias, mucha perseverancia y paciencia día a día. ¡Pero qué felicidad cuando finalmente llega lo que esperamos! Si nos preparamos con el mismo cuidado que el pescador que prepara sus redes de madrugada, nuestra vida y la del mundo se llenarán de luz. « Desde la mañana te hago promesas y me quedo a la espera » (Salmo 5). Como el pescador que se prepara a atrapar muchos peces, como el estudiante que hace todo lo posible para pasar sus exámenes, como la madre que cuida con esmero a su hijo enfermo olvidándose de ella misma…

 

Para prepararnos a este gran reencuentro, lo primero es estar listos a recibir al Señor en cualquier momento de nuestra vida. Hoy, seamos atentos a las personas frágiles que nos rodean, abramos bien los ojos para ver dónde Dios nos espera.

 

Oración:

Señor, haz crecer en mí el deseo de encontrarte y la fuerza de velar.

Tú has nacido hace 2000 años, enséñame a preparar mi corazón a tu cumpleaños,

tú volverás el día de mi muerte, ayúdame a esperarte con alegría,

tú que vienes a visitarme día tras día, permíteme de estar despierto para recibirte.

 

Oración de la comunidad

Padre nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

¡Gracias! 140 personas oraron

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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