Día 6: El Padre Pío ante el sufrimiento
El Padre Pío ante el sufrimiento
Supo desde temprana edad que su camino era el de la Cruz y lo aceptó con valor y fe. Por más de 50 años experimentó los sufrimientos del alma. Y por 50 años soportó serenamente los dolores físicos de sus llagas que sangraban incesantemente.
Las de sus manos y pies tenían más de 2 cms. de diámetro, lo suficiente para poder introducir el pulgar en ellas. La herida del costado era de 7 cms. por 5 cms. con la forma de una cruz invertida, perforado todos los tejidos y llegando hasta el corazón. La cantidad de sangre derramada al día equivalía a un pocillo de café.
También tenía un estigma de 10 cms. en el hombro derecho y era la más dolorosa de todas, pues es la que refleja el peso de la Cruz con todos los pecados del mundo.
Durante la Misa y la Cuaresma sus sufrimientos eran mucho más intensos. Experimentaba la agonía y muerte de Jesús en su propio cuerpo, en cada Santa Misa que celebraba. Todo cuanto decía en oración se reflejaba en su rostro, dolor, alegría, extasis, sufrimiento extremo durante la Consagración. El vivi
«Bendice el Señor por el sufrimiento y acepta beber el cáliz de Getsemaní.» Padre Pío de Pietrelcina
También sufrió persecuciones ante las dudas y acusaciones injustificadas; incluso tuvo restricciones en su servicio sacerdotal. Todo lo aceptó confiando en la voluntad de Dios.
Meditación del sexto día
La fe del Padre Pío le permitió siempre aceptar la voluntad inexplicable de Dios. Sabía que podía salvar muchas almas con su sufrimiento. LLevaba a los pecadores en su corazón y sufría mucho por la conversión de los pecadores.
«El sufrimiento soportado cristianamente es la condición que Dios, autor de todas las gracias y de todos los dones que conducen a la salvación, ha establecido para concedernos la gloria.» – Padre Pío de Pietrelcina
Oración por la Santidad
Amadísimo Padre San Pío de Pietrelcina,
tú que llevaste en tu cuerpo los estigmas de Jesucristo.
Tú que también cargaste la Cruz por todos nosotros,
soportando sufrimientos físicos y morales
con los que te flagelaron alma y cuerpo,
en un doloroso martirio.
Te rogamos, intercedas ante Dios Todopoderoso
para que nosotros aceptemos las Cruces de la vida,
transformando cada uno de nuestros sufrimientos
en un vínculo seguro que nos ata a la Vida Eterna.
¡Amén!
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"Que sus conversaciones sean siempre agradables y oportunas, a fin de que sepan responder a cada uno como es debido". Colosenses 4:6