Día 3: Consagración a San José

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Elección que hizo Dios para ser el esposo de la Virgen María

Comenzamos este día con la oración inicial diaria:

+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 Oh queridísimo San José, me consagro en tu honor, y me doy enteramente a ti, para que tú siempre seas mi padre, mi protector y mi guía en el camino a la salvación. Obtén para mí una gran pureza de corazón y un amor ferviente a la vida interior. Siguiendo tu ejemplo, que todos mis actos sean para la gloria más grande de Dios, en unión con el divino corazón de Jesús y el corazón inmaculado de María.

Oh bendito San José, ora por mí, para que pueda compartir en la paz y alegría de tu santa muerte. Amén.

Meditación del día, San José te habla:

Hijo, recuerda siempre que mi humilde carpintería debe ser para ti lugar de descanso; en ella encontrarás la paz que tanto ansías en tu corazón, en ella te sentirás amado y protegido por mí, en ella encontrarás solución a todos tus problemas; siempre te estaré esperando para perfumar tu corazón del exquisito perfume que brota de las santas llagas del Mártir del Gólgota.

Hoy, quiero hablarte de la elección que Dios hizo para ser el esposo de la Virgen María; elección que me llevó a renunciar a mi propia voluntad, a aceptar con humildad los designios divinos, a considerarme indigno de esta gran misión. Pero los misterios de Dios son insondables e inescrutables; Él hace su obra, cuando el alma elegida es dócil a sus inspiraciones y se deja conducir por el eco paternal de su voz.

Acudí de inmediato, cuando fui llamado al templo; los sacerdotes pidieron a Dios como señal, que floreciera la vara seca en las manos de quién sería el esposo de la Santísima Virgen María. Porque para Dios no hay nada imposible, Él suele manifestar su poder y su gloria.

Este acontecimiento, en mi vida, marcó con un flechazo de amor mi corazón, desde aquel instante florecerían en mí las virtudes que necesitaba para mi desposorio con la Reina del cielo; mis planes ya no eran mis planes, primero estaba Dios, a Él debía serle fiel por toda la eternidad.

Esta meditación debe llevarte a una reflexión seria y profunda de si realmente estás haciendo la divina voluntad, si eres merecedor de recibir las gracias provenientes del Corazón puro y misericordioso del Señor, si eres dócil en dejarte pulir y tallar por el divino alfarero, si tienes fe y dejas que Dios realice en ti proezas.

Esta consagración cambiará tu historia personal, recibirás efluvios de gracias celestiales que te renovarán y te transformarán interiormente.

Canción para acompañar tu día

Oh Glorioso San José de Misión País


Te invitamos a realizar esta acción concreta en el transcurso del día:

Examina qué tan dispuesto estás para dejar a un lado tus propios planes y ambiciones y así, como San José, busques de manera silenciosa atender primero las necesidades de los demás.


Oración de la comunidad

Oración final diaria

¡Oh celestial José! Por el corazón de Jesús y el de María, por tu mismo corazón, te ruego que tomes un especial cuidado por la santificación de mi alma. Te pido que Tú mismo seas mi director, mi guía, mi padre y modelo en la vida espiritual, en el camino de la perfección, para que imitando tus virtudes obtengas mi felicidad eterna. Amén. + En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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Consagración total a San José

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