Evangelio según San Mateo 22,1-14.

Jesús habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:
El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo.
Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir.
De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: 'Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas'.
Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio;
y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron.
Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad.
Luego dijo a sus servidores: 'El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él.
Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren'.
Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.
Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta.
'Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?'. El otro permaneció en silencio.
Entonces el rey dijo a los guardias: 'Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes'.
Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos.

Comentario del Evangelio

San Antonio de Padua (1195-1231), franciscano, doctor de la Iglesia
Sermón del 20º domingo después de Pentecostés, (Une Parole évangélique, Franciscaines, 1995), trad. sc©evangelizo.org

Existen tres clases de bodas: las de unión, las de justificación, las de glorificación. Las primeras fueron celebradas en el Templo de la Virgen María. Las segundas son celebradas cada día en el templo del alma fiel. Las terceras se celebrarán en el templo de la gloria celeste.

Lo propio de las bodas es unir dos personas: el esposo y la esposa. Si dos familias son en desacuerdo entre ellas, el matrimonio habitualmente los une, porque alguien de un partido toma una mujer perteneciente a otro partido. Entre nosotros y Dios, había una gran discordia. Para eliminarla y restablecer la paz fue necesario que el Hijo de Dios tomara su esposa entre nuestra familia. Para poder celebrar el matrimonio, intervinieron mediadores y pacificadores. Lo pudieron obtener con oraciones insistentes y grandes penas. Finalmente, el mismo Padre dio su consentimiento y envió a su Hijo, que se unió a nuestra naturaleza en la cámara nupcial de la Virgen María. Así, el Padre “celebraba las bodas de su hijo” (Mt 22,2).

Lo mismo, las segundas bodas son celebradas cuando la gracia del Espíritu Santo sobreviene y el alma se convierte…El esposo del alma es la gracia del Espíritu Santo. Cuando con su inspiración interior él llama a la penitencia, todo llamado de los vicios queda sin efecto.

Las terceras bodas serán celebradas el día del juicio, cuando vendrá el esposo Jesucristo, del que está escrito: “Ya viene el esposo, salgan a su encuentro” (Mt 25,6). Él tomará a la Iglesia por esposa, como dice Juan en el Apocalipsis: “Ven que te mostraré a la novia, a la esposa del Cordero…, Jerusalén, que descendía del cielo, y venía de Dios,…con la gloria de Dios en ella” (cf. Apoc 21,9-11). La Iglesia de fieles desciende del cielo, donde está junto a Dios, ya que ella obtuvo de Dios que su morada fuera en el cielo. Por eso en el presente ella vive por la fe y esperanza, pero dentro de poco celebrará sus bodas con su esposo. “¡Felices los que han sido invitados al banquete de bodas de Cordero!” (Apoc 19,9).


    

Oración de la comunidad

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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