Día 5: Los Santos nos preceden en la Fe

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¡Seguramente, no estamos solos en este camino! Podemos contar con los quien nos precedieron en esta marcha hacia Cristo. Los santos van adelantados… Llevan el farolillo delante de nosotros y nos preparan para reunirnos con Él.  Todavía en el vientre de su madre, Juan Bautista reconoce a Jesús mientras Él todavía no ha nacido (su madre Isabel nos dice que «el niño saltó de alegría en mi seno», Lucas 1, 44). Anuncia la llegada del Señor para que sus contemporáneos cambien sus corazones y reconozcan que Jesús es el Mesías: «Mirando a Jesús que pasaba, [Juan Bautista] dijo: «Este es el Cordero de Dios». Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús.» (Juan 1, 36-37)

Los santos, como Juan Bautista ayer, Juan-Pablo II hoy día, son nuestros grandes hermanos en la fe. Nos ayudan a avanzar gracias al testimonio de sus vidas, sus palabras y sus escritos. ¡Apoyemos en ellos!

¿Saben que gracias a Santa Teresa de Ávila Edith Stein, esta brillosa filósofa judía, se encuentra con Cristo? Un día su cuñada le presta el libro de La vida de Santa Teresa. Edith es una lectora apasionada y aunque no cree se interesa por la vida de los grandes santos. Una noche, lee el libro de un tirón. «Cuando cerré el libro, me dije: ¡ésta es la verdad!».

Sin duda esta conversión fue preparada por sus búsquedas incansables. Pero Santa Teresa de Ávila le ha permitido El Encuentro: ¡en Cristo ha encontrado la verdad que buscaba con tanta fiebre! Y a su vez, después de su bautismo, quiere alumbrar el camino de los otros buscadores de verdad: «Yo soy solamente un instrumento del Señor. El que viene a mí, hacia Él lo quisiera conducir.» Edith Stein fue canonizada por Juan-Pablo II en 1998. ¡El Señor nos llama a ser santos, para que siguiendo nuestro ejemplo los demás sean santos!

Hoy día les proponemos meditarse en un escrito o un episodio de la vida de su santo patrono y preguntarse después: ¿qué me dice de Dios? ¿En que fortalece mi fe? ¿Concretamente, en 2018, cómo puede guiarme?

Puede compartir a continuación su enfoque de hoy día.

Descubramos de nuevo el misterio del Espíritu Santo con Santa Edith Stein:

¿Quién eres tú, dulce luz que me llenas e iluminas la oscuridad de mi corazón? Me conduces igual que una mano materna y si me dejas libre, así no sabría ni dar un paso. Tú eres el espacio que envuelve todo mi ser y lo encierra en Sí. (…) Tú, más cercano a mí que yo misma y más íntimo que mi intimidad, y aún inalcanzable e incomprensible, y que todo nombre haces explotar: Espíritu Santo, ¡Amor Eterno!

Oración de la comunidad

Padre nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

¡Gracias! 131 personas oraron

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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