Evangelio según San Mateo 9,32-38.

En cuanto se fueron los ciegos, le presentaron a un mudo que estaba endemoniado.
El demonio fue expulsado y el mudo comenzó a hablar. La multitud, admirada, comentaba: "Jamás se vio nada igual en Israel".
Pero los fariseos decían: "El expulsa a los demonios por obra del Príncipe de los demonios".
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias.
Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos.
Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha."

Comentario del Evangelio

Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897), carmelita descalza, doctora de la Iglesia
Carta 135

Un día en el que pensaba qué podía hacer yo para salvar almas, una frase del Evangelio me dio una viva luz. En otro tiempo Jesús dijo a sus discípulos enseñándoles los campos de trigo ya maduro: «Alzad vuestros ojos y ved los campos, que blanquean ya para la siega». (Jn 4,35), y un poco más adelante: «En verdad, la mies es abundante pero el número de trabajadores es pequeño; pedid pues al señor de la mies que le mande trabajadores». ¡Qué misterio! ¿Acaso Jesús no es todopoderoso? ¿Las criaturas no son de quien las ha hecho? Entonces ¿por qué Jesús dice: «pedid, pues, al señor de la mies que le mande trabajadores»? ¿Por qué?

¡Ah! Es que Jesús nos tiene un amor tan incomprensible que quiere que tomemos parte con Él en la salvación de las almas. No quiere hacer nada sin nosotros. El creador del universo espera la oración de una pobre y pequeñita alma para salvar a las demás almas rescatadas, como ella, al precio de toda su sangre. Nuestra vocación no es ir a segar en los campos de trigo maduro. Jesús no nos dice: «Bajad los ojos, mirad los campos e id a segarlos». Nuestra misión [como carmelitas] es todavía más sublime. Estas son las palabras de nuestro Jesús: «¡Levantad los ojos y mirad. Mirad cómo en mi cielo hay lugares vacíos, os toca a vosotras el llenarlos; vosotras sois mis Moisés orando sobre el monte (Ex 17,8s). Pedirme obreros y yo os los enviaré, no espero otra cosa que una plegaria, un suspiro de vuestro corazón!»


    

Oración de la comunidad

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6

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