Evangelio según San Mateo 10,16-23.

Jesús dijo a sus apóstoles:
"Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas.
Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas.
A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos.
Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento,
porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.
El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir.
Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará.
Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, y si los persiguen en esta, huyan a una tercera. Les aseguro que no acabarán de recorrer las ciudades de Israel, antes de que llegue el Hijo del hombre."

Comentario del Evangelio

Beato Columba Marmion (1858-1923), abad
Los “instrumentos de las buenas obras” (Le Christ Idéal du Moine, DDB, 1936), trad. sc©evangelizo.org

La perseverancia es la virtud que consuma y corona las otras virtudes. (…) La fidelidad cotidiana es el medio que nos es dado para que podamos contar con ese don infinitamente precioso, don por excelencia. El objeto de la virtud de la perseverancia es que llevemos bien y a término la gran obra de nuestra vida y cada obra que comenzamos por Dios.

Santo Tomás une esta virtud a la virtud de fuerza. Con mucha razón. ¿Qué es la fuerza? Es una disposición de firmeza que inclina el alma a no abandonar el bien y soportar valientemente todos los males, mismo los peores y continuos. La fuerza hace endurar el martirio. (…)

En la espera que brillen los esplendores de la luz eterna a nuestra mirada purificada, digamos frecuentemente esta oración de la Iglesia (…): “O Dios que en su amor restaura la belleza de la inocencia, atraiga los corazones de sus servidores. Que el ardor del amor que hace nacer en ellos su Espíritu, los vuelva estables en la fe y fieles para practicar su Ley”.


    

Oración de la comunidad

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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