Reconciliarse con la Cruz (II)

 Queridos amigos:

Quiero seguir hablando hoy de este tema porque creo que es importante y que a todos nos interesa. La Cruz lo es todo, y reconciliarse con la Cruz, amar la Cruz, tomar la Cruz es el Camino. Pero es un camino suave y ligero como dice Jesús, “Mi yugo es suave y mi carga es ligera”. 

Por eso, si la Cruz nos parece pesada y a veces insoportable, trataremos de descubrir con la ayuda de Dios como recorrer este camino, como beber el cáliz de Jesús, como hacerlo con Amor y ser felices.

Se me ocurrió decirle a Jesús, “mira Jesús no puedo beber tu cáliz”. Me acordaba de cuando Él les pregunta a los apóstoles si pueden beber el cáliz que El va a beber, y los dos apóstoles que en ese momento no saben muy bien a que se refiere, le dice que sí pueden. Y nosotros podemos contestar, "no podemos". Realmente no podemos, yo desde luego no puedo. Y se me ocurrió decirle a Jesús eso y me imaginé que me contestaba, o tal vez me contestó, “claro que no puedes de eso se trata”.

Sin la gracia de Dios no podemos nada. Cuando nos envalentonamos como los apóstoles y decimos que sí que podemos nos estamos equivocando. Y la vida se encargará de demostrárnoslo. Y en realidad ese es el camino, ir descubriendo nuestra debilidad, nuestra pobreza. Y es justamente la Cruz la que nos ayuda a descubrir esa debilidad y esa dependencia de Dios. Nuestra dependencia es total. Tal vez cuando todo nos va bien nos sentimos fuertes e independiente de Dios, pero cuando viene la enfermedad, la soledad, el dolor en cualquier forma, entonces nos topamos directamente con el problema de la Cruz. Y digo el problema porque a nosotros se nos convierte en un problema hasta que llegamos a aceptarla, a quererla y a entender algo.

Hoy os traigo un texto del padre Arintero, del que traeré también más cosas en otras ocasiones. El padre Arintero estudió a los místicos y la vida mística. Este texto que os traigo es de su libro “Evolución Mística” Y es un texto que habla del dolor aceptado y transfigurado, y que es consecuencia de una progresiva renovación que se va haciendo por grados. Es un texto muy esperanzador que nos sirve de partida para seguir en otras publicaciones adentrándonos en el Misterio de la Cruz con más ánimo, dice así:

“Los que piensan que la vida de los místicos es sombría y triste, como llena de oscuridades sensibles y sembrada de cruces, ésos no saben lo que es la felicidad. Las mismas cruces, llevadas por amor de Aquel que las ennobleció con su Sangre, son más dulces que todas las dulzuras terrenas, y esas aparentes oscuridades que se encuentran como en el vestíbulo de la luz divina, resultan más claras y alegres que todas las luces humanas. Y las inefables consolaciones y admirables ilustraciones que entre las pruebas se intercalan y se prolongan cada vez más, no tienen en todos los placeres del mundo juntos nada que les sea comparable, pues son ya presagios de la gloria eterna. Por gozarlas un solo momento se darían por bien empleados todos los trabajos que pueden caber en esta vida…Las tristezas de los místicos están todas sazonadas con unos gozos tan hondos e inefables, que el alma no las trocaría por ningún consuelo terreno, mientras las de los mundanos están llenas de pura hiel. Las cruces, que a nadie faltan, no siendo llevadas por Cristo, nada tienen que las suavice, y las alegrías que no se fundan en Dios todas se amargan muy pronto y paran en llantos.

El justo vive alegre y consolado en medio de sus amarguras y penas, y en todas sus muchas tribulaciones sobreabunda de gozo, pues sabe, y a su modo siente y experimenta, que una tribulación momentánea produce un peso inmenso de gloria. Así espera sereno y alegre la muerte, no como una triste disolución, sino como una verdadera transfiguración, como la ansiada manifestación de la gloria de los hijos de Dios, hasta entonces encubierta con los velos de la carne mortal: ¡Preciosa es ante el Señor la muerte de sus santos!

Me gustaría recibir muchos comentarios acerca de este tema, y así sirven para próximas publicaciones. 

 ¿Cómo vivimos la Cruz?¿ Con desconfianza, con angustia, con impaciencia? 

Yo muchas veces sí. 

O tal vez, 

¿Vives la Cruz con aceptación, con consuelo, con alegría?

Relacionado con este tema podéis leer esta oración a Jesús, pulsa aquí. 

Y para terminar esta hermosa canción:

¡Hasta la próxima semana queridos amigos!

Oración de la comunidad

Jesús tu nombre me sana

Jesús, repito tu dulce Nombre, tranquilamente, empiezo a descansar en Ti, confío en Ti. Jesús, Tu sabes que estoy lleno de preocupaciones. Respiro suavemente , repito tu dulce Nombre y pongo todo el peso de mis ansiedades en tu hombro divino. Y ahora apoyo mi rostro en tu regazo y me dejo acariciar por tu mano dulce que me da tanta seguridad. Oigo tu voz suave que me dice que nada tema que Tú estás aquí conmigo. Jesús, Jesús, Jesús...

¡Gracias! 188 personas oraron

11 comentarios

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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