Evangelio según San Mateo 24,42-51.

Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa.
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.
¿Cuál es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento oportuno?
Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo.
Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.
Pero si es un mal servidor, que piensa: 'Mi señor tardará',
y se dedica a golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los borrachos,
su señor llegará el día y la hora menos pensada,
y lo castigará. Entonces él correrá la misma suerte que los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.

Comentario del Evangelio

San Teodoro el Estudita (759-826), monje en Constantinopla
Catequesis 16 (Les Grandes Catéchèses, Spiritualité Orientale n° 79, Bellefontaine, 2002), trad. sc©evangelizo.org

Estén atentos a mis palabras y escuchen mis humildes discursos. A todos ustedes digo y exhorto: “¡Elévense hacia Dios, desháganse de sus apegos a las pasiones!” He aquí lo que proclama el profeta: “Vengan, subamos a la montaña del Señor y a la casa de Jacob” (Is 2,3), es decir, a la impasibilidad. Con los ojos de nuestro intelecto, contemplemos la alegría que nos es reservada por las promesas celestes.

Hijos bien-amados: junten su ardor, tomen alas de fuego como las palomas. Según lo que está escrito, vuelen (Sal 54,7) y pasen a los rangos que están a la derecha (cf. Mt 25,33), que son los de la virtud. Reciban alegría y deseo espiritual y apasionado de Dios. Gusten la gran suavidad (cf. Apo 10,9-10) de su amor y, gracias a él, considerando todo como secundario, ¡pisoteen vanidad, deseo de la carne y cólera tenaz! (…)

¡Arremanguemos las mangas de nuestras túnicas, estemos alertas, con la mirada penetrante y el vuelo rápido para ese viaje que nos lleva de la tierra al cielo! Los viajeros podrán tener que sufrir, por cierto. Eso también les llega, como ven. Penan con duros trabajos, se fatigan, trabajan la tierra hasta perder soplo, les corre la transpiración, no tiene más fuerza, están hambrientos, sedientos. Uno pena arando, otro en trabajar la viña, otro a producir aceite, o a cocinar, construir, hacer el pan u ocuparse de la bodega. Cada uno en su lugar. Todos avanzan en la ruta de Dios, se aproximan a la gran ciudad. Con la muerte tendrán acceso a la indecible alegría de los bienes que Dios reserva a los que lo hayan amado. (…)

Podamos ser juzgados dignos del reino de Cristo, nuestro Dios, a quien es la gloria y la potencia con el Padre y el Santo Espíritu, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.


    

Oración de la comunidad

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

¡Gracias! 162 personas oraron

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

loader

Evangelio del día

Me inscribo