Evangelio según San Mateo 11,20-24.

Jesús comenzó a recriminar a aquellas ciudades donde había realizado más milagros, porque no se habían convertido.
"¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza.
Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. Porque si los milagros realizados en ti se hubieran hecho en Sodoma, esa ciudad aún existiría.
Yo les aseguro que, en el día del Juicio, la tierra de Sodoma será tratada menos rigurosamente que tú".

Comentario del Evangelio

San Pablo VI, papa 1963-1978
Constitución apostólica « Paenitemini » del 18/02/1966

Cristo, que durante su vida hizo siempre lo que enseñaba, pasó cuarenta días y cuarenta noches en ayuno y oración antes de comenzar su ministerio. Inauguró su misión pública con este gozoso mensaje: «El Reino de Dios está cerca» y añadiendo seguidamente este mandamiento: «Convertíos y creed la Buena Noticia» (Mc 1,15). Es toda la vida cristina que se encuentra, en cierta manera, resumida en estas palabras. No se puede llegar al Reino anunciado por Cristo más que a través de la « metanoia », es decir, por el cambio y renovación íntima y total del hombre entero... La invitación que nos hace el Hijo de Dios de la metanoia nos obliga tanto más porque él no sólo la predicó, sino que él mismo se ofreció como ejemplo. En efecto, Cristo es el modelo supremo de los penitentes. Él quiso sufrir no por sus pecados sino por los de los demás.

Cuando un hombre se pone delante de Cristo queda iluminado con una luz nueva: reconoce la santidad de Dios y la gravedad de su pecado. Por la palabra de Cristo se le transmite el mensaje que le invita a la conversión y le concede el perdón de los pecados. Estos dones los recibe en plenitud en el bautismo, el cual le configura con la pasión, la muerte y la resurrección del Señor. A partir del bautismo, toda la vida del bautizado está situada bajo el signo de este misterio. Todo cristiano debe pues, seguir al Maestro renunciando a sí mismo, llevando su cruz y participando en los sufrimientos de Cristo. Así, transfigurado a imagen de su muerte, se hace capaz de meditar la gloria de la Resurrección. Seguirá al Maestro viviendo ya no para él, sino para Aquel que le ha amado y se ha entregado por él (Ga 2,20), y viviendo también para sus hermanos, completando «en su carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo sufriendo por su Cuerpo que es la Iglesia» (Col 1,24).


    

Oración de la comunidad

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

¡Gracias! 140 personas oraron

4 comentarios

"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

loader

Evangelio del día

Me inscribo