2da publicación. Rosa sintió la inspiración de entregarse a Dios

La diferencia que más caracteriza a los hombres, es el mayor o menor grado de atención, de interés, de amor, que prestamos a esa iluminación, a esa llamada primitiva, cuando recién despertamos a la vida de la inteligencia.

La luz vive en todos pero la dejamos apagar. Se necesita un esfuerzo para vivificarla y encenderla y es en este esfuerzo que principia la iniciación de las almas grandes. El esfuerzo, la energía para ver y conservar la palabra de Dios que hemos escuchado, es el heroísmo que inaugura un porvenir de grandeza o santidad en los hombres.

 Rosa de Santa María vio esa luz y su alma se encendió en sus resplandores. No olvidó, atendió, escuchó en silencio, fecundizó en la soledad la palabra de fuego de su Dios, y así fue como se presentó en la vida con la corona de rosas: con la aureola de los cielos.

Luego de leer sobre la vida de Santa Catalina de Siena, sintió de un modo más profunda su Amor a Dios.

Santa Rosa fue laica, específicamente Terciaria en la Orden de Santo Domingo, es decir, una mujer que se vestía con túnica blanca y manto negro, llevando una vida consagrada a Dios pero en su casa.

Durante toda su vida buscó imitar a la más famosa terciaria dominica, Santa Catalina de Siena, a quien consideraba su "madre" espiritual.

El Papa Pío XII, en su radiomensaje del 27 de octubre de 1940 para el Congreso Eucarístico en Arequipa, en el sur del Perú, dijo:

“¿No despuntó y se abrió en el jardín de Lima, cual flor primera de santidad de toda la América, cándida como azucena y purpúrea como rosa, la admirable Rosa de Santa María, que en el retiro y entre las espinas de la penitencia, emuló el ardor de una Catalina de Siena?”.

Rosa en su interior vive un dilema: por un lado siente vocación de religiosa contemplativa y, por otros, percibe la imperiosa llamada a realizar esta vocación en el interior de su familia, trabajando por el Reino de Dios desde fuera del convento.

Cierto día  al pasar por el convento del Rosario, se detuvo a hacer una oración, y en el fondo, con el objeto de consultar su inspiración ante la imagen de la Virgen del  Rosario, sobre la determinación que había tomado, ante estas dudas es que ese día mientras oraba ante la imagen de la Virgen pidiendo ayuda para decidir si entraba a un convento, sintió que no podía levantarse del suelo donde estaba arrodillada. Llamó a su hermano para que le ayudara pero él tampoco fue capaz de moverla de allí.

Entonces se dio cuenta de que la voluntad de Dios era otra y le dijo a la Virgen María:

"Oh Madre Celestial, si Dios no quiere que yo me vaya a un convento, desisto desde ahora de esa idea". Tan pronto pronunció estas palabras recuperó la movilidad y se pudo levantar.

Rosa en ese preciso momento en que se encomendó a la Santísima Virgen María experimentó en todo su ser el abandono en el Señor, tuvo confianza porque se entregó para que se cumpliera en ella el Plan de Dios.  

“Por intercesión de Santa Rosa de Lima, pidamos a la Virgen María que aun en medio de las dificultades y oscuridades de la vida mantengamos encendida la luz de la esperanza, la certeza de que Dios es nuestro Padre y nunca nos abandona”  Papa Francisco.

El Papa Inocencio IX dijo de esta santa un elogio admirable: "Probablemente no ha habido en América un misionero que con sus predicaciones haya logrado más conversiones que las que Rosa de Lima obtuvo con su oración y sus mortificaciones". Lo cual es mucho decir.

Propósito:

Meditar, a imitación de Rosa nuestra santita,  sobre lo siguiente:

Dios oye la oración. Cristo dijo: “Si algo pidierais en mi nombre, yo lo haré”. También dijo: “Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará”. Juan 14:14; 12:26.

Podría ser que nos propongámonos vivir conforme a su Palabra y de ese modo experimentar como se cumplen todas sus promesas en nuestras vidas. 

Oración de la comunidad

Ave María

Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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Conociendo a Rosa de Lima, primera santa americana.

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