Sanación interior con San Juan de la Cruz y otros místicos

Descubre a través de grandes místicos y maestros espirituales un camino de sanación interior aplicable a los que vivimos en el mundo. La herida del Amor de Dios te sanará de tus heridas.

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Si te unes a nuestra comunidad recibirás cada sábado un texto de las obras de grandes místicos como San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, Santa Teresita del Niño Jesús, Edith Stein, Isabel de la Trinidad y muchos más y un comentario aplicable a tu vida espiritual

Descubrirás a  grandes maestros de oración, y grandes conocedores de las almas que te mostrarán como encontrar la paz  y la libertad interior. Te darás cuenta de que la mística es para todos, y sobre todos para los humildes, los pobres y los más heridos en su interior. Si te sientes herido, si crees que la sanación la encontrarás en Dios, y así lo sé yo por mi propia experiencia, te animo a que te unas a nuestra comunidad

"Pero la llaga del cauterio de amor no se puede curar con otra medicina, sino que el mismo  cauterio que la hace la cura, y el  mismo que la cura, curándola la hace; porque cada vez que toca el cauterio de amor en la llaga de amor, hace mayor llaga de amor , y así cura y sana más, por cuanto llaga más; porque el amante, cuanto más llagado está, más sano; y la cura que hace el amor es llagar y herir sobre lo llagado, hasta tanto que la llaga sea tan grande, que toda el alma venga a resolverse en llaga de amor. Y de esta manera ya toda cauterizada y hecha una llaga de amor, está toda sana en amor, porque está transformada en amor"    San Juan de la Cruz 

Concretamente, cada sábado recibirás:

  • Un texto de las obras de un santo místico.
  • Una reflexión sobre el texto.
  • Contenidos multimedia sobre la materia.

¡Conoce el Amor que sana todas tus heridas!


Oración de el retiro

Jesús tu nombre me sana

Jesús, repito tu dulce Nombre, tranquilamente, empiezo a descansar en Ti, confío en Ti. Jesús, Tu sabes que estoy lleno de preocupaciones. Respiro suavemente , repito tu dulce Nombre y pongo todo el peso de mis ansiedades en tu hombro divino. Y ahora apoyo mi rostro en tu regazo y me dejo acariciar por tu mano dulce que me da tanta seguridad. Oigo tu voz suave que me dice que nada tema que Tú estás aquí conmigo. Jesús, Jesús, Jesús...