Evangelio según San Mateo 21,28-32.

Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
"¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: 'Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña'.
El respondió: 'No quiero'. Pero después se arrepintió y fue.
Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y este le respondió: 'Voy, Señor', pero no fue.
¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?". "El primero", le respondieron. Jesús les dijo: "Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios.
En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él".

Comentario del Evangelio

Isaac de Stella (¿-c. 1171), monje cisterciense
Sermón de Cuaresma (SC 207. Sermons II, Sermons 18-39, Cerf, 1974 ), trad. sc©evangelizo.org

Hermanos, es el momento para cada uno de nosotros, de salir del lugar de nuestro pecado. Salgamos de nuestra Babilonia para encontrarnos con Dios nuestro Salvador, como nos exhorta el profeta: “¡Prepárate a enfrentarte con tu Dios, Israel!” (Am 4,12). Salgamos del abismo de nuestro pecado y aceptemos partir hacia el Señor que ha asumido “una carne semejante a la del pecado” (Rom 8,3). Salgamos de la voluntad del pecado y vayamos a hacer penitencia por nuestros pecados. Entonces encontraremos a Cristo: él expió el pecado que no había en absoluto cometido. Él, que salva a los penitentes, nos acordará la salvación. Hace misericordia a los que se convierten (cf. Ecli 12,3).

Me dirán:... “¿Quién entonces por él mismo puede salir del pecado? En realidad el más grande pecado es el gusto del pecado, el deseo de pecar. ¡Sale de ese deseo,…odia el pecado y saldrás del pecado! Si odias el pecado, has encontrado a Cristo en dónde está. Al que odia el pecado…Cristo perdona la falta, en la espera de extirpar de raíz nuestros malos hábitos.

Ustedes dicen que mismo esto es mucho, que sin la gracia de Dios es imposible al hombre odiar su pecado y desear la justicia: “¡Den gracias al Señor por su misericordia y por sus maravillas a favor de los hombres!” (Sal 107 (106), 8)… ¡Oh Señor de mano poderosa, Jesús todo-poderoso, ven a liberar mi razón cautiva del demonio de la ignorancia y arrancar mi voluntad enferma de la peste de la concupiscencia! Libera mis capacidades con el fin que yo pueda actuar con fuerza, como los deseo de todo corazón.


    

Oración de la comunidad

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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