Día 12: bendición de Santa Clara de Asís

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¡Bendición de Santa Clara de Asís!



¡Jesús, Tú que prometiste enviar tu Espíritu a los que te ruegan, oh Dios, para llevar tu Fuego al mundo, enciende nuestro corazón, recibe la ofrenda de nuestras vidas!

 


Leamos juntos el Salmo del día:

 Salmo 34: 2-9

Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios.
Mi alma se gloría en el Señor; que lo oigan los humildes y se alegren.
Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su Nombre todos juntos.
Busqué al Señor: Él me respondió y me libró de todos mis temores.
Miren hacia Él y quedarán resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán.
Este pobre hombre invocó al Señor: Él lo escuchó y los salvó de sus angustias.
El Ángel del Señor acampa en torno de sus fieles, y los libra.
¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
¡Felices los que en Él se refugian!


 Meditación del Salmo 34:

Comienza este Salmo prorrumpiendo en alabanzas a Dios. La alabanza del salmista le sale del corazón, gloriándose de su relación con Dios y de su confianza de lo que espera de Él.

El salmista (David) anima a todos a buscar a Dios y a adorarle. Solamente Dios es digno de nuestra adoración y servicio; sin importar las circunstancias: triunfos, alegrías, tristezas, pobreza, enfermedad, desolación, esperanza... pues se puede bendecir a Dios en todo tiempo, incuso en las circunstancias más adversas. ¡Bendecir es una expresión de gratitud!

En nuestra vida Dios debe ocupar un lugar de honor; por eso debemos exaltar su nombre pues Él es Glorioso, Todopoderoso y Eterno.

Cuando confiamos totalmente en Dios, tenemos la certeza de una victoria segura.

Si en la comunidad católica clamamos a Dios y proclamamos su nombre, tengamos la certeza que Él nos librará de nuestros temores y nos protejera de los actos del mal. Debemos guardar la esperanza de que llegará el día cuando Él reinará con justicia y nosotros seremos premiados con ir al cielo. 




 Leamos juntos la Reflexión de la vida de Santa Clara de Asís

El secreto de Santa Clara fue su oración, su "estar" con el Señor. Santa Clara era muy asidua en la oración, de día y de noche; sobre la medianoche despertaba cuidadosamente a las hermanas, con una campanilla, para alabar a Dios. Encendía las lámparas de la iglesia. Si alguna vez acaecía que alguna persona mundana había hecho algo contra Dios, ella, maravillosamente, lloraba y exhortaba a la tal persona y le predicaba con solicitud que tornase a la penitencia.

Se cuenta que antes que Santa Clara se enfermara, en el espacio en donde Clara solía entrar a orar, se veía un gran resplandor, tanto que se llegaba a pensar que fuese una llama de fuego real.


Santa Clara jamás dejo de ser fiel a Cristo, a su Evangelio y nunca pudo separar su comunión con la Iglesia, pues es allí donde vive Cristo.

Pocos días antes de morir, el Papa Inocencio fue a visitarla incluso estando ella practicamente inconsciente. En cierto momento Santa Clara les dijo a las hermanas: 


«Hijitas mías, alabad a Dios, porque el cielo y la tierra no son bastantes para tantos beneficios como yo he recibido de Dios, pues le he recibido hoy en el santo Sacramento y he visto también a su Vicario.» Las hermanas de la Orden, sorprendidas le preguntaron porque sabía dichas cosas, Santa Clara respondió: "porque las he visto y estuve presente."



Y ahora reflexionemos en esta pista de meditación:

¡En este día , que la bendición de Santa Clara esté sobre todos los que hemos meditado durante este Camino de VIDA!

¡Ojalá todos podamos unirse en oración durante una celebración eucarística!


¡Sí! ... que la bendición de Santa Clara llegue a todos nosotros, en particular a los que están puestos a prueba y que les compartimos estas palabras de ánimo, de la misma Santa Clara:

Vela y reza sin cesar. Lleva a cabo sin desanimarte la obra que has empezado. No temas, pues Dios es fiel a su palabra y Santo en sus actos: esparcirá sobre ti y ¡sobre los tuyos! todas sus bendiciones; Él vendrá en tu ayuda y te consolará; Él es nuestro Redentor y nuestra recompensa para la eternidad.

