El caminito de Teresita para ir a Dios, la pequeñez y el abandono en su Padre

Queridos amigos:

En momentos de mucha debilidad y pequeñez, cuando sientas que ya no puede más o que te faltan las fuerzas busca a Teresita, léela, pídele ayuda. A ti si te sientes muy pobre, pecador o incapaz de acudir a Dios, busca a Teresita. Si crees que el camino de la santidad no es para ti busca a Teresita.

Teresita es la santa de las almas muy pobres, aunque todos somos pobres, pero sobre todo es la santa de los que se saben pobres. Y los pobres son los más amados de Dios, por eso si tu te sientes muy pobre, siéntete cerca de Dios, como los niños. Teresita fue siempre una niña en brazos de Dios. Y ella descubrió un camino para ir a Dios, el caminito. Una doctrina tan verdadera y segura que hizo que la declararan doctora de la Iglesia. Este caminito ha salvado y salvará a muchas almas y es el camino de la gratuidad.

Dice así Santa Teresita en el Manuscrito B, en la carta a Sor María del Sagrado Corazón:

“Jesús se complace en enseñarme el único camino que conduce a este divino horno del Amor; y el camino es el abandono del niñito que se duerme sin miedo en los brazos de su Padre. “Si alguno es pequeñito que venga a mí”, dijo el Espíritu Santo por boca de Salomón. Y este mismo Espíritu de amor dijo también que “la misericordia se concede a los pequeños”

En su nombre, el profeta Isaías nos revela que en el último día “el Señor conducirá a los pastos su rebaño, reunirá a los corderillos y los estrechará contra su corazón.”

Y como si no bastasen estas promesas, el mismo profeta, hundiendo su inspirado mirar en las profundidades eternas, exclama en nombre del Señor: “A la manera que una madre acaricia a su hijito, así os consolaré yo. Os llevaré en mi regazo, y os acariciaré sobre mis rodillas” ¡Oh, madre mía! Después de haber escuchado semejante lenguaje, no queda más que callar, llorar de gratitud y de amor.

¡Ah! Si todas las almas débiles e imperfectas sintieran lo que siente la más pequeña de todas, el alma de vuestra Teresita, ni una sola perdería la esperanza de llegar a la cumbre de la Montaña del Amor, puesto que Jesús no pide grandes obras, sino únicamente abandono y agradecimiento.

Dios dijo en el salmo 41: “No necesito en absoluto de los machos cabríos de vuestros rebaños, porque mías son todas las fieras del bosque y los miles y animales que pastan en las colinas… Conozco todas las aves de las montañas… Si tuviese hambre, no acudiría a vosotros, pues la tierra entera, con todo lo que contiene es mía. ¿Es que tendré yo que comer la carne de los toros y beber la sangre de los bueyes? Ofreced a Dios sacrificios de alabanzas y de acción de gracias.  

Eso es todo lo que Jesús exige de nosotros. No tiene necesidad alguna de nuestras obras, sino únicamente de nuestro amor.

Porque ese mismo Dios que asegura no tener necesidad de acudir a nosotros si tiene hambre, no vacila en mendigar un poco de agua de la Samaritana. Tenía sed…Pero al decir: “dame de beber”, era el amor de su pobre criatura lo que el Creador del universo reclamaba.

Tenía sed de amor. ¡Ah! Veo con más claridad que nunca que Jesús está sediento. Entre los discípulos del mundo sólo halla ingratos e indiferentes. Y entre los discípulos que se le han consagrado halla muy pocos corazones que se le entregan sin reservas, muy pocos que comprenden toda la infinita ternura de su amor.  

Comprendamos como Teresita que el camino para ir a Jesús es el camino de la humildad, de la pequeñez, del amor. Jesús nos ama y busca nuestro Amor. Nosotros a veces nos alejamos de El porque pensamos que tenemos que ser muy buenos o llenos de virtudes para acercarnos y no es así. Lo que más nos acerca a Jesús es nuestra pequeñez y el saber confiar y abandonarnos en El.

Se lo pedimos así a Jesús, por intercesión de Santa Teresita del Niño Jesús.

Oración a Jesús

Querido Jesús. Hoy me pongo delante de ti con toda mi pequeñez, con toda mi impotencia, con mis angustias, enfermedades e incertidumbres. Con mi falta de confianza en tu Amor. No me importa presentarme ante Ti con mis debilidades porque Tú las amas. Tú me comprendes Jesús, y sabes que no puedo nada sin tu ayuda. Y lo único que quieres es que me acerque a Ti, que confié en ti, que te ame. Y eso puedo hacerlo Jesús. Quiero amarte, quiero corresponder a tu gran ternura de Amor hacia mí. Mirarte a los ojos hoy y decirte que te amo Jesús mío. Amén.       

Sigue si quieres en este clima de recogimiento escuchando este breve vídeo sobre Santa Teresita:

¡Hasta mañana!

Oración de la comunidad

El Señor es mi luz y mi salvación. Salmo 26.

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? Cuando me asaltan los malvados para devorar mi carne, ellos, enemigos y adversarios, tropiezan y caen. Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento tranquilo. Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo. Él me protegerá en su tienda el día del peligro; me esconderá en lo escondido de su morada, me alzará sobre la roca; y así levantaré la cabeza sobre el enemigo que me cerca; en su tienda sacrificaré sacrificios de aclamación: cantaré y tocaré para el Señor. Amén.

¡Gracias! 367 personas oraron

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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