Evangelio según San Mateo 13,31-35.

Jesús propuso a la gente otra parábola:
"El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo.
En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas".
Después les dijo esta otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa".
Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas,
para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo.

Comentario del Evangelio

San Claudio de la Colombière (1641-1682), jesuita
Diario espiritual (Écrits spirituels, Christus n° 9, DDB, 1982), trad. sc©evangelizo.org

La gracia de Dios es una semilla que no hay que sofocar, que tampoco hay que exponer mucho. Se debe alimentar en el corazón sin demasiado mostrarla delante de los hombres.

De dos tipos de gracia, aparentemente pequeñas, dependen nuestra perfección y salvación. Primer gracia, una luz que nos hace descubrir una verdad. Tenemos que recogerla con cuidado y velar a que no se apague por nuestra falta, servirnos de ella como regla para nuestras acciones y ver a dónde nos conduce. Segunda gracia, un movimiento que nos lleva a realizar una acción de virtud en ciertas ocasiones. Tenemos que ser fieles a esos movimientos, porque esa fidelidad puede ser el centro de nuestra felicidad.

Dios nos puede inspirar una mortificación en ciertas circunstancias. Si escuchamos su voz, quizás producirá en nosotros grandes frutos y santidad. En cambio, despreciar esta pequeña gracia puede tener funestas consecuencias, como ha ocurrido a ciertos favorecidos por ella, que cayeron en desgracia por no haberla ayudado.


    

Oración de la comunidad

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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