Evangelio según San Mateo 12,46-50.

Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él.
Alguien le dijo: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte".
Jesús le respondió: "¿Quién es mí madre y quiénes son mis hermanos?".
Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: "Estos son mi madre y mis hermanos.
Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre".

Comentario del Evangelio

San Maximiliano Mª Kolbe (1894-1941), franciscano, mártir
Conferencia del 21 de enero de 1939 (Entretiens spirituels inédits, Lethielleux, 1974), trad. sc©evangelizo.org

La perfección se encuentra en la santificación de nuestra alma y de cada alma. No se realiza a lo largo de los años sino a cada instante. Cada momento que tenemos delante de nosotros, no vuelve. Si fue bien vivido, puede contar para la eternidad. Esta es la verdad…

Entre nuestras manos, cada instante “es”, pero frecuentemente lo olvidamos. Nos preocupamos de lo que puede llegar, lo que uno u otro pensará o la pena tendremos... ¡Qué lástima! El pensamiento más enriquecedor es que sólo el momento presente es nuestro. Vivimos plenamente el momento presente si hacemos la voluntad de Dios. Para que todos esos instantes sean plenamente vividos, es necesario que la Inmaculada los viva en nuestro lugar. Nos damos a ella para poder aprovechar todos esos momentos, para que sea ella que piensa y actúa en nosotros.

El valor del momento presente no depende de lo que hacemos o de la manera como actuamos, sino del hecho que trabajemos por amor a Dios o por amor a nosotros mismos. Es necesario santificarnos cada momento presente, no sabemos si el instante siguiente será nuestro. Es ahora que es necesario santificarnos, no sabemos si la tarde será nuestra. Mejor cumplimos nuestro deber de estado, más damos gloria a Dios y más cumplimos la voluntad de la Inmaculada.

Este momento presente es precioso y hay que recordar seguido que en él debemos santificarnos. Cuando nuestra alma quiere santificar cada instante, ella comienza a descubrir un mundo nuevo, un tesoro de pensamientos y perfecciones.


    

Oración de la comunidad

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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