Reconciliarse con la Cruz (I)

Queridos amigos:

Si uno lee la vida de los santos y sus obras se da cuenta de que llega un momento en que ellos le piden a Dios sufrir o simplemente consideran que el sufrir es una ganancia. Es decir, parece que se han reconciliado con la Cruz, que han encontrado que la Cruz verdaderamente es un camino que se puede recorrer. Que la Cruz es la Luz, que la Cruz es el Amor.

Este reconciliarse con la Cruz creo que es como el punto final del camino espiritual, que cuando uno llega a esto ya llega a la unión con Dios. Y también que cuando nosotros tenemos como la Cruz atravesada,  porque no nos hemos reconciliado con ella, es por muchos motivos, también puede ser por heridas de nuestro pasado. Por lo tanto, hay que recorrer también un camino de sanación espiritual para poder amar la Cruz. No es tan fácil decir acepto la Cruz, quiero la Cruz.

El huir de la Cruz puede ser un obstáculo en nuestro camino espiritual, pero más que huir de ella, es el miedo que podamos tenerla. 

Sin embargo, cuando conseguimos esta reconciliación también es posible la entrega total a Dios. Porque tal vez uno de los obstáculos que encontramos en nuestro camino de profundización con Dios es pensar que si nos acercamos demasiado nos quemaremos, por decirlo de alguna forma. Y es verdad que nos quemaremos, pero con Llamas de Amor Viva. Y esas llamas puede que al principio duelan en la fase de purificación, pero todo está envuelto en la unción del Espíritu Santo y en el Amor de Dios.

Así que los obstáculos que podemos encontrar para recorrer este camino tal vez vengan de heridas como hemos dicho antes. Podemos pedir a Jesús que nos sane de estas heridas, que nos ayude a amar la Cruz.     

Y prueba de que Santa Teresa de Jesús, cuya fiesta celebramos ayer llegó a esta reconciliación es este poema que os quiero traer hoy:

Qué mandáis hacer de mí

Vuestra soy, para Vos nací,
¿Qué mandáis hacer de mí?

Soberana Majestad,
Eterna sabiduría,
Bondad buena al alma mía;
Dios, alteza, un ser, bondad,
La gran vileza mirad,
Que hoy os canta amor así.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Vuestra soy, pues me criasteis,
Vuestra, pues me redimisteis,
Vuestra, pues que me sufristeis,
Vuestra, pues que me llamasteis,
Vuestra, porque me esperasteis,
Vuestra, pues no me perdí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

¿Qué mandáis, pues, buen Señor,
Que haga tan vil criado?
¿Cuál oficio le habéis dado
A este esclavo pecador?
Veisme aquí, mi dulce Amor,
Amor dulce, veisme aquí,
¿Qué mandáis hacer de mí?

Veis aquí mi corazón,
Yo le pongo en vuestra palma,
Mi cuerpo, mi vida y alma,
Mis entrañas y afición;
Dulce Esposo y redención
Pues por vuestra me ofrecí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme muerte, dadme vida:
Dad salud o enfermedad,
Honra o deshonra me dad,
Dadme guerra o paz crecida,
Flaqueza o fuerza cumplida,
Que a todo digo que sí.
¿Qué queréis hacer de mí?

Dadme riqueza o pobreza,
Dad consuelo o desconsuelo,
Dadme alegría o tristeza,
Dadme infierno, o dadme cielo,
Vida dulce, sol sin velo,
Pues del todo me rendí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Si queréis, dadme oración,
Si no, dadme sequedad,
Si abundancia y devoción,
Y si no, esterilidad.
Soberana Majestad,
Sólo hallo paz aquí,
¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme, pues, sabiduría,
O por amor, ignorancia,
Dadme años de abundancia,
O de hambre y carestía;
Dad tiniebla o claro día
Revolvedme aquí o allí
¿Qué mandáis hacer de mí?

Si queréis que esté holgando,
Quiero por amor holgar.
Si me mandáis trabajar,
Morir quiero trabajando.
Decid, ¿dónde, cómo y cuándo?
Decid, dulce Amor, decid.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme Calvario o Tabor,
Desierto o tierra abundosa,
Sea Job en el dolor,
O Juan que al pecho reposa;
Sea viña frutuosa
O estéril, si cumple así.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Sea José puesto en cadenas,
O de Egipto Adelantado,
O David sufriendo penas,
O ya David encumbrado,
Sea Jonás anegado,
O libertado de allí,
¿Qué mandáis hacer de mí?

Esté callando o hablando,
Haya fruto o no le haya,
Muéstreme la Ley mi llaga,
Goce de Evangelio blando;
Esté penando o gozando,
Sólo Vos en mí viví,
¿Qué mandáis hacer de mí?

Vuestra soy, para Vos nací
¿Qué mandáis hacer de mí?

Y aquí lo tenéis hermosamente recitado:

Teresa dice, dadme Calvario o Tabor. Impresionante ¿no? llegar a poder decir eso. 

Espero vuestros comentarios. ¿Cuál es vuestra relación con la Cruz, estáis reconciliados con ella? Y para terminar esta oración a Jesús, pulsa aquí.

¡Hasta la próxima semana amigos!

Oración de la comunidad

Jesús tu nombre me sana

Jesús, repito tu dulce Nombre, tranquilamente, empiezo a descansar en Ti, confío en Ti. Jesús, Tu sabes que estoy lleno de preocupaciones. Respiro suavemente , repito tu dulce Nombre y pongo todo el peso de mis ansiedades en tu hombro divino. Y ahora apoyo mi rostro en tu regazo y me dejo acariciar por tu mano dulce que me da tanta seguridad. Oigo tu voz suave que me dice que nada tema que Tú estás aquí conmigo. Jesús, Jesús, Jesús...

¡Gracias! 217 personas oraron

12 comentarios

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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