Día 6: Cuando Dios me hace señales…

Queríamos que Dios nos haga grandes señales: en el fondo, estamos un poco envidiosos de los quien han vivido un milagro, una aparición, o una conversión súbita como San Pablo cayendo de su caballo, derribado… Pero a fuerza de buscar el sobrenatural, ¿no vemos que Dios nos hace guiños, o mejor dicho, «guiños de Dios»? ¡A veces son tan discretos y imprevisibles! Acordémonos que Dios no está en un huracán pero en una brisa suave (Primer libro de los Reyes 19, 11-12). Habría podido manifestarse a los reyes magos con un sol deslumbrador, pero ha elegido una estrella apagándose antes del fin del viaje…

Si abrimos nuestros ojos, podemos leer la firma de Dios en el esplendor de una montaña, en la belleza de un encuentro, en la pureza de una mirada y también en algunos eventos de nuestra vida. ¿Pero cómo saber si esto es la obra de Dios? Nunca estaremos 100% seguros. Dios, quien nos ama y quiere dejarnos libres, ¡no se impone! Pero si estos «signos» nos traen «amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia» (Gal 5, 22), son seguramente «guiños de Dios».

En el libro Jade y los misterios de la vida del francés François Garagnon, la heroína joven, muy perspicaz, nos explica como reconocer estos guiños de Dios: «Evidentemente, cuando se busca penetrar los misterios de la vida el problema está en no confundir las señales. Con un poco de costumbre es muy fácil, pues hay guiños de Dios por todas partes.

En primer lugar, a Dios se le encuentra en todos los sitios donde hay luz. La luz es invisible, de acuerdo; lo que se ve son cosas iluminadas. Pues bien, con Dios ocurre algo parecido: Él es invisible, y lo que se ve son las cosas que ilumina.»

Podemos leer de nuevo lo que hemos vivido ayer a la luz del Espíritu Santo y intentar reconocer estos guiños de Dios que han alumbrado nuestro día.

Oración:

«Te damos gracias Señor por todos los signos de tu presencia, desde las curaciones las más espectaculares hasta las más íntimas de nuestras resurrecciones…»

(San Bernardo)

Oración de la comunidad

Padre nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

¡Gracias! 137 personas oraron

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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