Día 9: un modelo para hoy

Juan Pablo II al canonizar a Josemaría Escrivá de Balaguer precisó que su mensaje tiene abundantes y fructíferas implicaciones para la misión evangelizadora de la Iglesia.

“Él refuerza la cristianización del mundo “del interior”, mostrando que no puede haber conflicto entre la ley divina y las exigencias de un progreso humano auténtico. Empuja al cristiano a actuar en los lugares donde la sociedad futura está construyéndose. La presencia activa de los laicos, en todas las profesiones y en las fronteras más avanzadas del desarrollo, sólo puede contribuir de manera positiva a reforzar esta armonía entre la fe y la cultura, de la que tanta necesidad tiene nuestro tiempo (…) San Josemaría fue elegido por el Señor para anunciar el llamado universal a la santidad y para indicar que la vida de todos los días y las actividades cotidianas son un camino de santificación. Sería posible decir que fue el santo de lo ordinario. De hecho, él estaba convencido que para aquél que vive desde una óptica de fe, todo ofrece una ocasión de encuentro con Dios, todo se convierte en un estímulo para la oración. Visto de este modo, la vida cotidiana revela una insospechada grandeza.

"La santidad se encuentra verdaderamente al alcance de todos"

Oremos con San Josemaría Escrivá de Balaguer. (Extractos del « Via Crucis »)

Dios mío, haz que odie el pecado y que me una a ti, abrazando la Santa Cruz, para que a mi vez cumpla tu muy amable Voluntad...despojado de toda atadura terrestre, sin otro objetivo que tu gloria ... con generosidad, sin guardar nada para mí, ofreciéndome contigo en un perfecto holocausto. Via Crucis
“Nada valgo, nada puedo, nada poseo...”Pero tú subiste a la Cruz para que pueda recibir tus méritos infinitos...Y después, al echar un vistazo sobre mi vida, digo: ¡Ah, Dios mío, qué noche tan oscura !  Tan sólo de vez en cuando algunos puntos luminosos brillan, por la acción de Tu gran Misericordia. Yo te ofrezco todo eso, Señor, ; yo no tengo nada más.

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Oración de San Josemaría al Espíritu Santo

¡Ven, oh Santo Espíritu!: ilumina mi entendimiento, para conocer tus mandatos: fortalece mi corazón contra las insidias del enemigo: inflama mi voluntad... He oído tu voz, y no quiero endurecerme y resistir, diciendo: después..., mañana. Nunc coepi! ¡Ahora!, no vaya a ser que el mañana me falte. ¡Oh, Espíritu de verdad y de sabiduría, Espíritu de entendimiento y de consejo, Espíritu de gozo y de paz!: quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero como quieras, quiero cuando quieras..

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Que vos paroles soient toujours bienveillantes, qu’elles ne manquent pas de sel, vous saurez ainsi répondre à chacun comme il faut. Col 4 : 6

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9 días con Josemaría Escrivá

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