Gracia inefable
Extracto
Pero, ¡ay!, como lo había imaginado, mi dicha iba a desaparecer y a convertirse en amargura... El recuerdo de aquella gracia inefable que había recibido fue para mí, durante cuatro años, un verdadero sufrimiento del alma. Sólo volvería en encontrar mi dicha a los pies de Nuestra Señora de las Victorias, y entonces la recibí en toda su plenitud... Más adelante volveré a hablar de esta segunda gracia de la Santísima Virgen. Ahora quiero contarte, Madre mía, cómo mi dicha se convirtió en tristeza.
Manuscrito A Folio 30 v
Intención de Oración
Sólo por hoy, con la intercesión de Santa Teresita, confiemos nuestros sufrimientos y tristezas a nuestra Santa Madre, y acompañamos a la Santísima Virgen en sus dolores
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6