Evangelio según San Lucas 5,33-39.

En aquel tiempo, los escribas y los fariseos dijeron a Jesús: "Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben".
Jesús les contestó: "¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos?
Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar".
Les hizo además esta comparación: "Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo.
Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más.
¡A vino nuevo, odres nuevos!
Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: El añejo es mejor".

Comentario del Evangelio

San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Sermón 210, 5

Que "nuestras cinturas permanezcan ceñidas y nuestras lámparas encendidas"; seamos "como servidores que esperan a que su dueño vuelva de la boda " (Lc 12,35). No seamos como esos impíos que dicen: "Comamos y bebamos, que mañana moriremos" (1Co 15,32). Cuanto más incierto es el día de nuestra muerte, más dolorosas son las pruebas de esta vida; y debemos ayunar y rezar más, porque efectivamente, mañana moriremos.

"Dentro de poco, les decía el Señor a sus discípulos, ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver" (Jn 16,16). Ahora, es la hora sobre la que dijo: "Vosotros lloraréis y os lamentaréis mientras el mundo estará" (v. 20); esta vida es un tiempo lleno de pruebas, donde viajamos lejos de él. "Pero, añade, volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría" (v. 22).

Mientras tanto la esperanza que así nos da el que es fiel a sus promesas, no nos deja sin alegría, hasta que seamos colmados por la alegría superabundante del día en que “ seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es" (1Jn 3,2), y donde "nadie podrá quitarnos esta alegría"... "Una mujer que da a luz, dice nuestro Señor, está afligida porque ha llegado su hora. Pero cuando el niño nace, experimenta una gran alegría porque al mundo le ha nacido un hombre" (Jn 16,21). Esta alegría nadie podrá quitárnosla y con la que seremos colmados cuando pasemos de la concepción presente de la fe, a la luz eterna. Ayunemos pues ahora, y roguemos, ya que estamos en los días del alumbramiento.


    

Oración de la comunidad

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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