Dios nos ha destinado a ser sus hijos

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Romanos 8, 28-39 

Dios me destinó a ser su hijo/a Desde que yo estaba en el vientre de mi mamá: 

• ¿Qué momentos importantes de mi vida recuerdo?

 • ¿Qué cosas buenas me sucedieron? 

• ¿Cómo era mi relación con los demás? 

• ¿Cómo era mi familia? 

• ¿Cómo era mi relación con Dios? 

¿Quién nos separará del amor de Cristo?, ¿las pruebas o la angustia, la persecución o el hambre, la falta de ropa, los peligros o la espada? En mi vida, en nuestra vida, hay muchas cosas que son difíciles y que nos estorban, nos traban para vivir: pruebas, angustias, miedos, hambre, injusticias, pobreza, dificultades familiares… Pero también voy a pensar que si Dios está conmigo, ¿quién me separará de su amor?

Oración de la comunidad

Preparación para los ejercicios “Vengan ustedes a un lugar tranquilo a descansar...” [Mc 6, 31]

1. Oración inicial: Dios es quien me invita a hacer estos Ejercicios Espirituales. El me llamó primero. Quiero que crezca nuestra amistad, por esto me dispongo a disfrutar de su presencia. Me dispongo, porque no es mi esfuerzo el que cuenta. Yo sólo me preparo y pongo los medios: silencio, tiempo, lugar. Intentaré entrar con paz y con mucho ánimo y deseo de que me transforme para yo colaborar en la construcción de su Reino. 2. Gracia pedir: ¡Señor, enséñame a orar! Dame facilidad para hacer la oración y para encontrar los medios que mejor me ayuden a orar bien. No se trata de saber rezar, sino de diálogo consciente con el Señor. No olvides poner todo lo que está de tu parte para esta cita: un lugar apropiado, silencio y tiempo oportuno. 3. Puntos para la oración: Primer día: Oseas 2, 16 y 21 • Pienso que Dios está presente y esto me lo dice a mí. • Luego de sentir y agradecer la presencia de Dios, me fijo en cada palabra: en lo que quiere decir, en lo importante que es para mí, para mi vida. • Pienso: ¿por qué Dios me lo está diciendo a mí?, ¿hay cosas en mi vida que estoy viviendo ahora o que antes me sucedieron y por las que necesito que Dios me conquiste de nuevo?, ¿cuáles pueden ser esas cosas? • Para saber la respuesta, pienso en mi situación en este tiempo: ¿cómo estoy viviendo mi vida?, ¿cómo estoy viviendo con mi familia y mi comunidad?, ¿cómo es mi relación con Dios?, ¿cuáles son los problemas más fuertes que tengo? • Siento en el corazón, que Dios no me habla de castigo, sino de algo muy bueno: de conquistarme, de hablarme de amor, de desposarme para siempre... Luego de sentir en el corazón todo esto, le doy gracias a Dios porque es así y porque me propone algo tan bonito para mi vida y lo que me dice me consuela mucho. Termino con una Ave María pidiendo a María que me ayude a mantenerme en la presencia amorosa de Dios que me quiere reconquistar.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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Ejercicios Espirituales en la vida cotidiana

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