Día 29: Seguir trabajando en nuestro interior

Un Saludo de Paz y Bien

Iniciamos este retiro en el Nombre del Padre, en el Nombre del Hijo y en el Nombre del Espíritu Santo. Amén.

Recomendación

Recuerda tomarte unos minutos, disponer tu mente, tu corazón, tu espacio físico, es decir, el lugar en el que te encuentras para compartir con Dios en tu interior. Tómate el tiempo que consideres necesario para leer, escuchar, orar y meditar.

Fragmento de Cierre

En efecto el sufrimiento humano no puede ser transformado y cambiado con una gracia exterior, sino interior. Cristo, mediante su propio sufrimiento salvífico, se encuentra muy dentro de todo sufrimiento humano, y puede actuar desde el interior mismo con el poder de su Espíritu de Verdad, de su Espíritu Consolador. No basta. El divino Redentor quiere penetrar en el ánimo de todo paciente a través del corazón de su Madre Santísima, primicia y vértice de todos los redimidos (…) Pero este proceso interior no se desarrolla siempre de igual manera. A menudo comienza y se instaura con dificultad. El punto mismo de partida es ya diverso; diversa es la disposición que el hombre lleva en su sufrimiento. Se puede sin embargo decir, que casi siempre cada uno entra en el sufrimiento con una protesta típicamente humana y con la pregunta del “por qué”. Se pregunta sobre el sentido del sufrimiento y busca una respuesta a esta pregunta a nivel humano. Ciertamente pone muchas veces esta pregunta también a Dios, al igual que a Cristo. Además, no puede dejar de notar que Aquél a quien pone su pregunta, sufre Él mismo, y por consiguiente, quiere responderle desde la Cruz, desde el centro de su propio sufrimiento. Sin embargo, a veces se requiere tiempo, hasta mucho tiempo, para que esta respuesta comience a ser interiormente perceptible. En efecto, Cristo no responde directamente ni en abstracto a esta pregunta humana sobre el sentido del sufrimiento. El hombre percibe su respuesta salvífica a medida que él mismo se convierte en partícipe de los sufrimientos de Cristo (Juan Pablo II, 2011).

Reflexión para el cierre

El sentido del sufrimiento está ahí en hacer la ofrenda, Jesús amó. Quien no sabe de amor no entiende el sentido de la cruz, porque es una ofrenda de amor. Una persona que en el sufrimiento dice: Yo entrego este dolor por ti y yo entrego este desgaste por ti y entonces la cruz tiene un sentido. No es un lugar de desgracia es un lugar de salvación de otros y de mí. San Pablo lo va a decir bellamente en la carta de los colosenses “completo en mi cuerpo lo que falta a la pasión de Cristo” ¿Dónde está Dios en la cruz? Dios no es crucificador, Dios es el que sufre en ti, el que sufre contigo. Dios está en el que sufre, está abajo muriendo en una cruz, Dios muere, Dios está ahí sufriendo y muriendo en una cruz. Jesús nos enseñó que el dolor es un valor, y que yo puedo encararlo y que yo puedo hacer del dolor, del sufrimiento y de la muerte un lugar de vida, no morir pasivamente, no sufrir pasivamente como víctima sino al contrario, amando ofreciendo, entregando y dilatando más y más y más, la cruz es lugar de salvación. Tercera y última tesis: La cruz es la transformación de la cruz. Lo voy a explicar con un ejemplo: Lo más parecido a una cruz es una mujer. Esta frase no es mía, esa frase es de Jesús, lea la biblia en Juan capítulo 16 versículo 2o: “En verdad, en verdad les digo, que ¿lloraran y se lamentarán y el mundo se alegrará” no faltará el que se frote las manos el día que a ti te vaya mal. Y sigue Jesús “estarán tristes pero su tristeza se convertirá en gozo” ¿qué es la resurrección? Es la misma cruz, pero transformada, cuidada con hacer paralelismos, es de dentro de la cruz que sale la resurrección. Yo le tengo pavor a los sánduches espirituales que es esto: tengo un sufrimiento entonces le pongo algo encima, una persona está depre entonces venga cante la tarde entera y después el malestar vuelve, eso es colocarle mermelada. Viene un amigo y me dice Fidel estoy mal y yo le digo venga vamos a dar una vuelta al centro comercial y nos comemos un helado. Ahí lo que hice fue pasear la cruz pero no la resucité. La cruz sigue ahí, cuando él vuelve a su cuarto le sale otra vez el malestar, ahí no ha habido ninguna resurrección ninguna sanación. Hay que hacer el proceso. La resurrección viene de dentro de la cruz. El resucitado es el mismo crucificado, ni resurrección sin cruz ni cruz sin resurrección jamás (Padre Fidel Oñoro, 2020).

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Oración para el cierre

En una hoja a parte escribimos:

Señor te presento mi cruz, en ti y contigo acepto que (la asumo o no la asumo o quiero asumirla pero me cuesta, no quiero asumirla)

Señor, te doy gracias por lo que me he dado cuenta (escribo). Te doy gracias Señor por lo que he visto en mí con la luz de tu Santo Espíritu (escribo)

Señor te entrego los orines espirituales (escribo), la glucosa almacenada (aquellas capacidades que tengo y no uso), los dolores de entrañas, el dolor de corazón (escribo con detalle)

Gracias Señor porque eres tú quien puede limpiarme día a día de esto. Te doy gracias Señor porque.. (qué le agradezco a Dios de mí mismo y de lo que me ha dado que por el sufrimiento no veo)

Al finalizar, vuelvo a leer lo que escribí. Y rompo la hoja. Esto ya quedó en manos del Señor.

Para Meditar

¿Qué es eso que voy a hacer para seguir trabajando en mí y hacerle el proceso a mi cruz?

Oración de la comunidad

Oración

Señor Jesús uno mi dolor a tu dolor en la cruz y te lo ofrezco por mi sanación física, emocional, mental y la unidad de mi familia. San Juan Pablo II ruega por nosotros.

¡Gracias! 182 personas oraron

10 comentarios

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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