Día 2: ¡María es el rostro de la ternura y misericordia de Dios!
¡María es el rostro de la ternura y misericordia de Dios!
El ícono de Nuestra Señora de Częstochowa tiene cicatrices en el rostro de la Virgen María, las cuales simbolizan el misterio de la Cruz y el sufrimiento. Unas son de la pintura original, otras son cortadas, porque a través de los siglos la imagen ha sufrido varios atentados que le han dejado marcas, (en el cuello, en la cara y dos debajo del ojo derecho). Es un signo de que la Virgen de Częstochowa es Madre y Reina de las naciones sufrientes a lo largo de la historia.
Las mujeres en Jerusalén le pidieron a San Lucas que pintara a la Madre de Dios, para lo cual él utilizó la parte superior de una mesa hecha por Jesús en el taller de San José, y que la Virgen María se llevó consigo cuando se fue a vivir a la casa de San Juan, poco después de la resurrección de Jesús. Mientras San Lucas pintaba la imagen escuchaba atentamente los relatos de la Madre de Jesús acerca de la vida de su Hijo, lo que fue utilizado luego para escribir el Evangelio de San Lucas.
A los pies de la cruz, María escuchó a Jesús pronunciar: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.» – Lucas 23,34
En aquel momento, María se convirtió para todos nosotros en Madre del perdón. Ella misma fue capaz de perdonar a los que estaban matando a su Hijo inocente.
Meditación del Segundo Día
La Virgen María es una Madre verdadera, con el rostro marcado, una Madre que sufre porque toma realmente en su corazón los problemas de nuestra vida. Es una Madre cercana, que no nos pierde nunca de vista; es una Madre tierna, que nos lleva de la mano por el camino de cada día. – Papa Francisco, agosto 26, 2017
La Virgen María es invocada como Madre de la Iglesia, Madre de todos los hombres. Como todos somos Iglesia, la unidad de los cristianos es algo que humildemente nos atañe a todos; así que escuchemos atentamente las palabras de nuestra Madre. Al igual que los sirvientes de Caná, hagamos lo que Jesús nos indica.
Ninguna persona, ni nación alguna alcanzarán la perfección sin la gracia de Dios. Si queremos que María nos acompañe en el camino, busquemos perdonar a todos, no solamente a los que nos han hecho daño, sino también a los que no nos han hecho nada. ¿Quizás se olvidaron de sonreírnos y tratarnos amablemente? ¿No aceptan nuestras diferencias? ¿Quizás fueron un obstáculo en nuestros proyectos? Tal vez nunca contribuyen para nada, ¡pero estorban como siempre! Jamás tienen un detalle especial con nosotros. Desafortunadamente, tendemos a perdonar más fácilmente las grandes inmundicias que las pequeñas cosas. Somos prontos al perdonar una gran culpa. Sin embargo, debemos recordar que también se trata de perdonar y olvidar las pequeñeces, los "mosquitos" de la vida cotidiana.
El perdón a veces requiere un gran esfuerzo, humildad y olvido de uno mismo, pero también es un verdadero don de Dios que nos libera y nos enriquece.
Oremos
¡Milagrosísima Virgen de Czestochowa, Virgen María! Dios te creó como una mujer de paz y esperanza para el mundo. Intercede por nosotros para que podamos encontrar la paz en nuestro propio corazón al escuchar la palabra de Dios y vivirla.
- Un Padre Nuestro
- Un Ave María
- Un Gloria
Acción Concreta
Preguntémonos si hemos creado las condiciones para hacer que otros cometan errores o para que vivan situaciones críticas que afectan gravemente nuestro entorno. Si es así, seamos conscientes que esto exige de nosotros un camino de perdón y reconciliación. Por lo tanto, demos el primer paso para buscar un acuerdo, y sacar todo el rencor del corazón.
El mandamiento de amar al prójimo debe aplicarse a todos. No importa si creen o no, si nos aman o no. Todos tienen derecho a nuestro amor. Después de todo, vencemos a través del amor, no a través del odio. – Cardenal Wyszyński
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6