Si dejas todo atrás, ¿Qué tienes delante?

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En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: «Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá.»

Jesús lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que con sólo tocarle el manto se curaría.
Jesús se volvió y, al verla, le dijo: «¡Ánimo, hija! Tu fe te ha curado.» Y en aquel momento quedó curada la mujer.

Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: «¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida.»
Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por toda aquella comarca.

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     La fe, que como Cristianos tenemos, tiene una particularidad especial: Nos invita a actuar y a darle vida en nuestra vida.

     Podemos decir que creemos en Dios, pero al mismo tiempo vivir vidas dónde esa fe no se manifieste. La fe es nuestra fortaleza, nuestro sostén y es nuestro motor. Andamos por fe, no por vista. Pero ¿Hacia donde andamos?

     Ahora bien, no se trata de tener fe en la fe, es decir, en el creer equivocadamente que si tengo fe en que algo va a ocurrir, entonces por creerlo va a suceder. 

La fe es algo más complejo, la fe es una especie de camino qué conduce a cada paso a una santidad mayor; 

     Pero ese camino es comparable a un sendero que busca la cima de la montaña más alta. Todos empezamos en la base, un lugar amplio dónde usted muy probablemente fija su primer campamento para prepararse, tiene ahí muchas cosas, herramientas, víveres, dotación, comodidad y sobretodo muchas expectativas de llegar a la cima. Sin embargo, cada vez que asciende por la falda de la montaña, su comodidad disminuye, debe ir dejando atrás todo aquello que no sea necesario y que le representa peso o lastre para lograr su meta. De igual forma algunos amigos también irán quedando atrás.

     Cuando llega al último campamento base, muy posiblemente solo tiene consigo su morral, su aliento y sus esperanzas. Cabe aclarar que en el camino a la santidad no tenemos Sherpas disponibles. 

     Ahora imagine esos últimos metros antes de la cima; pasos cada vez más lentos, vientos más fuertes, ausencia de oxígeno, cansancio, edemas, frío extremo y cadáveres de otros que iniciaron igual que usted.

     Ahora, mientras va dando cada paso, pregúntese: ¿Qué es lo único que tiene en mente?¿Piensa en autos, casas, fiestas, gastos, el día de mañana? Muy seguramente no.

     He ahí la fe, la verdadera fe: Creer que logrará llegar, creer que verá a Dios y qué más nada importa, que la cima de su vida es Él, que todo cuánto puede usted creer que es una necesidad vital para su existencia, es simplemente nieve que se interpone entre usted y la cima.

     Carísimos en Cristo, el fundamento de la fe no es recibir milagros que hagan más cómoda nuestra vida, no es creer que veremos todos los sueños hechos realidad, eso dependerá de la factibilidad de los mismos y de la voluntad de Dios.

     Piense en lo siguiente: ¿Usa usted la fe para procurarse una vida más cómoda, o precisamente por la fe es que cada día su vida es más incómoda? La respuesta a esa pregunta le dirá si va buscando la cima o por el contrario alejándose de la misma.

     Ahora bien, la mujer que tocó el borde del manto ¿Qué buscaba?. El hombre con si hija fallecida, ¿Qué buscaba? Los milagros de nuestro Señor Jesucristo nos hablan de su poder, de su soberanía para aún decir a los vientos que hacer, pero: 

Podemos buscar su poder o buscarlo a El.

Oración de la comunidad

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo su único Hijo Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, todopoderoso. Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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