Domingo 3 de octubre. “Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”.

Por Juan C. Martínez

Evangelio según San Marcos 10,2-16. 

Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?".
El les respondió: "¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?".
Ellos dijeron: "Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella".
Entonces Jesús les respondió: "Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes.
Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer.
Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre,
y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne.
Que el hombre no separe lo que Dios ha unido".
Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto.
El les dijo: "El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella;
y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio".
Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron.
Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: "Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos.
Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él".
Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.

Reflexión

 Los capciosos fariseos al preguntarle a Jesús sobre la “legalidad” del divorcio, lo hacían para trampearle, pues se habían auto-dotado de muchos preceptos basados en la ley (supuestamente) para generar unos suculentos y usureros negocios, llamados; matrimonios, divorcios, repudios, viudedades, mortandades y un largísimo etcétera de reglas, que regulaban la vida y tocaba la economía directa de los judíos de aquel tiempo y de la cual muchos picapleitos, rabís, escribas, sinagogas y el mismo templo de Jerusalem se beneficiaban.

Pero Jesús, que es Dios y les dio la Ley a través de Moisés, les desmonta la tienda.

Sí, Moisés permitió el divorcio es cierto, pero a causa de las presiones que recibió por parte de los obstinados judíos, que al final se salieron con la suya y comenzaron a modelar los nuevos preceptos (y los nuevos negocios).

Sé, y sabemos, que la pureza hoy en día no está de… “moda”, como no lo están ni el recato, ni la moderación, ni la limpieza de pensamiento.

Por el contrario, el mundo nos empuja a la lascivia más obscena, los excesos, la impudicia y a ver suciedad a todas horas, miremos donde miremos y lo que es peor, nos empuja a hacerlo sin que nos demos cuenta y lo aceptemos como algo “normal”… “chico es la moda”…

Pero la “moda”, la “tendencia”, la “influencia”, mueve al dinero y es ese el gran negocio de hoy, que se retroalimenta a través de la corrupción de las mentes a moverse por el impulso de lo inmediato, lo que me da placer, me conviene, me da una… “supuesta felicidad”, que no existe aquí.

Los modelos a seguir hoy son interminables; actrices y actores famosos que se casan y divorcian multitud de veces, así como estrellas del deporte y personajes de “actualidad” que se han convertido en los modelos de vida de muchas personas que andan más preocupadas por un grano en su nariz o una talla de menos, para seguir siendo deseable, no se sabe a quién, tal vez así misma.

En definitiva, el pecado campea a sus anchas y las mentes se deshacen como manteca.

Y ahí está la enseñanza del evangelio de hoy, “porque desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y varona (hombre y mujer).
Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre,
y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne”. Primer principio y concepto de unidad humana natural.

 “Que el hombre no separe lo que Dios ha unido". ¡PORQUE ES SAGRADO!

 El matrimonio es un Sacramento, es algo sagrado a los ojos de Dios y hemos jugado y seguimos jugando peligrosamente con las cosas que son Sagradas.

 Un hombre y una mujer se comprometen en Matrimonio, por amor, no por pasión, que es algo que la juventud confunde mucho hoy. La pasión se agota con el tiempo, pero el AMOR con mayúsculas debe permanecer por siempre, pues siempre debe estar en presencia de Dios. Y si no es así, ese es el mayor error y el mayor problema de lo que vemos y vivimos ahora desde largo.

"El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella;
y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio". Al pan, pan y al vino, vino.

Jesucristo fue muy claro y el que hace lo contrario peca a los ojos de Dios y se juega la perdición de su alma impura.

Recordemos que Jesús nos dice; “Mi Reino no es de este mundo”. 

De este mundo son las mundanidades pecaminosas de satanás, que se debe estar regocijando en su charca purulenta, ante el desgraciado y penoso espectáculo al que se dirige la humanidad en su global ignorancia o rechazo de lo más Sagrado.

Tristemente, también vemos como se induce a la perversión más abyecta de la inocencia infantil desde los sistemas educativos del poder terreno, otro negocio del trono de satanás.

El Reino de Dios pertenece a los que son puros como los niños. Nos lo dice Jesús.

Creo que el tema da para mucho, se podría escribir una interminable tesis sobre engaño, soberbia, envidia, ira, mentira… en fin, todo lo que se mueve alrededor del adulterio y la diabólica danza de un divorcio.

Ah! Y no dejéis nunca de hablar con vuestros cónyuges…absolutamente de todo, pues son la ayuda que os ha dado Dios para vivir y no un estorbo.

La convivencia no es fácil, la educación de los hijos tampoco, pero todo es cuestión de confianza mutua y sobre todo, FE en Dios.

¡Feliz domingo!