Oremos juntos el Santo Rosario

1. Haga la “Señal de la Cruz” y rece el “Credo de los Apóstoles”.
2. Rece el “Padrenuestro”.
3. Rece tres “Avemarías”.
4. Rece el “Gloria”.
5. Anuncie el misterio, luego rece el “Padrenuestro”.
6. Rece diez “Avemarías” mientras medita sobre el misterio.
7. Rece un “Gloria”.
8. Rece la “Salve”.

La Presentación de Jesús en el templo

José y María llevaron al niño al Templo para presentarlo al Señor, como estaba prescrito en la Ley. Salió a su paso Simeón quien, tomando al niño en sus brazos bendijo a Dios diciendo: Ya puedo morir en paz, porque mis ojos han visto al Salvador que has presentado como luz para iluminar a todas las naciones. 

El Papa Francisco nos invita a:

La fe nos permite interpretar el sentido y la belleza misteriosa de lo que acontece. La libertad humana puede hacer su aporte inteligente hacia una evolución positiva, pero también puede agregar nuevos males, nuevas causas de sufrimiento y verdaderos retrocesos. Esto da lugar a la apasionante y dramática historia humana, capaz de convertirse en un despliegue de liberación, crecimiento, salvación y amor, o en un camino de decadencia y de mutua destrucción (79). Dios, que quiere actuar con nosotros y contar con nuestra cooperación, también es capaz de sacar algún bien de los males que nosotros realizamos, porque el Espíritu Santo posee una inventiva infinita. Él está presente en lo más íntimo de cada cosa sin condicionar la autonomía de su criatura, y esto también da lugar a la legítima autonomía de las realidades terrenas. Esa presencia divina, que asegura la permanencia y el desarrollo de cada ser, es la continuación de la acción creadora (80). Paz, justicia y conservación de la creación son tres temas absolutamente ligados, que no podrán apartarse para ser tratados individualmente so pena de caer nuevamente en el reduccionismo. Todo está relacionado, y todos los seres humanos estamos juntos como hermanos y hermanas en una maravillosa peregrinación, entrelazados por el amor que Dios tiene a cada una de sus criaturas y que nos une también, con tierno cariño, al hermano sol, a la hermana luna, al hermano río y a la madre tierra (92).