Santa Teresa y la puerta para entrar: La Humanidad sacratísima de Jesús

Queridos amigos:

Una de las características que me gusta muchísimo de Santa Teresa es lo humana que era, es decir, cercana, normal, con los pies en la tierra. ¡Qué importante es esto! 

Pues un místico no es una persona que está fuera de la realidad, al revés, precisamente la unión con Dios hace a la persona más humana, más en contacto con la realidad y con sus semejantes.

Y ese contacto tan próximo con la humanidad lo tenía también con la Humanidad de Cristo. Su oración pasaba siempre por Cristo. Y ella  decía que, aunque alguien estuviese en las cimas más altas de la contemplación, su oración tendría que ser a través de Jesucristo. 

¡Qué camino más seguro nos indica Santa Teresa, pues Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida!   

Dice así Teresa de Jesús en el Libro de la Vida en el capítulo 22:

“Ya veo yo claro y he visto después que para contentar a Dios y que nos haga grandes mercedes quiere sea por manos de esta Humanidad sacratísima en quien dijo Su Majestad se deleita. Muchas veces lo he visto por experiencia. Me lo ha dicho el Señor. He visto claro que por esta puerta hemos de entrar si queremos nos muestre la soberana Majestad grandes secretos.

Así que vuestra merced, señor, no quiera otro camino, aunque esté más en la cumbre de contemplación. Por aquí va seguro este Señor nuestro es por quien nos vienen todos los bienes. El le enseñará. Mirando su vida, es el mejor dechado. ¿Qué más queremos que tener un tan buen amigo al lado que no nos dejará en los trabajos y tribulaciones como hacen los del mundo? Bienaventurado quien de verdad le amare y siempre le trajere cabe sí. Miremos al glorioso San Pablo al que no parece que se le caía de la boca siempre Jesús como quien le tenía bien en el corazón. Yo he mirado con cuidado, después de que he entendido esto, la vida de algunos santos, grandes contemplativos y que no iban por otro camino. San Francisco da muestra de ellos en las llagas. San Antonio de Padua, el Niño. San Bernardo se deleitaba en la Humanidad. Santa Catalina de Siena…Y así otros muchos que vuestra merced sabrá mejor que yo.

Esto de apartarse de lo corpóreo, bueno debe ser pues gente tan espiritual lo dice. Mas, a mi parecer, ha de ser estando el alma muy aprovechada porque hasta esto está claro que se ha de buscar al Criador por las criaturas. Todo esto es como la merced que el Señor hace a cada alma. En eso no me entrometo. Lo que querría dar a entender es que no ha de entrar en esta cuenta la sacratísima Humanidad de Cristo. Y entiéndase bien este punto que querría saberme declarar.”

Cuando Dios quiere suspender todas las potencias, como en los modos de oración que quedan dichos, hemos visto claro está que, aunque no queramos, se quita esta presencia. Entonces vaya enhorabuena. Dichosa tal pérdida que es para gozar más de lo que nos parece se pierde. O porque entonces se emplea el alma toda entera en amar a quien el entendimiento ha trabajado conocer y a lo que no comprendió y goza de como que no pudiera tan bien gozar si no fuera perdiéndose a sí para, como digo, más ganarse.

Con maña y con cuidado nos acostumbramos a procurar con todas nuestras fuerzas traer siempre delante – y quiera el Señor que fuese siempre- esta sacratísima Humanidad. Esto digo que no me parece bien y que es andar el alma en el aire, como dicen. Porque parece no trae ánimo por mucho que le parece andar llena de Dios. Es gran cosa mientras vivimos y somos humanos, traerle humano, que éste es el otro inconveniente que digo que hay. El primero ya comencé a decir que es un poco de falta de humildad de quererse levantar el alma hasta que el Señor la levante y no contentarse con meditar cosa tan preciosa y querer ser María antes que hubiera trabajado con Marta. Cuando el Señor quiere que lo sea, aunque sea desde el primer día, no hay que temer; mas comidámonos nosotros como ya creo que otra vez he dicho. Esta motita de poca humanidad, aunque parece es nada, para querer aprovechar en la contemplación hace mucho daño. “

Si tenemos a Jesucristo, verdadero Dios y hombre y nosotros somos hombres, qué mejor comunicación con Aquél que nos puede entender, que sabe como sentimos, que sabe como vivimos, como sufrimos y disfrutamos.

Poder comunicarnos con Dios hecho hombre, ¿hay maravilla más grande?

Oración a Jesús

Querido Jesús. Hoy te quiero dar las gracias por haber venido a nuestro mundo y por haberte quedado con nosotros en la Eucaristía. Puedo comunicarme contigo, puedo leer tu Palabra, puedo conocer como viviste. Puedo enamorarme de Ti, y contarte mis problemas y quedarme en silencio a escuchar tus palabras de Amor. Puedo mirar una imagen tuya, de tu Sagrado Corazón, puedo adorarte en el Santísimo. En fin, Jesús, no me has dejado solo. Y te doy las gracias. Quiero estar siempre contigo Jesús. Amén.      

Y para terminar un audio muy interesante sobre el tema de hoy:

 

¡Hasta mañana!


Oración de la comunidad

El Señor es mi luz y mi salvación. Salmo 26.

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? Cuando me asaltan los malvados para devorar mi carne, ellos, enemigos y adversarios, tropiezan y caen. Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento tranquilo. Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo. Él me protegerá en su tienda el día del peligro; me esconderá en lo escondido de su morada, me alzará sobre la roca; y así levantaré la cabeza sobre el enemigo que me cerca; en su tienda sacrificaré sacrificios de aclamación: cantaré y tocaré para el Señor. Amén.

¡Gracias! 249 personas oraron

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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