Y todos nosotros, sigamos rezando los unos por los otros: “cada uno llevando por amor la carga del otro”, ¡el camino, siguiendo a Cristo, nos resultará más ligero de recorrer! ¡Amén!




Bendición de Santa Clara:

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

El Señor os bendiga y os guarde. Os muestre su faz y tenga misericordia de vosotras. Vuelva su rostro a vosotras y os dé la paz, a vosotras, hermanas e hijas mías, y a todas las otras que han de venir y permanecer en vuestra comunidad, y a todas las demás, tanto presentes como futuras, que perseveren hasta el fin en todos los otros monasterios de Damas Pobres. 

Yo, Clara, sierva de Cristo, plantita de nuestro muy bienaventurado padre San Francisco, hermana y madre vuestra y de las demás hermanas pobres, aunque indigna, ruego a Nuestro Señor Jesucristo, por su misericordia y por la intercesión de su Santísima Madre Santa María, y del bienaventurado San Miguel Arcángel y de todos los Santos Ángeles de Dios, de nuestro bienaventurado Padre Francisco (de Asís) y de todos los santos y santas, que el mismo Padre celestial os dé y os confirme ésta su Santísima Bendición en el cielo y en la tierra: en la tierra, multiplicándoos en su Gracia y en sus virtudes entre sus siervos y siervas en su Iglesia militante; y en el cielo, exaltándoos y glorificándoos en la Iglesia triunfante entre sus santos y santas.


Os bendigo en vida mía y después de mi muerte, como puedo y más de lo que puedo, con todas las bendiciones con las que el Padre de las Misericordias ha bendecido y bendecirá a sus hijos e hijas en el cielo y en la tierra, y con las que el padre y la madre espiritual ha bendecido y bendecirá a sus hijos e hijas espirituales. ¡Amén!
Sed siempre amantes de Dios y de vuestras almas y de todas vuestras hermanas, y sed siempre solícitas en observar lo que habéis prometido al Señor.
El Señor esté siempre con vosotras, y ojalá que vosotras estéis siempre con Él.
¡Amén!




Hoy te sugerimos:


¡Termino mi día (¡y este Camino de VIDA!) en un acto de agradecimiento y de abandono total:

Bendito seas, Señor, por haberme creado. ¡En tus manos entrego  mi vida! », la vida de todas las comunidades de Clarisas sobre esta tierra, y la vida de cada uno de los participantes en esta Comunidad! 

¡Bendito seas, Señor, por habernos guiado durante estos días, siguiendo la oración y la luz de la vida de Santa Clara de Asís! Guárdanos a todos en tu bendición. 



 ¡Del corazón de Santa Clara brotó aquella encendida frase: “Ama del todo a Aquel que del todo se entregó por tu amor”!


 

Santa Clara amaba con ternura y acogía a todos con bondad convencida de que el verdadero amor de Dios es inseparable del amor a quienes Dios ama, y se expresa en él.

 



Aprendamos de Santa Clara a despertar en nuestro corazón la alabanza, la gratitud y el amor en torno a Dios nuestro Señor.



 

 

Oración de la comunidad

Oración a Santa Clara de Asís

Gloriosa Santa Clara de Asís, por aquella fe inquebrantable que te hizo servirte de las cosas terrenas buscando las del cielo, por aquella esperanza firme con que venciste todas las dificultades que se oponían a tu santificación, por aquella caridad pura y ardiente que te movió en todo los momentos de la vida, yo te suplico con humilde confianza que intercedas ante Dios y me obtengas su favor en lo que te pido (hágase la petición) y esperanza firme y caridad ardiente para con Dios y el prójimo. Padre nuestro, Ave María y Gloria. Amén.

¡Gracias! 210 personas oraron

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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Con Santa Clara avanzo en mi camino con alegría

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