SER CORAZÓN DE LA IGLESIA
ORACIÓN DE LA COMUNIDAD
La vocación de una religiosa de clausura es el AMOR y su oficio la oración. Para orar hay que poner la cabeza y el corazón en el Señor. ¿Cómo hacerlo? Como nos enseña nuestra Madre Teresa de Jesús, como lo hizo nuestra hermana la Beata Inés con pocas palabras, con pocos pensamientos. Solamente hay que mirar la grandeza del Amor de Dios y descansar sabiendo que solo Él es grande.
Considerémonos humildes, que somos poca cosa, que estamos huecos pero que nuestro vacío es un recipiente que Dios puede llenar. Ésta ha sido nuestra elección; vivir en esta casa para que Dios colme nuestro ser de su Amor.
Que el Señor no permita que apartemos nuestros ojos de su grandeza y que nuestro ejemplo aliente a todos a llenarse de su Amor.